"Dream Theater se los llevo de teloneros, al año siguiente, en su Progressive Nation 2009 Tour tanto por Europa como por Norteamérica. Repetirían con ellos en 2010, esta vez en Canadá, México y Sudamérica para, a mitad de año, pasar a abrir para Porcupine Tree en su gira americana. Todo ello les llevó a incrementar su base de fans, pero sin acabar de despegar a nivel masivo.
Tras un última gira por japón en agosto de 2010, pues, la banda entró en Stand by, hasta que en 2013 se hizo oficial su fichaje por Inside Out Music y la inminente grabación de un nuevo álbum. El resultado, Into the Maesltrom (2014) fue un nuevo paso en su particular universo. Contando entre sus filas, ahora, con el ex batería de Dream Theater Mike Portnoy. Fox volvía a mostrarse como un más que notable compositor, capaz de conjugar pasajes cuasi operísticos con armonías psicodélicas, constantes cambios de ritmo con estrofas puramente glam."
"En este aspecto, como ya apuntamos en al introducción, Robert Fripp siempre ha negado tajantemente que King Crimson tuviese nada que ver con la etiqueta de rock sinfónico. Por muy delicado que sea adjudicar etiquetas a los movimientos musicales, mi opinión es que, por mucho que le desagrade al líder del rey Carmesí, tanto la música como la concepción de lo que es una obra discográfica y hasta un modo de producir tienen bastante que ver con los llamados grupos de rock sinfónico del momento.
No hay más que ver las amistades y las colaboraciones con Peter Gabriel,Peter Hammill (líder de Van der Graaf Generator), Jon Anderson.....para darse cuenta de que es gente casi coetánea y con muchos intereses comunes. Otra cosa es que King Crimson tuviera una esencia distinta a la de otros grupos, pero tampoco hallamos que la esencia de Genesis comparta nada de la de Yes, ni que la de Emerson, Lake & Palmer sea comparable a la de Van der Graaf Generator. Ciertos críticos musicales ingleses han apuntado que el matiz que separa a King Crimson y a Van der Graaf del resto de grupos progresivos de los años 70 es que ambos toman la senda de una fantasía que es gótica y barroca y teñida de angustia y oscuridad. Es una observación valiosa que hay que tener en cuenta, aunque generalizar tanto al describir el tono del primer King Crimson tiene sus riesgos."
(King Crimson. Crónica de un Malestar: Alejandro Díaz Varón)
Cameron
Hawkins…………………………………..….Voz principal,
piano, sintetizadores y bajo
Martin
Deller……………………………………..……...Batería,
percusión, sintetizadores
Nash
the slash (Jeff Plewman)…………..……..Violín y mandolina
eléctricos, voz, efectos y glockenspiel
1ª
Cara:
-
Phasors on the stun
-
One o’clock tomorrow
-
Hours
-
Journey
-
Dialing for Dharma
2ª
Cara:
-
Slaughter in robot village
-
Aldebarán
-
Black noise
Pequeña
criatura de tres patas que surge en Toronto en 1976, en principio
eran solo dos miembros, pero poco después y a regañadientes por
parte de Nash the slash (apodo por el que se le conocerá ya
de aquí en adelante durante toda su vida), se les unió el batería
Martin Deller. No era el mejor momento para el bautizo de una
banda de rock progresivo, pero bueno, era peor en el viejo
continente, tal vez no se puede decir lo mismo al otro lado del mundo
en el continente americano, y menos en Canadá. No confundir con la
banda británica de mismo nombre que realiza hard rock.
Su
rock progresivo siempre ha sido incluido dentro de la parcela del
space rock y además sus letras están
dominadas por la temática de la ciencia ficción, nada que objetar.
La música muestra una abundancia absoluta de sintetizadores de nueva
generación, pero no encontraremos ninguna guitarra, lo más parecido
será el bajo. Después de escucharlo un par de veces me convenzo de
que hay que catalogarlo dentro ya de la segunda generación del
progresivo, lo que se dio en llamar neoprogresivo donde sus
cabezas visibles siempre han sido sociedades como Marillion ó IQ. La
manera de trabajar los teclados y estos mismos en sí son
pertenecientes ya a esa era, el hammond queda ya como representación
del genuino movimiento en su nacimiento, y aquí en Black noise
eso ha desaparecido por completo, con incorporación de nuevos
sonidos.
