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viernes, 25 de abril de 2025

ATILA – Reviure (1978)

 


Eduardo A. Niebla………….….Guitarra líder

Miguel A. Blasco…………..…..Guitarra rítmica

Benet Noghe….………………...Órgano, mellotrón, piano, moog, voz

Juan Punyet………………….....Batería y percusión


1ª Cara:

- Reviure

- Somni

2ª Cara:

- Atila

- Al Mati


Una de las mejores bandas que ha dado este país dentro de la propuesta progresiva del rock. Su existencia fue más bien breve, apenas 5 años fueron suficientes para sacar a la venta 3 álbumes, con divergencias en su calidad, pero con un pedigrí que nunca fue igualado. Se crea en Girona con una formación inicial basada en un trío, Eduardo Niebla a la guitarra, Francisco Ortega a los teclados y el gran Joan Punyet a la batería.

Comenzaron como una agrupación de rock duro psicodélico, para terminar siendo casi abanderados del space rock. Tras 2 años de vida, muchas horas de estudio y apenas sin actuaciones en directo deciden grabar su LP debut, pero los problemas crecen cuando las discográficas viendo su propuesta no les apoyan considerando que era un material inapropiado y poco interesante para el público. Visto lo visto, deciden auto producirse y la grabación se realizará del tirón en el estudio, con la incorporación de efectos que intentan inducirnos a creer que ha sido en directo, como la introducción de público gritando, aplausos, etc. Al ser una grabación financiada por ellos apenas se prensaron 1000 copias. Esto ha hecho que esos álbumes hoy en día alcancen precios astronómicos para los coleccionistas. Pero no sufráis que se editaron copias nuevamente en la década del 2000, fácilmente asequibles para cualquier interesado.

Cada concierto de ATILA era un espectáculo que ahora consideraríamos también visual, ya que combinaban la música con performances teatrales, plásticas y estéticas. Esta elaboración quedaba no solo patente en vivo, sino que también ponían mucho interés y cuidado en la construcción de los carteles publicitarios y promociones del grupo, así como en las portadas de las carpetas de los Lp’s. Se presentaron en sociedad en el festival de Jazz de Girona, enero de 1975. Realizaron esfuerzos para que sus conciertos fueran paquetes conceptuales de sonido e imagen. Para ello utilizaban todo tipo de elementos: globos aerostáticos, pompas de jabón, humo y efectos de diversa índole. Todo ello posiblemente debido a que se empaparon de experiencias en sus viajes por Europa. Se va a dejar notar y no solo en la forma de afrontar los encuentros públicos, su música adquiriría estructuras similares a las que se habían gestado principalmente en Alemania, Inglaterra y Francia. El krautrock germano principalmente y la magia de bandas como ELP y PINK FLOYD les impresionó en gran medida, inspiración que se muestra en Reviure de manera prácticamente continua.

Lo cierto es que este último disco es muy posible que sea el más completo y el mejor de todos. Es una amalgama de influencias del progresivo europeo realizado mayoritariamente en la primera parte de la década de los 70, en la que se observan maneras de ejecutar, desarrollos instrumentales y pinceladas que delatan esas tendencias, pero siempre bajo un prisma de personalidad propia del grupo que escribe su senda en solitario y los hace únicos. A diferencia de lo que suele ocurrir en la línea de vida de una banda, este cuarteto (en este trabajo son ya 4 músicos) evolucionan de menos a más, tal vez porque tampoco gozaron de más tiempo para adocenarse.

Reviure es un disco construido sobre 4 extensos pilares con un fondo conceptual cuyo protagonista es Atila, el Huno. Sinfonía que recorre su vida y los diferentes pasajes desde el nacimiento, hasta la muerte, pasando por los acontecimientos que marcaron la vida del bárbaro. El inicio musical de la esta pieza homónima nos introduce en un ambiente que nos mantiene en vilo, para entrar poco después en la melodía principal con un ritmo agitado donde el moog y guitarra pugnan y mantienen un pulso sincronizado. Los desarrollos instrumentales van sucediéndose bajo atmósferas de corte espacial con un estilo similar al de bandas alemanas (Grobschnitt y la aterciopelada guitarra )y un predominio del teclado. La manera de ejecutar la guitarra sugiere . La voz aparece con carga emocional, y lo hace en catalán de principio a fin. Los teclados y luego la guitarra trabajan las triadas en la última fase de la composición. Se producen escaladas ascendentes y descendentes que nos hacen disfrutar con sus desarrollos. Tras la escucha de este primer corte no deja dudas sobre la profesionalidad de los músicos al frente, tampoco sobre sus conocimientos musicales a la hora de realizar la producción, consiguiendo una grabación con un excelente sonido.

