sábado, 25 de junio de 2016

La hipocresía se extiende sin límites


         


 


"En un principio, el jazz se tocaba por las calles y los músicos pasaban hambre por su música. Vivían su vida tal como los músicos del blues recorrían el país, vivían sus canciones y cantaban su vida. Pero ahora resulta que, con el tiempo, el jazz se ha convertido en una música establecida, al igual que la música clásica, y ha terminado siendo la música del establishment. Así, por ejemplo, los organizadores del Festival de Jazz de Berlín trajeron a los artistas del otro lado del Atlántico a costas de la compañía aérea Pan American y de la organización estatal norteamericana United States Travel Service. Es de suponer que esta misma organización se negaría rotundamente a transportar a conjuntos como los fugs, Mothers of Invention o Country Joe and the Fish.





 Un comportamiento así no resulta nuevo. Ya en 1921, varios hombres de empresa          norteamericanos crearon un organismo de autocensura, con el fin de protegerse          ante las obscenidades del jazz y del blues. Así, en el artículo 26 de la Ley de                    Radiodifusión de los Estados Unidos, aprobada en 1927, se dice entre otras cosas: "Ninguna persona dentro de la jurisdicción de los Estados Unidos está autorizada difundir por radio un lenguaje callejero, obsceno o indecoroso".



La consecuencia de esta ley fue que muy pronto el jazz auténtico del "mensaje pirófago" (Mezz  Mezzrow) fuera sustituido por las formas comercialmente aprovechables del ; y de las orquestas de baile de Paul Whiteman (quien en 1922 ganó más de un millón de dolares  con sus 28 orquestas que actuaban simultáneamente bajo el mismo nombre).

                                                                            (El mundo de la música Pop)

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