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sábado, 5 de julio de 2025

DOG SOLDIER – Dog soldier (1975)

 


Mel Simpson…………………...….Voz y teclados

Keef Hartley…………………………Batería

Miller Anderson…………..……..Voz principal y guitarra

Derek Griffiths…………………...Voz y guitarra

Paul Bliss……………………………..Bajo y voz


1ª Cara:

- Pillar to Post

- Several people

- You are my Spark

- Long and lonely night

2ª Cara:

- Giving as good as you get

- Thieves and robbers

- Stranger in my own time

- Looks like rain


El alma mater de la agrupación Keef Hartley band echó la persiana en 1972 con el álbum Seventy-second brave, pero poco después volvieron a abrirla en 1974. Miller y Keef miembros de toda la vida, únicos en permanecer desde los inicios, pensaron que no se podía pasar página del todo y se reinventaron para dar vida a una nueva criatura indígena de América del Norte. Continuando con la temática de los indios americanos decidieron llamarse DOG SOLDIER, una denominación que se le daba históricamente a una sociedad militar de la tribu Cheyenne; desempeñó un papel dominante en la resistencia contra los colonos que llegaban del este en la zona que actualmente ocupa Kansas, Nebraska, Colorado y Wyoming. Su máxima era: “No es bueno envejecer; es mejor luchar con valentía en la batalla y morir joven”.De ahí la portada un tanto extraña del soldado Cheyenne cabalgando sentado sobre un caza supersónico.


A parte de ellos dos consiguieron sumar a sus filas a Derek Griffiths que ya tocó junto a Hartley y Anderson en ARTWOODS, una banda liderada por el hermano de Ronnie Wood antes de unirse a la Keef Hartley Band. También entraron Paul Bliss, músico curtido en bajo y teclados en muchos grupos, que grabó el único testimonio de esta formación y participó en la posterior gira. Y por último Mel Simpson, músico competente que más adelante se ocuparía de producciones además de grabar álbumes en solitario.

Al Teller, jefe de United Artist, interesado por el bagaje de Keef Hartley al que seguía de cerca en el mundo del rock viajó hasta Londres para saber que estaba tramando. Es así como escuchó el nuevo proyecto musical quedando muy impresionado. No tardó en ficharlos y así es como llegarían a grabar el solitario álbum. Eran una extensión de la Keef Hartley Band (KHB), pero no iban a sonar igual, puesto que sufrirían presiones por parte de la compañía para que abandonasen el Blues rock que venían realizando. Muy a pesar por parte de todos los componentes cederían al chantaje y eso queda reflejado en el vinilo.

Queda prácticamente descartado el sonido blues, así como los arreglos de viento que eran marca de la casa en la KHB y aquí brillan por su ausencia. Pasan a realizar un hard rock de tintes suaves difícil de encasillar, con muchas influencias, de hecho el disco es un conglomerado de canciones en las que han participado escribiendo todos los miembros en mas o menos cuantía, una mezcla ecléctica, con composiciones que incluyen elementos que tocan muchos estilos, cuya labor está construida sobre una atmósfera y un sonido que se podría atribuir a gente como la Grad Funk Railroad ó Journey setenteros. Aun así se puede decir que es un buen álbum, muy solido, que encierra grandes momentos y que merece la pena escuchar. La crítica musical en general ha cargado contra él, considerándolo un subproducto de baja calidad tal vez por comparación con el pasado……. y es que la sombra de la Keef Hartley band es alargada.

El comienzo con la batería en solitario tal vez se pueda entender como un mensaje donde insinúen, quien continúa al frente por mucho que el nombre de la banda haya cambiado; Pillar de post es una pieza clásica que nos sumerge con un riff rítmico de férreo hard a cargo de las guitarras que luego aumenta su dureza y complejidad con el sólo wah wah de Anderson. Hartley nos bombardea con el bombo más de lo usual, creando entre todos una de las composiciones más pesadas del álbum, en la que sorprende la introducción de sonidos de sintetizador, algo que años atrás parecía inaudito, una presentación que podría indicar por donde va la senda de este homónimo trabajo……. pero no es así. Con un ritmo agitado pero suave arranca Several people, comercial en su estructura con un estribillo muy marcado, nos ofrece coros melódicos y una sección de corte jazzístico en el nudo de la canción con una veloz guitarra de Anderson creando un paisaje más abierto que finaliza conduciéndonos de vuelta al fraseo dominante.

De nuevo la guitarra rítmica nos ofrece unos riffs que se repetirán como parte principal de You are my spark, generando una composición sólida y atractiva a la vez que dinámica con varios giros donde observaremos juegos de guitarra cargados de efectos resolutivos de tendencia progresiva en las manos de Anderson, un solo duro donde hace vibrar las cuerdas. Nuevamente aparecerán coros melódicos arropando a su modulada voz, la cual trabaja y ofrece mucho brillo con gran profesionalidad durante todo el álbum. Long and lonely night es el corte tranquilo para cerrar el lado A, uno de los mejores trabajos vocales, muy melódico con los coros del resto. Accesible, tierno y cálido, nos ofrecen la cara más sensible de la banda. La guitarra se muestra efectista y acompañando al eterno Hammond volvemos a escuchar sintetizadores.