A continuación llega Somni haciendo gala de los sonidos espaciales en su preámbulo y conduciendo la nueva y extensa pieza hacia una disertación del sintetizador con unas características y una forma de atacar las teclas que resuenan a krautrock y más en concreto a páginas escritas por KROKODIL ó AGITATION FREE, célebre agrupación alemana de los 70 que no estuvo nunca en primera fila, pero cuya herencia es notable. Tras unos minutos al libre albedrío jazzystico, dejará paso en una inflexión de la partitura a una guitarra ácida también en modo jazzy, para retornar nuevamente al sinte y sus devaneos espaciales, todo ello bajo una rítmica adictiva y original.

Atila es la pieza que hace resumen de la vida del bárbaro que llegó hasta las mismas puertas de Roma. Nada más empezar oímos la tos de alguno de los miembros, que debe tener la gripe por lo menos. Después llega una serie dinámica de instrumentales que van mutando a través de diferencias en los efectos y en el tono del moog. Son transformaciones muy rápidas de apenas 1 ó 2 minutos, construyendo un tema dispar sin una línea de conducción, posiblemente el más progresivo y krautrock de todos en su estructuración. Pieza llena de energía, densa y enchufada con una guitarra rítmica ácida y dura y una solista que alcanza paroxismos en base jazz en un estilo muy Akkerman de FOCUS, una batería entusiasta, y unos teclados sencillos que van saltando por encima de todo. Pequeños instantes de improvisación dentro de una pieza muy compleja que se encuentra en desestabilización continua, con incorporación constante de instrumentos, arreglos y efectos.


La última gran sinfonía, la de menos minutaje, es la que muestra más sensibilidad, con un prólogo inmerso en nostalgia. Se trata de Al Mati, y es donde más intervención a la voz se puede escuchar por parte de Benet, si es que se puede decir, porque ya no vuelve en todo el transcurso. Una vez más se producen saltos en la rítmica con incursiones breves pero intensas en otros mundos, para retornar. La guitarra se mueve a velocidad de vértigo a lo largo de las 6 cuerdas, haciendo un solo sintetizado que apenas puede seguir el bajo. Una pieza muy festiva en su puesta en escena y la más accesible de todas.

Cuatro excelentes canciones que dejan el listón muy alto dentro del progresivo español y porque no también mundial. Y es que los mejores no son solo los que más público congregan, también los hay en el anonimato, sin que se les haya dado apenas oportunidades, o porque no han sabido, o porque no han querido, o porque no les han dejado. Muchas historias que se perderán en el viento como lagrimas en la lluvia…...spoiler, ja,ja.





sábado, 29 de marzo de 2025

RUNNING MAN – S/T (1972)

 


Ry Russell………….….Guitarra, piano, bajo, voz

Gary Windo…………..Saxo tenor

Harry Beckett….…..Trompeta

Alan Rushton……....Batería

Jeff Watts…………...Bajo

Alan Greed…………..Organo, bajo, piano y voz


1ª Cara:

- Higher and higher

- Hope place

- Nicholas

- Another

2ª Cara:

- Find yourself

- Look and turn

- If you like

- Spirit

- Children

- Running man


Hablar de esta banda es hablar de Ry Russell, su miembro más reconocido, un músico con un gran bagaje dentro del “business rock”. Un tipo con una actividad electrizante y que entre colaboración y colaboración sacó tiempo para realizar álbumes de su propia cosecha, como es este homónimo Running man. Proliferó mucho su trabajo dentro de la pequeña pantalla componiendo una gran variedad de piezas para todo tipo de paquetes televisivos, publicidad, series, telefilmes, documentales…...Además de esto también participó el la creación de bandas sonoras para el cine, en especial de la saga de James Bond. Pero no perdía ni un segundo y también tuvo espacio para publicar en solitario una serie de álbumes de jazz experimental, más adelante formó parte de MOUSE una banda con la que también llegó a componer un disco de rock progresivo, lo mismo que con RUNNING MAN.


Y todo esto antes de 1974, Sin duda un incansable músico de sesión, productor y compositor que sacó tiempo para participar trabajando con combinados de Jazz rock del momento, ROCK WORKSHOP (cuyo trabajo ya ha sido comentado en el blog), NUCLEUS, CHRIS SPEDDING, y con otras celebridades del Rock, David Bowie, Jack Bruce, Cat Stevens, Van Morrison, por nombrar a unos cuantos, pero el etcétera es largo. En cuanto a su trayectoria en décadas posteriores, hay que decir, que en ningún momento ha dejado de tener algo entre manos, con proyectos que abarcan hasta el 2020 por lo menos, sino más.


Pero retornando a lo que nos ocupa aquí, que es su álbum con RUNNING MAN, poco se puede decir al respecto, fue un disco maldito que no tuvo repercusión, en gran medida a que su venta fue muy mal planificada, y si a eso le sumamos que el grupo no tuvo tampoco una difusión apropiada, pues no se puede esperar nada bueno. Tampoco ayuda mucho el hecho de que se trate de un álbum con poco atractivo y difícil accesibilidad, lo que con el paso del tiempo lo ha convertido en un objeto de culto entre aquellos amantes del género.