La
primera aparición de FM fue en la TV de Ontario que grabó
una actuación en estudio para el programa Night Musical Concert,
media hora sin cortes donde presentaron 3 temas que más adelante
estarían incluidos en este álbum. En la emisión también hubo
espacio para incluir una biografía del grupo aunque no tuvo mucho
sentido esa aportación. Su verdadera presentación pública tuvo
lugar en 1976 en la galería de arte A Space (como
anillo al dedo) de Toronto, poco después de la emisión televisiva.
Al año siguiente se incorpora el batería y se cierra el círculo.
Al poco tiempo contactan con CBC para poder registrar su
primer trabajo. Lo llevan a cabo, pero cual es la sorpresa, que CBC
decide vender el álbum solo por correo, nada de tiendas, anunciando
su disponibilidad durante varios programas de radio. Solo se
imprimirían 500 copias, que fueron suficientes. La portada no
corresponde con la incluida aquí, ya que esta no es la original, se
trata de una que se utilizó para siguientes reediciones una vez
salieron del sello CBC.
Nash
the Slash
que ya le había costado admitir la inclusión de batería en la
música, no soportó de nuevo otro revés con la distribución de
Black
Noise,
y decidió marcharse en busca de su espacio, era un tipo que abogaba
más por la vanguardia, y no era suficiente para él. Su puesto sería
cubierto por Ben
Mink,
FM seguía adelante, los álbumes fueron apareciendo tras obtener un
buen contrato con Visa
Records
(EEUU) y Passport
records
(Canadá). Llegado 1983 Ben abandonó y lo que son ironías de la
vida, Nash the Slash propuso una gira con FM uniéndose a la banda
nuevamente y llegando a publicar en 1985 nuevo disco. Ya en el siglo
XXI, concretamente en 2015 publicarán con el nombre de FM nuevo
trabajo, 28 años después, donde solo queda
Cameron Hawkins
de
la formación primigenia.
El
disco es una obra bastante solida, con un sonido original que me
recuerda enormemente a bandas que surgen a finales de los ochenta y
principios de los noventa en la disciplina del neo-progresivo.
Si a esto le sumamos temas en los que se incluye la voz, con ese
timbre, no puedo más que pensar en una agrupación belga del cual
tengo un CD, puesto que entonces era imposible conseguirlo en vinilo,
no fabricaban, y cuya duración fue muy corta tal vez 4 ó 5 años,
se llamaban NOW
y con una calidad excelsa. El álbum se titula Spheres.
En
Black
noise
vamos
a encontrar composiciones cantadas y otras simplemente son
instrumentales, pero la verdad es que todas mantienen un buen nivel
musical. Obviamente los sintetizadores se apoderan de ellos, con gran
ejecución y mucha versatilidad a la hora de incluir efectos y nuevos
sonidos. Muy variado para nada cansa, y además apuestan por otros
instrumentos menos escuchados como violín eléctrico y una mandolina
eléctrica también. Cierto es que en alguna ocasión echaremos de
menos el uso de guitarra, pero se las componen para imitarla de
alguna manera. Y por otro lado también se echa de menos algo más de
producción, aunque para nada desmerece siendo el debut y sobretodo
contundencia en el sonido, un poco más de cuerpo en la atmósfera
espacial que se crea y en la contribución de instrumentos como el
bajo. Martin a la batería hace más que un correcto trabajo, es
sobresaliente y ganan mucho las canciones con sus aportaciones.
Empieza
con Phasors
on stun,
arranque relámpago que nos engancha a la primera, es la pieza
perfecta para colocar en las emisoras de radio, tiene un estribillo
con el que te quedas en la cabeza y además hasta tiene un ritmo que
se puede llevar con los pies. Un cristalino sintetizador muy espacial
da pie a un producto muy comercial que hará las delicias de los
amantes del softrock con introducción de teclados muy armónicos.
Tras el accesible inicio, continua con one
o’clock tomorrow
donde un teclado vibrante nos introduce en una obra más trabajada y
con más dinamismo, más prog que space donde un teclado hace la
función de guitarra en una primera fase hasta adentrarse en el
grueso donde canta Hawkins y conduce hasta unos maravillosos coros
que ponen punto y final.