Dando la vuelta al vinilo quizá entramos en un fase más insustancial pero no exenta de calidad, algo más anodina, salvo al final…..pero con Giving as good as you get nos vuelven a mostrar su punto más comercial con una pieza accesible, sencilla y directa. Pegadiza desde el inicio, cumple con su función, nos enganchan con un armonioso y minimalista solo de sintetizador, la rareza de la composición junto a algún elemento delay de la guitarra.

Thieves and robbers con arranque de batería nuevamente, ofrece un esforzado trabajo vocal de Anderson en una seudo-continuación del anterior corte, donde la guitarra parece hablarnos a través del solo.

¿Restos de blues?…….Todavía arrastran su pasado blues. Es lo único que encontraremos en Strangers in my own time, diferente a todo lo que le acompaña en el álbum. La voz sin duda es lo más valioso, también los arreglos de piano que no se prodigan y menos aún los de metales que se observan aquí. Mejora en profundidad al avanzar y gana enteros en calidad.


Queda como colofón el track más extenso de todos, que con más de 11 minutos nos ofrecen para mi gusto la mejor composición, ya no por que sea la más completa sino por que es donde más arriesgan con su estructura. Looks like rain es la más progresiva sin duda con momentos espectaculares en los que parece que la creatividad de todos los miembros se deja llevar por la atmósfera que crean. Se divide en secciones que se dividen bruscamente, la guitarra rítmica nos sacude un grave riff que al oirlo no puedo pensar sino en el In-a-gadda-da-vida de los IRON BUTTERFLY y que aparcado por un rato aparecerá de nuevo al final. Entran en una 2º fase extraña con los instrumentos dormidos y que poco a poco se van activando en una atmósfera que no descifra los siguientes pasos a seguir. La experimentación y la innovación hacen acto de presencia, sorprendente, la instrumentación se enriquece, las guitarras y el bajo trabajan con posiciones obsesivas generando caos entre efectos, desembocando entre ecos y delays en la 3ª fase con el riff inicial de regreso. Este se repite en bucle varios minutos y deriva en la 4º y última fase, la más abierta, espacial y onírica que se encarga del cierre con una melodía que va surgiendo desde el fondo cada vez más compleja con teclado y guitarra en libertad, trasteando y creando mini-improvisaciones hasta alcanzar el climax con todos los instrumentos “a una” alineados con el susodicho riff. Fragmento que no tiene nada que ver con el resto de temas.

El ambiente que rodeó a la nueva banda a la que había marcado tanto el pasado, junto con las fuertes diferencias existentes con la discográfica no fueron el mejor caldo de cultivo para forjar un futuro estable. Tras una gira de presentación por EEUU, los integrantes principales pensaron que aquello no podía continuar, trabajar en contra de sus principios no era la mejor opción, por tanto se dio por terminado el experimento. Creo que puede que fuera lo mejor que podía suceder, el disco deja entrever que aunque reúne mucho talento, la senda a seguir no está clara, no hay un propósito definido, un estilo marcado. De haber continuado estirando el engendro intentando reflotar viejos laureles, es muy posible que hubiera enfangado el exitoso currículum de Keef Hartley y Miller Anderson. 






viernes, 20 de junio de 2025

FM – Black noise (1977)

 


Cameron Hawkins…………………………………..….Voz principal, piano, sintetizadores y bajo

Martin Deller……………………………………..……...Batería, percusión, sintetizadores

Nash the slash (Jeff Plewman)…………..……..Violín y mandolina eléctricos, voz, efectos y glockenspiel


1ª Cara:

- Phasors on the stun

- One o’clock tomorrow

- Hours

- Journey

- Dialing for Dharma

2ª Cara:

- Slaughter in robot village

- Aldebarán

- Black noise


Pequeña criatura de tres patas que surge en Toronto en 1976, en principio eran solo dos miembros, pero poco después y a regañadientes por parte de Nash the slash (apodo por el que se le conocerá ya de aquí en adelante durante toda su vida), se les unió el batería Martin Deller. No era el mejor momento para el bautizo de una banda de rock progresivo, pero bueno, era peor en el viejo continente, tal vez no se puede decir lo mismo al otro lado del mundo en el continente americano, y menos en Canadá. No confundir con la banda británica de mismo nombre que realiza hard rock.

Su rock progresivo siempre ha sido incluido dentro de la parcela del space rock y además sus letras están dominadas por la temática de la ciencia ficción, nada que objetar. La música muestra una abundancia absoluta de sintetizadores de nueva generación, pero no encontraremos ninguna guitarra, lo más parecido será el bajo. Después de escucharlo un par de veces me convenzo de que hay que catalogarlo dentro ya de la segunda generación del progresivo, lo que se dio en llamar neoprogresivo donde sus cabezas visibles siempre han sido sociedades como Marillion ó IQ. La manera de trabajar los teclados y estos mismos en sí son pertenecientes ya a esa era, el hammond queda ya como representación del genuino movimiento en su nacimiento, y aquí en Black noise eso ha desaparecido por completo, con incorporación de nuevos sonidos.