Algún tipo de información que recale en la agrupación es más que difícil de encontrar, buceando a distintas profundidades en la web, apenas he podido dar con un párrafo que haga referencia a ellos. Se formaron como tal en 1971, su debut y única obra fue un año siguiente y poco después desaparecen con la misma rapidez con la que aparecieron. Y eso es todo.

El disco, tras una escucha inicial, deja patente que es un trabajo muy artesanal desde el punto de vista de grabación y producción, muestra alguna carencia en la grabación, con ciertas descompensaciones y la labor de los arreglos y los elementos que ayuden a construir mejor las composiciones son prácticamente inexistentes, esto le dota de autenticidad y creación sin filtros, pero por otra parte se observa rudeza y falta de ideas a la hora de enlazar partes o terminar con una coda atractiva. Sin duda es una obra que se gestó con cierta rapidez y no se pulió, mostrando una música ecléctica, variada y con aparentes influencias del momento.


Una primera cara con temas más elaborados donde sus composiciones gozan de secciones dentro de las mismas y otra donde surge más la vena expresiva e improvisadora y diferencias entre unos y otros muy drásticas. Se inicia con Higher and higher una larga pieza partiendo con un piano y una voz que nos evoca irremediablemente a un Gary Brooker en su salsa, con una forma de atacar el piano y hacer triadas cosecha del líder de PROCOL HARUM, pero esto no dura mucho, y tras una entrada paulatina de instrumentos se produce un giro radical, desaparece la lírica y se torna dura con apoyo de vientos crimsonianos de la era In the wake y Lizard. Queda muy claro desde el principio que el bajo lleva el tiempo y la batuta, pero no solo a partir de aquí, sino en toda la obra. La tensión que le ejerce a las composiciones es fundamental, en este primer track sus desarrollos son libres y se podría decir de semi-improvisación siguiendo a la batería en unos escarceos de guitarra muy a lo Frank Zappa. La voz de Ry es dura, esforzada y resquebrajada. En la misma línea será el siguiente Hope place, con atmósfera blues y jazz , el saxo, el bajo y la guitarra generan desarrollos imprevisibles, siempre marcando la dirección las cuerdas del bajo de Watts que va saltando las octavas a su antojo en un paroxismo que termina encarrilando las frases de la introducción del tema, complejidad a discreción que acaba sin continuidad.

Para tomar respiro tras una extensa y compleja pieza difícil de digerir surge Nicholas, que resulta ser un remanso de paz que descansa en una melodía de piano inicial envuelta con una cadencia descendente y que trabaja solo sobre 3 acordes, pero suficiente para resarcirnos y alimentar el espíritu, un caramelo que se hace corto. Guitarra cálida y voces amistosas.

Da carpetazo a este lado del vinilo Another, otro extenso corte, aunque de lo más trabajado que vamos a encontrar con 2 fases bien diferenciadas. El órgano se encarga de comenzar dando una ambientación progresiva en cadencia descendente llevando la composición en un remolino, donde la guitarra de pedal crea un sonido próximo a los primeros tiempos de BARCLAY JAMES HARVEST. El paso a la fase 2, es drástica con el bajo que una ve más marca diferencias y nos embarcan en un soniquete de piano y caja con alarde de bajo haciendo melodía que pronto desemboca en un juego de improvisaciones disonantes a cargo de las 4 cuerdas, que más bien parece ser un ejercicio de alargamiento en vistas de hacer la composición más extensa.

Melancolía e intimismo dan paso a la segunda cara con Find yourself, cuya batería parece introducirnos en el mundo de los WHO, incluso diría que la voz de Ry se acerca a la de Daltrey. Breve pieza que da paso a Look and turn, muy ácida en su concepción con un groove enérgico y una guitarra emulando a grandes de la escena coetánea como Eric Clapton y con uno de los mejores solos de Ry en el disco.


Pieza corta que nuevamente se acerca a la BARCLAY JAMES HARVEST de inicios, titulada If you like, con una voz que parece que se va a romper, transición para alcanzar, la que tal vez sea el corte más atractivo y uno de los más extensos, hablo de Spirit, atractiva desde un primer momento al captarnos instantáneamente con ese maravilloso groove de la base rítmica, la guitarra se muestra más que arisca y ácida siendo la primera en aparecer, también con la voz desbocada, más tarde lo hará el saxo ácido y exasperante trabajando ambos en un estilo libre e improvisado. Será el bajo el que ponga orden en esta jauría de sonido estableciendo un limitado patrón, llegando a un “summun” que poco a poco bajará de revoluciones para terminar.

Children es un tema cortísimo y delicado a base de piano y guitarra a lo Townshend , interludio suave para arrancar con la pieza homónima del álbum y más largo de todos, el espíritu de WHO vuelve a rondar. Running man, un tema pesado con un riff de carácter progresivo que se repite hasta la saciedad aderezado finalmente por el órgano y por las voces de fondo que campan sin control hasta que aparece la de Ry para unirse al riff con los coros. Sin final previsto acaba en silencio, nuevamente no han pactado ningún cierre.

