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domingo, 2 de marzo de 2025

DAVE GREENSLADE – Cactus choir (1976)

 


Dave Greenslade…………….Piano, clavinet, sintetizadores, Fender Rhodes, Hammond, Mellotron, voz, co-productor.

Tony Reeves………………..….Bajo

Simon Phillips…………….…..Batería y percusiones

Mick Grabham……………....Guitarra

Colaboraciones: Steve Gould, Lissa Gray, Bill Jackman, Dave Markee, John Perry, Martin Ford y Simon Jeffes


1ª Cara:

- Pedro`s party

- Gettysberg

- Swings and roundabouts - Time takes my time

- Forever and ever

2ª Cara:

- Cactus choir:

a) The rider

b) Greeley and the rest

c) March at sunset

- Country dance

- Finale


Podríamos estar hablando de un Lp más de la banda GREENSLADE, mismo sonido y mismo estilo de la carpeta que lo guarda, a cargo de Roger Dean……..pero no es así exactamente. Dave Greenslade que fue fundador de aquella banda, y que dejó su apellido en ella, comenzó tras su finalización una carrera en solitario y este fue su primer álbum, tal vez el más afortunado de ellos, los que vendrían después son mediocres y no alcanzarán ni de lejos la calidad de sus trabajos dentro de otras formaciones a las que perteneció.


Hijo de Jack Greenslade, pianista semiprofesional que dirigió bandas de baile en los años 30. Sus padres le animaron desde pequeño a tocar el piano y a los 13 años entró en el club juvenil de una iglesia local donde tocando conoció a Jon Hiseman y su viejo amigo Tony Reeves (ambos en Colosseum) . Sus comienzos fueron en CHRIS FARLOWE’S THUNDERBIRDS, influenciado por el pianista Bill Evans, entre otros. Allí su recorrido no dejaría huella, empezando a escribir su pasado en grandes empresas como COLOSSEUM donde más destacó, realizando mucho trabajo desde el aspecto jazzístico. También pasaría fugazmente por otro monstruo de nombre breve, IF, también orientado al jazz. Pero será más recordado por su fundación junto a Tony Reeves, magnifico bajista, por GREENSLADE donde crearon 4 álbumes de gran factura integrados en el rock progresivo instrumental, puesto que apenas hubo letra. Es aquí donde su nombre empieza a pertenecer a los grandes teclistas de los años 70.

Como les sucedió a muchos grupos de aquella época, cuando firmaron el contrato con la discográfica, o sus managers no leyeron bien la letra pequeña, o les jugaron una mala pasada. El caso es que llegó un momento en que si querían dejar la compañía tenían que hacer un desembolso de dinero brutal, tanto que era imposible conseguir esa cantidad. Al final Dave que era la cabeza visible se vio abocado a deshacer el grupo, rompiendo acuerdos y comenzando de nuevo. Su periplo en solitario se iniciaba aquí.


Aprovechando material que no había llegado a ser distribuido con Greenslade y también echando mano de composiciones que habían sido desechadas para los álbumes que se grabaron, Dave publicó al año siguiente de su separación, Cactus Choir, con una renovación en filas donde no podía faltar su estimado compañero de fatigas, Tony Reeves. Otros miembros importantes que integraron el combo fueron Simon Phillips reputado batería, auténtico mercenario y Mick Grabham ex-guitarrista de PROCOL HARUM.


Este álbum ofrece desde valses hasta música clásica y blues, incluye progresiones fascinantes y ritmos complejos, algo que Dave valora mucho a la hora de componer, por eso para su base rítmica se ha provisto de dos músicos excepcionales Reeves y Phillips, para estar a la áltura del binomio Tony Reeves – Andrew McCulloch de los anteriores Greenslade. Aquí deja apartados el órgano y el piano eléctrico sustituidos por una amplia gama de sintetizadores creando sonidos intensamente surrealistas.

No hace más que sonar Pedro’s party , para saber que estamos en el “universo Greenslade” y como reza su título el ambiente es fiestero, épico y con una melodía que bien podría pertenecer a algún tema del Jean Michel Jarre de los 90 con ese aire sencillo y desenvuelto en el teclado, una pieza corta que no va más allá. Y es que el nivel que ofrece no cumple con nuestras expectativas. Casi lo mismo se puede decir de Gettysburg, otra pieza cantada, también de corte épico pero que no llega a cumplir con la importancia de su trama, dejando el listón aún bajo. Tanto en ésta como en Pedro’s Party, se encuentra una sencillez que desemboca en un aire comercial, tal vez para enganchar.

Ya será en Swings and roundabouts – Takes my time, donde empezamos a reconocer las aptitudes de Dave cuando se pone en serio; más complejidad en un extenso corte donde adivinamos muchas fases diferentes con mucha alternancia y momentos experimentales y casi improvisatorios. La bifurcación del título es palpable en la composición donde se produce un silencio, algo raro en este músico, que apenas deja espacio para ellos, rellenando siempre con arreglos y melodías recurrentes. Pero ya en la orilla de Takes my time hay un hondo cambio drástico comenzando con un ritmo tranquilo y una voz reforzada por un maravilloso coro femenino a cargo de Lissa Gray con registros imposibles. Música que se torna sugerente, melódica y lírica, donde el mayor protagonismo es para la voz y la guitarra de Mick.

En mi opinión la mejor obra de todo el disco es Forever and ever, algo corta, cerrando la primera cara. La pieza más completa, progresiva y sólida. Épica de gran calado que va ganando enteros conforme se va desarrollando y añadiendo capas de sintetizadores dentro de una melodía acertada y con unos arreglos magníficos, muy inspirada y que mejora a cada escucha, digna de sus mejores contribuciones.