La primera aparición de FM fue en la TV de Ontario que grabó una actuación en estudio para el programa Night Musical Concert, media hora sin cortes donde presentaron 3 temas que más adelante estarían incluidos en este álbum. En la emisión también hubo espacio para incluir una biografía del grupo aunque no tuvo mucho sentido esa aportación. Su verdadera presentación pública tuvo lugar en 1976 en la galería de arte A Space (como anillo al dedo) de Toronto, poco después de la emisión televisiva. Al año siguiente se incorpora el batería y se cierra el círculo. Al poco tiempo contactan con CBC para poder registrar su primer trabajo. Lo llevan a cabo, pero cual es la sorpresa, que CBC decide vender el álbum solo por correo, nada de tiendas, anunciando su disponibilidad durante varios programas de radio. Solo se imprimirían 500 copias, que fueron suficientes. La portada no corresponde con la incluida aquí, ya que esta no es la original, se trata de una que se utilizó para siguientes reediciones una vez salieron del sello CBC.


Nash the Slash que ya le había costado admitir la inclusión de batería en la música, no soportó de nuevo otro revés con la distribución de Black Noise, y decidió marcharse en busca de su espacio, era un tipo que abogaba más por la vanguardia, y no era suficiente para él. Su puesto sería cubierto por Ben Mink, FM seguía adelante, los álbumes fueron apareciendo tras obtener un buen contrato con Visa Records (EEUU) y Passport records (Canadá). Llegado 1983 Ben abandonó y lo que son ironías de la vida, Nash the Slash propuso una gira con FM uniéndose a la banda nuevamente y llegando a publicar en 1985 nuevo disco. Ya en el siglo XXI, concretamente en 2015 publicarán con el nombre de FM nuevo trabajo, 28 años después, donde solo queda Cameron Hawkins de la formación primigenia.


El disco es una obra bastante solida, con un sonido original que me recuerda enormemente a bandas que surgen a finales de los ochenta y principios de los noventa en la disciplina del neo-progresivo. Si a esto le sumamos temas en los que se incluye la voz, con ese timbre, no puedo más que pensar en una agrupación belga del cual tengo un CD, puesto que entonces era imposible conseguirlo en vinilo, no fabricaban, y cuya duración fue muy corta tal vez 4 ó 5 años, se llamaban NOW y con una calidad excelsa. El álbum se titula Spheres.


En Black noise vamos a encontrar composiciones cantadas y otras simplemente son instrumentales, pero la verdad es que todas mantienen un buen nivel musical. Obviamente los sintetizadores se apoderan de ellos, con gran ejecución y mucha versatilidad a la hora de incluir efectos y nuevos sonidos. Muy variado para nada cansa, y además apuestan por otros instrumentos menos escuchados como violín eléctrico y una mandolina eléctrica también. Cierto es que en alguna ocasión echaremos de menos el uso de guitarra, pero se las componen para imitarla de alguna manera. Y por otro lado también se echa de menos algo más de producción, aunque para nada desmerece siendo el debut y sobretodo contundencia en el sonido, un poco más de cuerpo en la atmósfera espacial que se crea y en la contribución de instrumentos como el bajo. Martin a la batería hace más que un correcto trabajo, es sobresaliente y ganan mucho las canciones con sus aportaciones.


Empieza con Phasors on stun, arranque relámpago que nos engancha a la primera, es la pieza perfecta para colocar en las emisoras de radio, tiene un estribillo con el que te quedas en la cabeza y además hasta tiene un ritmo que se puede llevar con los pies. Un cristalino sintetizador muy espacial da pie a un producto muy comercial que hará las delicias de los amantes del softrock con introducción de teclados muy armónicos. Tras el accesible inicio, continua con one o’clock tomorrow donde un teclado vibrante nos introduce en una obra más trabajada y con más dinamismo, más prog que space donde un teclado hace la función de guitarra en una primera fase hasta adentrarse en el grueso donde canta Hawkins y conduce hasta unos maravillosos coros que ponen punto y final.

Con Hours comienzan los instrumentales, éste en concreto está protagonizado sobre todo por Nash the Slash y su violín eléctrico, acompañado por el piano y el moog de Hawkins que crean una melodía resolutiva con un sonido y una estructura que bien podría ser propiedad de los chicos de Kansas.

Sin respiro se pone en marcha Journey, que irrumpe con una entrada digna de los Deep Purple durante unos segundo para deshacerse en un corte accesible donde queda patente que Hawkins tiene limitaciones con la voz. No obstante el hombre trabaja y deja el pabellón cubierto. Se mueve en un rango de registros en los cuales cuando se acerca a la frontera de graves o agudos que tolera, sufre para mantenerse firme. Este es uno de esos momentos que recuerdan a NOW. El ritmo es rápido y nos regalan un vertiginoso solo de moog a mitad de camino, retorna a la melodía principal con la voz y termina de manera tajante.