No es un álbum imprescindible ni mucho menos, y de hecho solo acérrimos de estilos similares gustaran de estos sonidos, muy muy olvidados, de coleccionista.






domingo, 2 de marzo de 2025

DAVE GREENSLADE – Cactus choir (1976)

 


Dave Greenslade…………….Piano, clavinet, sintetizadores, Fender Rhodes, Hammond, Mellotron, voz, co-productor.

Tony Reeves………………..….Bajo

Simon Phillips…………….…..Batería y percusiones

Mick Grabham……………....Guitarra

Colaboraciones: Steve Gould, Lissa Gray, Bill Jackman, Dave Markee, John Perry, Martin Ford y Simon Jeffes


1ª Cara:

- Pedro`s party

- Gettysberg

- Swings and roundabouts - Time takes my time

- Forever and ever

2ª Cara:

- Cactus choir:

a) The rider

b) Greeley and the rest

c) March at sunset

- Country dance

- Finale


Podríamos estar hablando de un Lp más de la banda GREENSLADE, mismo sonido y mismo estilo de la carpeta que lo guarda, a cargo de Roger Dean……..pero no es así exactamente. Dave Greenslade que fue fundador de aquella banda, y que dejó su apellido en ella, comenzó tras su finalización una carrera en solitario y este fue su primer álbum, tal vez el más afortunado de ellos, los que vendrían después son mediocres y no alcanzarán ni de lejos la calidad de sus trabajos dentro de otras formaciones a las que perteneció.


Hijo de Jack Greenslade, pianista semiprofesional que dirigió bandas de baile en los años 30. Sus padres le animaron desde pequeño a tocar el piano y a los 13 años entró en el club juvenil de una iglesia local donde tocando conoció a Jon Hiseman y su viejo amigo Tony Reeves (ambos en Colosseum) . Sus comienzos fueron en CHRIS FARLOWE’S THUNDERBIRDS, influenciado por el pianista Bill Evans, entre otros. Allí su recorrido no dejaría huella, empezando a escribir su pasado en grandes empresas como COLOSSEUM donde más destacó, realizando mucho trabajo desde el aspecto jazzístico. También pasaría fugazmente por otro monstruo de nombre breve, IF, también orientado al jazz. Pero será más recordado por su fundación junto a Tony Reeves, magnifico bajista, por GREENSLADE donde crearon 4 álbumes de gran factura integrados en el rock progresivo instrumental, puesto que apenas hubo letra. Es aquí donde su nombre empieza a pertenecer a los grandes teclistas de los años 70.

Como les sucedió a muchos grupos de aquella época, cuando firmaron el contrato con la discográfica, o sus managers no leyeron bien la letra pequeña, o les jugaron una mala pasada. El caso es que llegó un momento en que si querían dejar la compañía tenían que hacer un desembolso de dinero brutal, tanto que era imposible conseguir esa cantidad. Al final Dave que era la cabeza visible se vio abocado a deshacer el grupo, rompiendo acuerdos y comenzando de nuevo. Su periplo en solitario se iniciaba aquí.


Aprovechando material que no había llegado a ser distribuido con Greenslade y también echando mano de composiciones que habían sido desechadas para los álbumes que se grabaron, Dave publicó al año siguiente de su separación, Cactus Choir, con una renovación en filas donde no podía faltar su estimado compañero de fatigas, Tony Reeves. Otros miembros importantes que integraron el combo fueron Simon Phillips reputado batería, auténtico mercenario y Mick Grabham ex-guitarrista de PROCOL HARUM.


Este álbum ofrece desde valses hasta música clásica y blues, incluye progresiones fascinantes y ritmos complejos, algo que Dave valora mucho a la hora de componer, por eso para su base rítmica se ha provisto de dos músicos excepcionales Reeves y Phillips, para estar a la áltura del binomio Tony Reeves – Andrew McCulloch de los anteriores Greenslade. Aquí deja apartados el órgano y el piano eléctrico sustituidos por una amplia gama de sintetizadores creando sonidos intensamente surrealistas.

No hace más que sonar Pedro’s party , para saber que estamos en el “universo Greenslade” y como reza su título el ambiente es fiestero, épico y con una melodía que bien podría pertenecer a algún tema del Jean Michel Jarre de los 90 con ese aire sencillo y desenvuelto en el teclado, una pieza corta que no va más allá. Y es que el nivel que ofrece no cumple con nuestras expectativas. Casi lo mismo se puede decir de Gettysburg, otra pieza cantada, también de corte épico pero que no llega a cumplir con la importancia de su trama, dejando el listón aún bajo. Tanto en ésta como en Pedro’s Party, se encuentra una sencillez que desemboca en un aire comercial, tal vez para enganchar.