Con
Hours
comienzan los instrumentales, éste en concreto está protagonizado
sobre todo por Nash the Slash y su violín eléctrico, acompañado
por el piano y el moog de Hawkins que crean una melodía resolutiva
con un sonido y una estructura que bien podría ser propiedad de los
chicos de Kansas.
Sin
respiro se pone en marcha
Journey,
que irrumpe con una entrada digna de los Deep
Purple
durante unos segundo para deshacerse en un corte accesible donde
queda patente que Hawkins tiene limitaciones con la voz. No obstante
el hombre trabaja y deja el pabellón cubierto. Se mueve en un rango
de registros en los cuales cuando se acerca a la frontera de graves o
agudos que tolera, sufre para mantenerse firme. Este es uno de esos
momentos que recuerdan a NOW. El ritmo es rápido y nos regalan un
vertiginoso solo de moog a mitad de camino, retorna a la melodía
principal con la voz y termina de manera tajante.
Dialing
for Dharma
es otra pieza instrumental, aunque más elaborada que Hours,
donde nuevamente el violín eléctrico genera la melodía principal y
el sinte acompaña. Ambos parecen trabajar sobre una base pregrabada
y con un cierto aire más que space
diría…...arabesco.
Al
otro lado del acetato nos recibe lo que parece un desfile de robots
con Slaughter
in robot villageen
su arranque, y la verdad que el ambiente no resulta atractivo. Da
paso a un desarrollo instrumental intenso donde la batería marca el
cambio y el violín tiene protagonismo en la primera parte, después
el ARP entra en juego haciendo su parte para recuperar de nuevo el
terreno Nash the Slash. Es aquí finalizando donde por fin podemos
apreciar el bajo en todo su esplendor.
Y
para el final en mi opinión dejan los dos mejores cortes de todo el
disco. Primero Aldebarán
(Aldeberán
error
de impresión en la funda) una obra ambiciosa y más dimensionada con
una melodía atractiva inicial cantada con las limitaciones de
Hawkins, pero las melodías diversas van surgiendo una detrás de
otra con la aparición de un nuevo teclado y los paisajes se suceden
uno tras otro retornando a la melodía inicial. La atmósfera que
flota esta cargada de nostalgia.
La
última composición es la homónima Black
Noise y
además es la más extensas de todas, ocupando 10 minutos. Unos
tambores tribales nos ponen en guardia y nos van sumergiendo en una
atmósfera extraña y cósmica hacia lo desconocido. Es solo un
espejismo, puesto que enseguida retornamos a patrones intensos de
rock. Hawkins canta y aplica efectos de eco, de nuevo estamos ante
otro tema ambicioso. Un sinte hace un extenso solo agudo y el sonido
se endurece. Cambiamos de escenario y la tranquilidad llega de la
mano del violín que suena lejano manejado bajo una tenue atmósfera
espacial. En la 3ª y última fase entramos en otro movimiento, el
teclado suena solo con rápidas percusiones elevándonos en las
escalas hasta alcanzar la lanzadera en la que el bajo domina en una
melodía épica, es hora de partir…..climax.
Lograrían
el disco de oro según la categoría canadiense y en 1987 llegaron a
obtener platino.
"Curiosamente, por mucha flexibilidad que tenga el sintetizador a la hora de crear o recrear sonidos, la paleta de la orquesta sinfónica sigue siendo mucho mayor. Los matices de los instrumentos acústicos tradicionales han supuesto un verdadero quebradero de cabeza para los músicos contemporáneos. Una flauta o un violín tienen miles de matices que no apreciamos si no es con una escucha atenta. La diferencia está en lo que se llama el "toque humano". Una flauta suena distinta dependiendo de quién sea el ejecutante. Un sintetizador suena igual independientemente del músico. La flauta traslada la emoción humana a través de las ondas. El sintetizador aún no es capaz de ello. No quiere esto decir que algún día no sea posible. De hecho, cada vez es más difícil distinguir la máquina del instrumento real, pero aún nadie ha sido capaz de crear un solo de violín a lo Paganini con una máquina"
(Historia del Neo Rock progresivo. Christian Aguilera)