Dialing for Dharma es otra pieza instrumental, aunque más elaborada que Hours, donde nuevamente el violín eléctrico genera la melodía principal y el sinte acompaña. Ambos parecen trabajar sobre una base pregrabada y con un cierto aire más que space diría…...arabesco.


Al otro lado del acetato nos recibe lo que parece un desfile de robots con Slaughter in robot village en su arranque, y la verdad que el ambiente no resulta atractivo. Da paso a un desarrollo instrumental intenso donde la batería marca el cambio y el violín tiene protagonismo en la primera parte, después el ARP entra en juego haciendo su parte para recuperar de nuevo el terreno Nash the Slash. Es aquí finalizando donde por fin podemos apreciar el bajo en todo su esplendor.

Y para el final en mi opinión dejan los dos mejores cortes de todo el disco. Primero Aldebarán (Aldeberán error de impresión en la funda) una obra ambiciosa y más dimensionada con una melodía atractiva inicial cantada con las limitaciones de Hawkins, pero las melodías diversas van surgiendo una detrás de otra con la aparición de un nuevo teclado y los paisajes se suceden uno tras otro retornando a la melodía inicial. La atmósfera que flota esta cargada de nostalgia.

La última composición es la homónima Black Noise y además es la más extensas de todas, ocupando 10 minutos. Unos tambores tribales nos ponen en guardia y nos van sumergiendo en una atmósfera extraña y cósmica hacia lo desconocido. Es solo un espejismo, puesto que enseguida retornamos a patrones intensos de rock. Hawkins canta y aplica efectos de eco, de nuevo estamos ante otro tema ambicioso. Un sinte hace un extenso solo agudo y el sonido se endurece. Cambiamos de escenario y la tranquilidad llega de la mano del violín que suena lejano manejado bajo una tenue atmósfera espacial. En la 3ª y última fase entramos en otro movimiento, el teclado suena solo con rápidas percusiones elevándonos en las escalas hasta alcanzar la lanzadera en la que el bajo domina en una melodía épica, es hora de partir…..climax.

Lograrían el disco de oro según la categoría canadiense y en 1987 llegaron a obtener platino.








viernes, 23 de mayo de 2025

MOUSE – Lady killer (1973)

 


Ry Russell…………….Guitarra

Alan Greed………....Teclados y voz principal

Jeff Watts…...……..Bajo

Alan Rushton….…….Batería y percusión


1ª Cara:

- Going out tonight

- You don’t know

- Electric lady

- All the fallen teen-angels

- Ashen besher

2ª Cara:

- We can make it

- East of the sun

- It’s happening to me and you

- Sunday

- Just came back


Detrás de esta femme fatale de semblante sugerente nos vamos a topar con otro de los proyectos que abordó Ry Russell, un hombre hiperactivo cuyos días eran más largos de lo normal. Hace poco ya hablé de su predecesor. No del disco si no del grupo que lo precede, RUNNING MAN, donde ya quedó patente que Russell además de líder, era un tipo inquieto que no hacía más que meterse en historias. Después de un año, se evapora la banda y nace otra nueva como por arte de magia con nuevos músicos, son MOUSE y de nuevo Russell líder indiscutible.


Conjunto inglés que practica un hard rock con psicodelia de por medio y también buenas dosis de guitarrazos blues por parte de Ry. Tan pronto como se identifican y con la buena mano de Russell para venderse, firman por Sovereign, una subsidiaria de progresivo que no llegará a funcionar durante mucho tiempo, pero que también contuvo en su catálogo a bandas que luego se consolidarían como Renaissance y Flash, entre otros.

Se ponen manos a la obra y conciben rápidamente (cosa nada extraña) un álbum que lanzarán solamente en U.K. ¿Las razones de porque solo allí? Lo desconozco. Aquí Ry dirigirá a la orquesta sinfónica de Londres en las partes seleccionadas dentro de las composiciones. La producción al igual que con R.M. correrá también a cargo del grupo, pero esta vez colaborará John Acock, tipo no muy conocido, pero que posteriormente producirá álbumes de Steve Hackett y Renaissance por ejemplo.

La música de ratón vuelve a encontrarse fuera de los estándares, y es muy similar al anteriormente grabado con R.M. en el sentido de que no muestra una tendencia clara en el estilo, sino que otra vez se trata de un trabajo desigual, muy ecléctico, más todavía, pero con la diferencia de que está mejor producido aunque con algo de austeridad igualmente. En algunos momentos siguen pareciendo que hay cierta precipitación y precariedad, partes demasiado largas y que no aportan, cierta anarquía y piezas que se quedan algo cojas y con finales no determinados en ocasiones, que suponen una desigualdad en la inspiración de los temas. Tal vez pudo ser debido a causa de luchar contra el reloj para editar el redondo. Ray no puede perder tiempo, está muy ocupado.