Ya será en Swings and roundabouts – Takes my time, donde empezamos a reconocer las aptitudes de Dave cuando se pone en serio; más complejidad en un extenso corte donde adivinamos muchas fases diferentes con mucha alternancia y momentos experimentales y casi improvisatorios. La bifurcación del título es palpable en la composición donde se produce un silencio, algo raro en este músico, que apenas deja espacio para ellos, rellenando siempre con arreglos y melodías recurrentes. Pero ya en la orilla de Takes my time hay un hondo cambio drástico comenzando con un ritmo tranquilo y una voz reforzada por un maravilloso coro femenino a cargo de Lissa Gray con registros imposibles. Música que se torna sugerente, melódica y lírica, donde el mayor protagonismo es para la voz y la guitarra de Mick.

En mi opinión la mejor obra de todo el disco es Forever and ever, algo corta, cerrando la primera cara. La pieza más completa, progresiva y sólida. Épica de gran calado que va ganando enteros conforme se va desarrollando y añadiendo capas de sintetizadores dentro de una melodía acertada y con unos arreglos magníficos, muy inspirada y que mejora a cada escucha, digna de sus mejores contribuciones.

Dave Greenslade y Dave Thomas

Al otro lado surge el corte homónimo dividido en 3 partes difíciles de discernir, extraño teniendo en cuenta que dura apenas 6 minutos. Escuchamos desde el principio los indiscutibles solos caracoleados de Dave tan característicos en su forma de atacar los teclados. Se descubre orquestación en el fondo y la participación de un solemne piano. Nuevamente hay letra y la unión de voz e instrumentos me quiere recordar en su estructuración al grupo RARE BIRD, nada descabellado teniendo en cuenta que canta Steve Gould, vocalista de aquellos. Una composición que para ser la que da título al álbum no me parece estar a la altura, con una sección final que se queda coja (March and sunset)

Country dance, es otro de esos temas clásicos que podrían pertenecer a su antigua banda, muy agitado con los solos caracoleantes de un teclado imprevisible. Saltos en la rítmica y en la melodía con un destacado trabajo de Reeves al bajo, que en un momento dado se pone en primera fila como hizo algunas veces en Greenslade, y lo mismo podemos decir de Phillips, demostrando la vieja complicidad existente entre los tres músicos. Otra de sus mejores del disco.


Se cierra el vinilo en paz a través de la obvia Finale, un viaje sonoro o al menos eso es lo que me transmite. Sorprende al escuchar flauta, la de Martin Ford, que no se había manifestado hasta ahora, otro de los múltiples colaboradores que abre paso y enmudece con la entrada del mellotrón de Dave. Posiblemente la composición que encierra la faceta más jazzy de todas. Otra gran melodía a cargo de los teclados y que se subdivide entrando en un pasaje oscuro en una segunda parte ocupado por violines y cellos que nos trasladan a otro sonido, a una atmósfera inconfundible para la ELO.

Buen disco, para todos los que amen sus trabajos anteriores, no van a quedar defraudados, pero ojo, no vayáis mucho más allá buscando su sello. Como decía el doctor Zaius en la película de 1968 “El planeta de los simios”: tal vez no le guste lo que vaya a encontrar más allá…..






sábado, 15 de febrero de 2025

ELECTRIC LIGHT ORCHESTRA – II (1972)

 


Jeff Lynne…………..…………...….Voz principal, guitarra, moog, harmonium

Mike Edwards…………………...….Cello

Colin Walker………..……………...Cello

Wilf Gibson………………...….……Violin

Richard Tandy…………...………..Piano, moog, harmonium, guitar, voz

Bev Bevan……………………..…….Batería, percusion

Michael Alburquerque..……...Bajo, voz


1ª Cara:

- In old england town
- Mama
- Roll over Beethoven

2ª Cara:

- From the sun to the world

- Kuiama


En la ciudad de Birmingham y después de la disgregación de THE MOVE, dos de sus integrantes, Jeff Lynne que apenas había hecho acto de presencia y Roy Wood, resuelven que la idea es crear un nuevo proyecto empezando de cero, pero con elementos novedosos, nada parecido a lo anterior. Su idea principal es introducir sonido clásico pero interconectado con la música moderna del pop y el rock, queriendo llevar el rock partiendo del punto en que THE BEATLES lo dejaron. No es extraño que quisieran hacerlo cuando estaba en plena ascendencia el rock progresivo y sinfónico, con una filosofía muy similar a la que querían poner en marcha. EMERSON LAKE & PALMER ya en 1970 habían dado el golpe con su primer LP donde la adaptación de clásicos, llevados al rock era un hecho. Incluso Emerson, antes incluso con THE NICE ya había hecho a finales de los 60 cosas en ese sentido.


Pero cuando Wood y Lynne decían que querían introducir música clásica, era exactamente eso, literalmente la incorporación de instrumentos de música clásica como el violín y sobre todo el cello, que adquirirá un protagonismo creciente, de tal manera que el concepto de rock sinfónico adquiere más fuerza que nunca. Y ciertamente van a conseguir que el sonido creado sea original y único, una concepción musical que les hace ser reconocidos rápidamente, con un sello que los identificará para siempre. A lo largo del tiempo y con su enorme discografía nunca consiguieron un n.º1 en las listas, sin embargo mantienen el mayor número de éxitos en el top 40 de la historia de Billboard, y además fue el grupo que más veces apareció en el programa de TV, The midnigth special, con 4 ocasiones.