Da la impresión de ser un compendio de ideas que han ido surgiendo entre los músicos, aportando unos y otros música con personalidad y siendo aceptada por el seno para después darle un desarrollo común y por supuesto el toque de Russell. Así como R.M era más tendente a la psicodelia progresiva con gran aportación de órgano y guitarra ácida, Mouse está enfocado al progresivo pero más agresivo, a través de riffs duros y con secuencias que bien pueden pasar por ser blues rock de las características de gente como Cream o Free. Pero la disparidad en sus creaciones es abismal, absolutamente impredecible decir lo que nos vamos a encontrar, con unos saltos entre corte y corte que son pura incógnita.

La inicial Going out tonight comandada por el ritmo del bajo se muestra como una composición accesible, la voz se muestra perturbada, y con juegos de extraños efectos a la guitarra entramos en una dinámica instrumental algo experimental en las cuerdas con pedal que nos acompaña hasta el final. Pero más accesible se muestra you don’t know, una pieza tranquila que parte de unos acordes mayores de acústica con una melodía principal de ascenso y descenso sencillo, ritmo lento y pesado y performance intimo.



Electric lady es una pieza más agitada pero también accesible que bien podría haber supuesto un single de lanzamiento, nuevamente con un juego de pedal de la guitarra de Ry, también se incluyen percusiones variadas y vientos y su duración es muy corta. Sorprende enseguida el tema All the fallen teen-angels por ese ritmo adjudicado al reggae y que sirve para introducir un punto y aparte en la obra. Podrían ser Police o un versátil David Bowie los creadores de este corte, animado, diferente y bastante novedoso.



De nuevo la banda vuelve a desconcertarnos con Ashen besher, que nos envía a las puertas del infierno con una atmósfera oscura y una guitarra con ronquera que aulla durante dos minutos para cambiar a uno de los momentos más inspirados de todo el disco. Introduce un ritmo rápido con un riff muy acertado y que se va a repetir durante todo el instante que nos mantiene en esa fase musical, un riff adictivo que queda armado con una guitarra solista que introduce Ry cargada de energía y acidez. Maravilloso groove que nos remueve por dentro. Se detiene en seco y una guitarra acústica nos conduce hasta el último surco de esa cara.

Al otro lado encontramos We can make it, una de las canciones con producción mejor elaborada. Tema pegadizo con un estilo muy Rolling en su construcción, guitarra hard y estribillo para aprenderse. También podría haber sido hit del grupo. Una vez más el contraste se produce con East of the sun, otra composición extraña en sus comienzos. La entrada de los violines y contrabajos hacen más fantasmagórico el ambiente y me recuerda poderosamente a “La caída de la casa Usher” de Alan Parsons Project. El órgano giratorio hace de puente y surgen entre subidas y bajadas de volumen, coros que a modo de firma ponen final.


It’s happening to me and you es un compendio de guitarras variadas en estilo hard, protagonista absoluto, corto e inspirado en el sonido blues de bandas del momento. Accedemos de nuevo a otra composición con mucha variedad interna, Sunday, que lo hace impredecible por el eclecticismo que respira a pesar de ser muy breve. Finalmente Just come back de aire blues será quien cierre el álbum. Los fraseos a la guitarra en su ejecución son de naturaleza similar a los de McPhee en Groundhogs. Corte muy completo en la instrumentación ofreciendo arreglos y orquestación.



Si eres partidario de Running Man, puedes hacerte con este de Mouse. No son uno continuación del otro, son dispares en su confección, pero si guardan una cierta relación en cuanto a su esencia inacabada y su falta de concreción en el estilo.







domingo, 11 de mayo de 2025

FRUUPP – Modern masquerades (1975)

 


Vincent McCusker……...….Guitarra líder, voz

John Mason……………….…..Teclados, voz,

Peter Farrelly….….….…....Bajo, voz principal

Martin Foye…………………...Batería, percusión y voz


1ª Cara:

- Misty morning way

- Masquerading with dawn

- Gormenghast

2ª Cara:

- Mistery might

- Why

- Janet planet

- Sheba’s song


Grandísima banda que sin embargo siempre ha estado olvidada en el cajón de de los malditos, no por causa de los amantes del estilo progresivo y sinfónico que siempre lo han tenido como un referente y un grupo de culto, más bien por el circo que rodea al negocio musical. Muchas veces son ambiguas y poco claras las razones por las que ocurre esto, una suerte de casualidades, situaciones e inacciones provocan que de pronto un elenco que podría tener un éxito descomunal quede rápidamente oculto en el armario ropero, y mucha gente se pregunte, como diablos se ha podido llegar a eso……..nadie lo sabe con certeza…..pero ocurre y más veces de lo que puedas creer.