Particularmente soy seguidor de sus inicios, más experimentales y concebidos hacia un rock progresivo de tintes sinfónicos, plasmado en piezas extensas en tiempo donde podemos discernir pasajes instrumentales muy variados. Después, cuando empezaron a adquirir notoriedad a través de singles comerciales, con una música más dirigida hacia el pop que hacia el rock, con éxitos que aunque no carentes de calidad, no dejaban de ser composiciones más asimilables y de reducido contenido, ya no encuentro ese espíritu genuino y atrevido que reside en sus primeras obras.

A las primeras de cambio, tras la grabación de su debut “No answer” en 1971, e inmersos en la preparación del segundo, éste que tenemos en el punto de mira, Roy Wood decidió que no quería continuar, dejando solo al frente a Lynne, que aunque muy preparado, ya que era compositor, arreglista, músico y productor, ahí es nada….no digirió bien la partida de su binomio, Wood era muy bueno en lo suyo, y sus ideas eran muy bien recibidas, su participación en la creación musical era esencial para Lynne. Fue un mazazo, pero Lynne tenía claras sus convicciones y a pesar de su ausencia y la de 2 miembros más que arrastró Wood en su partida, decidió seguir adelante fichando nuevos componentes para la creación y grabación de ELO II.

La otra portada

Después de haber realizado unas cuantas actuaciones en directo, el quebradero de cabeza más importante para la banda eran los problemas con los instrumentos de cuerda utilizados (violín, cello,….). No podían escucharse más que escasamente entre la algarabía del ruido existente en un concierto. Pero raudos se preocuparon en buscar la solución. Pusieron en los instrumentos unos elementos llamados “pick ups” que no eran otra cosa que unos micrófonos o pastillas, utilizadas en guitarras eléctricas y otros, que amplifican el sonido adecuadamente. Esto resolvió la cuestión y el sonido ambiente por fin pudo comportarse como en estudio.

Llegó la grabación de sus segundo LP, en el que Wood aún dejó huella en alguno de los temas. Tras marcharse formaría rápidamente otra banda,Wizzard con dos ex-ELO. Originalmente el disco se iba a llamar The lost planet, pero acabó simplificándose, como todos sabemos. Para completar los integrantes, entrarán Colin Walker y Mike Edwards para cubrir las bajas, y Richard Tandy debutará ocupándose de los teclados, quien incorporó el harmonium, un curioso instrumento con teclado, pero que es de viento, con un sonido muy parecido al del acordeón. Las portadas Americana y Británica disienten, en la europea en el título dice ELO, en la de EEUU, con otra portada inferior, en mi opinión, ELECTRIC LIGHT ORCHESTRA. Se registró en vivo en el estudio sin apenas pistas grabadas, y su difusión en las emisores de Estados Unidos fue muy amplia, de hecho, siempre han tenido más seguidores en ese continente.

Se trata de un trabajo nada comercial, nada que ver con lo que vendrá dentro de unos años, escuchándolo podemos darnos cuenta retrospectivamente de que el sonido clásico de la banda se está gestando, las texturas de los instrumentos clásicos, sobre todo del cello, van a ser marca de la casa, Lynne tiene claro que ese es el camino. Un álbum que contiene tan solo 5 cortes nos da una idea de la extensión de ellos, y por tanto de que por el trayecto nos encontraremos pasajes de diversa índole y con más jams instrumentales que voces.

Con la primera pieza, In old england town, nos quedamos mudos y fuera de juego con una entrada realmente arisca de los cellos en secuencias obsesivas, el sonido duro y oscuro nos acompaña durante el tiempo que dura y que no ceja en desasosiego ni siquiera cuando canta Lynne o entra su guitarra. Se crean expectativas en cuanto a que nos vamos a encontrar más adelante. No obstante el sonido ELO se está forjando con esos arreglos de cuerda. La sonoridad de la voz, es extraña, se produce una especie de eco similar al de alguien cantando en una habitación vacía. Otra de esas pinceladas que quedarán como sello personal.

Se abren un poco los nubarrones con Mama, que aunque tiene el álbum una oscuridad que se extiende a lo largo de todos los surcos de ambas caras, si que es más acogedora, con un Lynne más lírico y unos arreglos orquestales creando fondo más apacibles, a su vez los cellos construyen un vaivén, a modo de ida y vuelta que parece que mecen la melodía y que se repiten hasta el final. Con su 3º tema triunfarían en las radio fórmulas americanas. Una mezcla entre la 5º sinfonía de Beethoven y un clásico de Chuck Berry, Roll over Beethoven, un mix inesperado de gran contraste, supondría un chute de popularidad, rock and roll al más puro estilo con arreglos de cello y violín dando cobertura a la guitarra rockera de Lynne que canta en sintonía a la pieza. Los teclados de Tandy también aportan a la causa con un desarrollo a lo Jerry Lee Lewis. La dinámica del track y su producción es espléndida y el final es digno de Ludwig.

El otro lado del acetato está ocupado tan solo por dos títulos que retornan a la posición inicial, el dramatismo y el ambiente algo cargado se afincan de nuevo para no marcharse. From the sun to the world, extensa suite que transmite rápidamente clasicismo con la épica intro, se trata de la melodía principal que se irá repitiendo seccionada por el piano de un brillante e inspirado Tandy y por los cellos y violín, este imprime especialmente paisajes desquiciantes. A mitad de composición se abre un pequeño y precioso paréntesis, un remanso de paz lleno de romanticismo y nostalgia, para desembocar nuevamente en la épica cada vez más acelerada y estridente, terminando con un final algo precipitado, un punto a mejorar.

Y la pieza más amplia de todo el disco queda para terminar, Kuiama, con casi 12 minutos de duración pasando por diferentes estados, se puede decir que es la más progresiva, la guitarra no se había manifestado nunca tan dura como aquí, mostrando las armas de la banda, texturas orquestales magníficas, cambios de ritmo y atmósfera diversas. Pero eso sí, sigue oscura y nostálgica como la anterior, con un violín de aires románticos que nos toca la fibra. Poco a poco se encamina hacia el final subiendo en una serie de escalas hasta desembocar con fatalismo en un cierre extraño y a la vez futurista, que es algo ajeno y discordante con el clasismo que encierra este tema. Nuevamente el final no termina de ser acertado.

Disco con el que se deleitarán los amantes del progresivo más clásico o del sinfónico purista. Es una ocasión para conocer las raíces de esta banda que trascendió y que dejaría huella para siempre, porque los éxitos que llegaron a finales de los 70 e inicios de los 80, no son sino el resultado de un buen trabajo realizado en las primeras etapas con introversión e inocencia. Mucho más auténticas, nada que ver con la comercialidad que les lanzó al estrellato.








sábado, 11 de enero de 2025

MOUNTAIN – Nantucket sleghride (1971)

 


Leslie West…………..…….Voz, guitarra

Steve Knight…………..….Teclados

Felix Pappalardi….……..Bajo, voz

Corky Laing………..………Batería


1ª Cara:

- Don’t look around
- Taunta
- Nantucket sleghride
- You can’t take away
- Tired angels

2ª Cara:

- The animal trainer and the toad

- My lady

- Travelling in the dark

- The great train robbery


Esta obra es otra de esas que pasan desapercibidas en el ámbito del Rock, y que no debería, pero es tal la cantidad de material que hay de esa época que irremediablemente, y más aún, en los tiempos que corren, que todavía dificultan más su conocimiento, es muy normal que se queden flotando en el limbo para siempre. Hoy en día, con la falta de prensa de estos discos que empiezan a sumar el medio siglo y el hecho de que las nuevas generaciones ya no necesiten ni siquiera formato material para escuchar música, hace difícil la difusión de álbumes que pasaron sin pena ni gloria en la vorágine del momento.

Me topo con la banda LESLIE WEST MOUNTAIN, americanos del norte, en concreto de la metrópoli de Nueva York que se fundaron como trío en 1969, Norman Landsberg (teclados y bajo), Leslie West (Guitarra y voz) y Ken Janick (Batería), bien acogidos por parte del público de la zona. El productor Felix Pappalardi los apadrinará cuando los descubre, pero es que como también es músico entrará en el seno y colaborando grabarán su primer álbum. Trabajarán mucho el directo y gracias a eso obtienen un cierto éxito que les lleva a participar en el gran festival de Woodstock de 1969 pero ya en formación de cuarteto, aunque extrañamente nunca aparecerán en el álbum oficial del festival ni tampoco en la película temática que se realizó. La entrada en filas de Pappalardi, con su saber para la producción, supuso que el sonido cambiase sustancialmente, no solo hizo labor con el bajo, sino que también analizó la guitarra rítmica, el piano, la voz e incluso su vena para componer, con lo que el hard rock inicial, se dulcificaría en pos de más melodía con un aspecto más moderno.

El segundo LP ya se denominó con el nombre reducido a MOUNTAIN donde ya no aparecen Janick ni Landsberg, sino Steve Knight a las teclas y C. Laing a la batería. Seguramente es el disco más completo de su corta discografía con un hard rock próximo al realizado por CREAM, cuyo productor había sido casualmente Pappalardi. Titulado Nantucket Sleghride, es un álbum conceptual que gira en torno a la isla de Nantucket, ubicada en el océano Atlántico a unos 50 km de Massachusetts, EEUU donde muchos marinos vivían de la caza de las ballenas. En concreto la canción homónima está basada en la tragedia del barco ballenero Essex, que en 1820 fue embestido por un cachalote resultando muy dañado y provocando su hundimiento finalmente. La mayoría de la tripulación pudo salvarse en los botes, pero su destino es otra historia que os invito a que indaguéis.