Así pues, FRUUP, es uno de esos extraños ejemplos. Su existencia apenas acumula 5 años, de los cuales 2 pasan desapercibidos. Surgen como tal en 1971. Vicent McCusker, oficialmente su fundador partió de su Irlanda natal hacia Londres con la intención de dar a conocer sus ideas musicales a gente que fuera receptiva para llevarlos a cabo. Desencantado ante la nula respuesta, ni apoyo de ningún tipo, regresó a Irlanda por necesidad y allí recluta a músicos que aceptan tocar su material con cierta incertidumbre sobre el resultado. La novel formación está compuesta por McCusker, Farrelly, Foye y Stephen Houston, éste último abandonó por razones religiosas sin llegar a grabar “Modern masquerades, sustituyendo los teclados por John Mason.

Aunque constan desde 1971, no sería hasta 1973 que grabarían el primero de 4 discos, pero que cuatro discos…...ninguno tiene desperdicio, y eso que los grabaron en apenas 2 años ¡¡todos!! Cuando iban a grabar el 5º Lp en 1976, todo se fue al traste, las ventas eran bajas……¡bajas!….además de las turbulencias del mercado que iban creciendo con el primigenio punk y la new wave. Fue suficiente para que este proyecto que nada tenía que ver con lo que iba a pasar fracasase, finalizando en la separación a finales de 1976. Esa falta de publicidad motivó que no haya registros visuales de sus actuaciones en directo, salvo grabaciones piratas que están buscadísimas, siendo que conseguían congregar en sus conciertos a miles de asistentes…….verlo para creerlo.

Considerado el mejor grupo irlandés de prog o sinfónico, se le puede calificar en muchos aspectos como delicado, profesional, clásico, solemne, imaginativo, impredecible, virtuoso, elegante, distintivo, sofisticado, con tendencia al romanticismo y la melancolía. Su sonido se adentra en el progresivo de toda la vida, pero tiene una idiosincrasia que lo hacen único. Lo asocio a otras formaciones en esa línea, para mí THE ENID, PROCOL HARUM, GREENSLADE, GENTLE GIANT e incluso ELO, son una familia con elementos comunes, como el gusto por la melodía, la elegancia, solemnidad, cierto romanticismo y sobre todo mucho, mucho virtuosismo e imaginación. Su influencia en grupos de rock sinfónico y progresivo posteriores, me resulta más marcada de lo que podría parecer, la guitarra de Vincent creo que ha inspirado a muchos otros guitarristas en esta disciplina y no solo de los 70 (Roine Stolt), sino también de los 80 (Gary Chandler). Y lo mismo se podría decir de las estructuras de teclados.

Composiciones intrincadas en la elaboración, plenas de cambios de ritmo drásticos, aportando gran cantidad de arreglos y elementos propios como la orquestación en la línea principal de la estructura melódica. Se crean así constantes paletas de color armónicas dentro de un mismo tema haciendo que sea fresco, dinámico y acogedor a la vez que complicado en la ejecución de los paisajes dibujados. No es fácil aceptar su música en una primera escucha, tienes que prestar atención en las siguientes escuchas para poco a poco ir detectando pequeños matices y detalles que se escapan en escuchas superficiales. Tenemos que ponernos el mono de trabajo y ahondar en sus propuestas. Son piezas en las que abundan muchas intervenciones instrumentales, con largos espacios para su desarrollo, la voz aparece pero no es una parte esencial, los coros y voces de los componentes aportan también belleza al conjunto.

La producción es un factor fundamental en la grabación de Modern Masquerades, corre a cargo del ilustrado Ian McDonald, conocido también en el mundo del prog por haber sido pieza clave en el corazón de KING CRIMSON en su primera época. Abanderados del movimiento y venerados como pocos. La contribución de Ian es elogiable, construyendo unos ambientes, arreglos y un sonido personalísimo con un gusto exquisito, se nota que es un hombre sensible, ya lo demostró con Fripp y los suyos. El disco está plagado de atmósferas tenues, cristalinas y etéreas que parece que se van a esfumar con solo tocarlas.

Es un disco que mantiene la calidad de sus predecesores sin bajar el nivel en ningún momento. Inspirado en la novela Gormenghast, es la narración fantástica de un reino aislado a causa de los accidentes geográficos que lo hacen inexpugnable. Las composiciones se mueven en una amalgama donde conviven jazz, folk, rock sinfónico, prog clásico y alguna gotita de hard, todo ello combinado sin asperezas con un gusto excepcional. Es el único con John Mason a los teclados, quien demuestra estar perfectamente acoplado al resto. El piano es un instrumento fundamental en la obra y sobre todo a la hora de los arreglos, desarrollados con elegancia y buen criterio. Será el protagonista en Why, uno de los cortes que ofrece en la 2ª cara con una duración breve respecto al resto. Aquí solo encontramos a Farrelly cantando en compañía del piano una melodía minimalista, sensible e intimista, tiene carga emocional y queda demostrado en la ejecución del piano con un contraste de modulación constante del volumen queriendo transmitir sensibilidad a la letra.

La primera composición es Misty morning way donde escuchamos el piano eléctrico que nos acompañará en muchas ocasiones generando ese ambiente cálido, cristalino y sutil, guitarra melancólica y movimientos que nos dirigen a espacios de jazz, entrando y saliendo en una melodía llena de armonías donde a veces la rítmica parece trabajar el shuffle con magnífico swing. Debido al buen nivel vocal de los miembros, los coros son recurrentes dentro de una melodía enmarañada con teclado clásico que acaba en un final apoteósico. Después de este momento trascendente, llega Masquerading with dawn, mucho más alegre en su concepción con estupendos arreglos de piano y coros suaves, el teclado mantiene el tempo con una ejecución de pulsiones tensas que alimentan la viveza de la composición, nuevamente compleja en su estructura, en una segunda fase la atmósfera se vuelve épica con unos acordes de la guitarra poderosos y retumbantes que nos conducen a la coda final.

Una nueva intro de carácter melancólico a cargo de la voz de Farrelly supone el inicio de Gormengasht, la ciudad imposible que da título a esta pieza con una atmósfera en la que se sentiría a gusto Dave Greenslade, sensible y nítida, evoluciona en una construcción con descensos y aceleraciones en una versión más sinfónica que progresiva de aire “cameliano” en la que por primera vez hace acto de presencia un saxo. De nuevo muchos cambios de ritmo y largos desarrollos instrumentales lleno de arreglos y matices conforman el cuerpo.

La cara opuesta ofrece más eclecticismo en sus composiciones. Arranca con Mistery might similar a las anteriores, lo hace con potencia obteniendo una instrumentación saturada muy prog que nos contagia de energía. Descendemos sobre momentos tranquilos que se revierten para entrar en una cabalgata que nace de la caja de la batería, una composición de bajadas y subidas pronunciadas en el tempo con aportaciones en cascada del teclado, un bajo que lanza fuegos artificiales, riqueza en percusiones y una vertiginosa guitarra con pedal en lo que es un extenso instante instrumental que muestra el nivel de los músicos y que muere sin más como cierre.

Why, ya comentada, viene a refrescar el ambiente demostrando la capacidad compositiva. Tras él, otro tema festivo y animado, Janet Planet, cuya concepción recuerda a la narración de un cuento, simpático, vitalista, sencillo en la elaboración y con un final muy solemne a cargo de la trompeta. El álbum se cierra con Sheba’s song, un track de corte clásico en su disposición y con un aire a las composiciones de Greenslade, donde la guitarra lleva el tempo y el piano eléctrico o ¿farfisa? se incorpora en un movimiento de jazz con el bajo muy marcado construyendo otra vez un ambiente tenue y cristalino con altibajos suavizado con coros y una voz delicada en una orquestación que me retrotrae al sonido de The Enid, alcanzando el climax a través del fraseo de la limpia guitarra. Una maravilla.






viernes, 25 de abril de 2025

ATILA – Reviure (1978)

 


Eduardo A. Niebla………….….Guitarra líder

Miguel A. Blasco…………..…..Guitarra rítmica

Benet Noghe….………………...Órgano, mellotrón, piano, moog, voz

Juan Punyet………………….....Batería y percusión


1ª Cara:

- Reviure

- Somni

2ª Cara:

- Atila

- Al Mati


Una de las mejores bandas que ha dado este país dentro de la propuesta progresiva del rock. Su existencia fue más bien breve, apenas 5 años fueron suficientes para sacar a la venta 3 álbumes, con divergencias en su calidad, pero con un pedigrí que nunca fue igualado. Se crea en Girona con una formación inicial basada en un trío, Eduardo Niebla a la guitarra, Francisco Ortega a los teclados y el gran Joan Punyet a la batería.

Comenzaron como una agrupación de rock duro psicodélico, para terminar siendo casi abanderados del space rock. Tras 2 años de vida, muchas horas de estudio y apenas sin actuaciones en directo deciden grabar su LP debut, pero los problemas crecen cuando las discográficas viendo su propuesta no les apoyan considerando que era un material inapropiado y poco interesante para el público. Visto lo visto, deciden auto producirse y la grabación se realizará del tirón en el estudio, con la incorporación de efectos que intentan inducirnos a creer que ha sido en directo, como la introducción de público gritando, aplausos, etc. Al ser una grabación financiada por ellos apenas se prensaron 1000 copias. Esto ha hecho que esos álbumes hoy en día alcancen precios astronómicos para los coleccionistas. Pero no sufráis que se editaron copias nuevamente en la década del 2000, fácilmente asequibles para cualquier interesado.

Cada concierto de ATILA era un espectáculo que ahora consideraríamos también visual, ya que combinaban la música con performances teatrales, plásticas y estéticas. Esta elaboración quedaba no solo patente en vivo, sino que también ponían mucho interés y cuidado en la construcción de los carteles publicitarios y promociones del grupo, así como en las portadas de las carpetas de los Lp’s. Se presentaron en sociedad en el festival de Jazz de Girona, enero de 1975. Realizaron esfuerzos para que sus conciertos fueran paquetes conceptuales de sonido e imagen. Para ello utilizaban todo tipo de elementos: globos aerostáticos, pompas de jabón, humo y efectos de diversa índole. Todo ello posiblemente debido a que se empaparon de experiencias en sus viajes por Europa. Se va a dejar notar y no solo en la forma de afrontar los encuentros públicos, su música adquiriría estructuras similares a las que se habían gestado principalmente en Alemania, Inglaterra y Francia. El krautrock germano principalmente y la magia de bandas como ELP y PINK FLOYD les impresionó en gran medida, inspiración que se muestra en Reviure de manera prácticamente continua.