El estilo musical desarrollado ha tenido fuerte influencia en otras bandas venideras de Rock, Bad Company, Humble Pie, Mott the Hoople, o Hard como Black Sabbath o Deep Purple, estos últimos coetáneos, pero que absorbieron ciertos elementos estilísticos, y es que se les asocia con el preludio del Heavy Metal y el Hard, aunque tal vez más por la guitarra de West y su asociación con Corky Laing, una sociedad fructífera que crecerá un año más tarde hasta el punto de grabar LP’s junto a Jack Bruce, ex-Cream, aprovechando una breve separación de Mountain (más bien un descanso), cuando Pappalardi se retira al estudio. Pero esa sociedad West-Laing no es la única , ya que Pappalardi – Laing también es otra sociedad construida sobre fuertes dosis de compenetración que se demuestran a lo largo de toda la obra. Estas uniones dentro del disco tienen como fruto la consecución de grooves impresionantes, uno de los elementos estelares que hacen posible su triunfo entre el público amante del hard.

Nada más iniciarse nos ponen las pilas con Don’t look around, potente y dura donde la guitarra y la batería a base de aporrear timbales no cejan en su empeño comenzando la simbiosis, la voz de West se suma al evento arreciando rota e imprimiendo más dureza si cabe. Laing que es un obrero de la percusión y junto con el bajo de Pappalardi establecen una base rítmica digna de una enérgica máquina. Un torrente de fuerza que en tensión no es superado por ninguno de los siguientes cortes. A continuación nos sorprende la pieza escrita por Pappalardi (colabora en la mayoría, junto con su esposa Gail Collins) un remanso de paz que se recibe si cabe con más ganas, tras el primer huracán, se trata de Taunta, perfecto para desintoxicar con una duración muy corta, apenas un minuto de composición instrumental desarrollada por Knigth y su teclado.

Llega la estrella del festival, la homónima y clave conceptual Nantucket Sleghride, donde la melodía se hace más patente gracias al fuerte protagonismo de los teclados, muy interesantes en su ejecución con un sonido original, mientras la guitarra en arpegios se balancea. Llega un momento en que las guitarras con un aluvión de decibelios los envía a segundo plano reforzado por la ametralladora de la percusión. Se observan 2 partes diferenciadas en la composición, la primera muy melódica con los teclados al frente y la segunda dura por la respuesta de West y Laing. Una dualidad que se repite pero que deja otros detalles muy buenos entremedias, mostrándose como la pieza más completa y más dinámica del LP escrita por Pappalardi.

Otro magnifico corte es You can’t take away, un tema que en su entrada hace su aparición la cruda guitarra con un riff que se repite a lo largo de todo el tema y que canta West, protagonista absoluto en una composición con mucho aire de blues y del trio Cream, con arreglos de piano y coros por parte del resto de componentes y reforzada en el ritmo por una batería machacona. La cara A del vinilo acaba con Tired Angels otro track que huele mucho nuevamente a Cream (Wheels of fire) y con una estructura muy similar a la de Nantucket Sleghride, con 2 secciones diferentes. En la primera la opaca guitarra de West obtiene gran atención, con inclusión de solos, mientras en la otra el teclado hace su presencia relegando a la guitarra y regalándonos melodía celestial. Pappalardi la escribió en recuerdo del inigualable Jimi Hendrix, que hacía poco más de un año había fallecido. Mi pieza favorita.

En la otra cara del plástico arranca con The animal trainer and the toad, una pieza de fuerte sabor blues trabajando con Slide guitar y acompañada de un remarcable piano bar, una pieza con riff sencillos y de carácter alegre, ligera. My lady, presenta nuevamente una estructura suave cantada por Pappalardi con una ambientación muy folk y arropado con una pantalla de teclados y coros, donde West toca la guitarra comedida sin entrar en batallas ni agresiones acompañando la melodía.

Otra de las grandes composiciones para mi gusto que no podemos descartar es Travelling in the dark, que nada más comenzar nos transmite buen feeling y esperamos buenos momentos de ella. Posiblemente es el corte donde más clara queda esa relación mutua y dual entre los músicos, con unos grooves imponentes por parte de West-Laing y Pappalardi- Laing. Todos los músicos confluyen con gran aportación interpretativa creando un tema vibrante y brillante. El LP finaliza con The great train robbery de tintes muy análogos en la interpretación y construcción a “The animal trainer and the toad”, donde se despacha a gusto la slide guitar de West mientras se desgañita al micrófono. Aquí también encontramos el piano bar haciendo arreglos y al final se puede escuchar como el bajo de Pappalardi intenta sobresalir por encima de todo a modo de firma y cierre.

Una obra muy completa sin bajones que cualquier fan del hard o del progresivo debe tener en sus arcas. Disfrutaréis de las animaciones tanto en el exterior como en el interior de la funda, obra de la novia de Pappalardi, Gail Collins, si, también hizo sus pinitos en la pintura, y la verdad, no lo hacía mal.




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