Lo cierto es que este último disco es muy posible que sea el más completo y el mejor de todos. Es una amalgama de influencias del progresivo europeo realizado mayoritariamente en la primera parte de la década de los 70, en la que se observan maneras de ejecutar, desarrollos instrumentales y pinceladas que delatan esas tendencias, pero siempre bajo un prisma de personalidad propia del grupo que escribe su senda en solitario y los hace únicos. A diferencia de lo que suele ocurrir en la línea de vida de una banda, este cuarteto (en este trabajo son ya 4 músicos) evolucionan de menos a más, tal vez porque tampoco gozaron de más tiempo para adocenarse.

Reviure es un disco construido sobre 4 extensos pilares con un fondo conceptual cuyo protagonista es Atila, el Huno. Sinfonía que recorre su vida y los diferentes pasajes desde el nacimiento, hasta la muerte, pasando por los acontecimientos que marcaron la vida del bárbaro. El inicio musical de la esta pieza homónima nos introduce en un ambiente que nos mantiene en vilo, para entrar poco después en la melodía principal con un ritmo agitado donde el moog y guitarra pugnan y mantienen un pulso sincronizado. Los desarrollos instrumentales van sucediéndose bajo atmósferas de corte espacial con un estilo similar al de bandas alemanas (Grobschnitt y la aterciopelada guitarra )y un predominio del teclado. La manera de ejecutar la guitarra sugiere . La voz aparece con carga emocional, y lo hace en catalán de principio a fin. Los teclados y luego la guitarra trabajan las triadas en la última fase de la composición. Se producen escaladas ascendentes y descendentes que nos hacen disfrutar con sus desarrollos. Tras la escucha de este primer corte no deja dudas sobre la profesionalidad de los músicos al frente, tampoco sobre sus conocimientos musicales a la hora de realizar la producción, consiguiendo una grabación con un excelente sonido.

A continuación llega Somni haciendo gala de los sonidos espaciales en su preámbulo y conduciendo la nueva y extensa pieza hacia una disertación del sintetizador con unas características y una forma de atacar las teclas que resuenan a krautrock y más en concreto a páginas escritas por KROKODIL ó AGITATION FREE, célebre agrupación alemana de los 70 que no estuvo nunca en primera fila, pero cuya herencia es notable. Tras unos minutos al libre albedrío jazzystico, dejará paso en una inflexión de la partitura a una guitarra ácida también en modo jazzy, para retornar nuevamente al sinte y sus devaneos espaciales, todo ello bajo una rítmica adictiva y original.

Atila es la pieza que hace resumen de la vida del bárbaro que llegó hasta las mismas puertas de Roma. Nada más empezar oímos la tos de alguno de los miembros, que debe tener la gripe por lo menos. Después llega una serie dinámica de instrumentales que van mutando a través de diferencias en los efectos y en el tono del moog. Son transformaciones muy rápidas de apenas 1 ó 2 minutos, construyendo un tema dispar sin una línea de conducción, posiblemente el más progresivo y krautrock de todos en su estructuración. Pieza llena de energía, densa y enchufada con una guitarra rítmica ácida y dura y una solista que alcanza paroxismos en base jazz en un estilo muy Akkerman de FOCUS, una batería entusiasta, y unos teclados sencillos que van saltando por encima de todo. Pequeños instantes de improvisación dentro de una pieza muy compleja que se encuentra en desestabilización continua, con incorporación constante de instrumentos, arreglos y efectos.


La última gran sinfonía, la de menos minutaje, es la que muestra más sensibilidad, con un prólogo inmerso en nostalgia. Se trata de Al Mati, y es donde más intervención a la voz se puede escuchar por parte de Benet, si es que se puede decir, porque ya no vuelve en todo el transcurso. Una vez más se producen saltos en la rítmica con incursiones breves pero intensas en otros mundos, para retornar. La guitarra se mueve a velocidad de vértigo a lo largo de las 6 cuerdas, haciendo un solo sintetizado que apenas puede seguir el bajo. Una pieza muy festiva en su puesta en escena y la más accesible de todas.

Cuatro excelentes canciones que dejan el listón muy alto dentro del progresivo español y porque no también mundial. Y es que los mejores no son solo los que más público congregan, también los hay en el anonimato, sin que se les haya dado apenas oportunidades, o porque no han sabido, o porque no han querido, o porque no les han dejado. Muchas historias que se perderán en el viento como lagrimas en la lluvia…...spoiler, ja,ja.





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