Dave Greenslade y Dave Thomas

Al otro lado surge el corte homónimo dividido en 3 partes difíciles de discernir, extraño teniendo en cuenta que dura apenas 6 minutos. Escuchamos desde el principio los indiscutibles solos caracoleados de Dave tan característicos en su forma de atacar los teclados. Se descubre orquestación en el fondo y la participación de un solemne piano. Nuevamente hay letra y la unión de voz e instrumentos me quiere recordar en su estructuración al grupo RARE BIRD, nada descabellado teniendo en cuenta que canta Steve Gould, vocalista de aquellos. Una composición que para ser la que da título al álbum no me parece estar a la altura, con una sección final que se queda coja (March and sunset)

Country dance, es otro de esos temas clásicos que podrían pertenecer a su antigua banda, muy agitado con los solos caracoleantes de un teclado imprevisible. Saltos en la rítmica y en la melodía con un destacado trabajo de Reeves al bajo, que en un momento dado se pone en primera fila como hizo algunas veces en Greenslade, y lo mismo podemos decir de Phillips, demostrando la vieja complicidad existente entre los tres músicos. Otra de sus mejores del disco.


Se cierra el vinilo en paz a través de la obvia Finale, un viaje sonoro o al menos eso es lo que me transmite. Sorprende al escuchar flauta, la de Martin Ford, que no se había manifestado hasta ahora, otro de los múltiples colaboradores que abre paso y enmudece con la entrada del mellotrón de Dave. Posiblemente la composición que encierra la faceta más jazzy de todas. Otra gran melodía a cargo de los teclados y que se subdivide entrando en un pasaje oscuro en una segunda parte ocupado por violines y cellos que nos trasladan a otro sonido, a una atmósfera inconfundible para la ELO.

Buen disco, para todos los que amen sus trabajos anteriores, no van a quedar defraudados, pero ojo, no vayáis mucho más allá buscando su sello. Como decía el doctor Zaius en la película de 1968 “El planeta de los simios”: tal vez no le guste lo que vaya a encontrar más allá…..






sábado, 15 de febrero de 2025

ELECTRIC LIGHT ORCHESTRA – II (1972)

 


Jeff Lynne…………..…………...….Voz principal, guitarra, moog, harmonium

Mike Edwards…………………...….Cello

Colin Walker………..……………...Cello

Wilf Gibson………………...….……Violin

Richard Tandy…………...………..Piano, moog, harmonium, guitar, voz

Bev Bevan……………………..…….Batería, percusion

Michael Alburquerque..……...Bajo, voz


1ª Cara:

- In old england town
- Mama
- Roll over Beethoven

2ª Cara:

- From the sun to the world

- Kuiama


En la ciudad de Birmingham y después de la disgregación de THE MOVE, dos de sus integrantes, Jeff Lynne que apenas había hecho acto de presencia y Roy Wood, resuelven que la idea es crear un nuevo proyecto empezando de cero, pero con elementos novedosos, nada parecido a lo anterior. Su idea principal es introducir sonido clásico pero interconectado con la música moderna del pop y el rock, queriendo llevar el rock partiendo del punto en que THE BEATLES lo dejaron. No es extraño que quisieran hacerlo cuando estaba en plena ascendencia el rock progresivo y sinfónico, con una filosofía muy similar a la que querían poner en marcha. EMERSON LAKE & PALMER ya en 1970 habían dado el golpe con su primer LP donde la adaptación de clásicos, llevados al rock era un hecho. Incluso Emerson, antes incluso con THE NICE ya había hecho a finales de los 60 cosas en ese sentido.


Pero cuando Wood y Lynne decían que querían introducir música clásica, era exactamente eso, literalmente la incorporación de instrumentos de música clásica como el violín y sobre todo el cello, que adquirirá un protagonismo creciente, de tal manera que el concepto de rock sinfónico adquiere más fuerza que nunca. Y ciertamente van a conseguir que el sonido creado sea original y único, una concepción musical que les hace ser reconocidos rápidamente, con un sello que los identificará para siempre. A lo largo del tiempo y con su enorme discografía nunca consiguieron un n.º1 en las listas, sin embargo mantienen el mayor número de éxitos en el top 40 de la historia de Billboard, y además fue el grupo que más veces apareció en el programa de TV, The midnigth special, con 4 ocasiones.

Particularmente soy seguidor de sus inicios, más experimentales y concebidos hacia un rock progresivo de tintes sinfónicos, plasmado en piezas extensas en tiempo donde podemos discernir pasajes instrumentales muy variados. Después, cuando empezaron a adquirir notoriedad a través de singles comerciales, con una música más dirigida hacia el pop que hacia el rock, con éxitos que aunque no carentes de calidad, no dejaban de ser composiciones más asimilables y de reducido contenido, ya no encuentro ese espíritu genuino y atrevido que reside en sus primeras obras.

A las primeras de cambio, tras la grabación de su debut “No answer” en 1971, e inmersos en la preparación del segundo, éste que tenemos en el punto de mira, Roy Wood decidió que no quería continuar, dejando solo al frente a Lynne, que aunque muy preparado, ya que era compositor, arreglista, músico y productor, ahí es nada….no digirió bien la partida de su binomio, Wood era muy bueno en lo suyo, y sus ideas eran muy bien recibidas, su participación en la creación musical era esencial para Lynne. Fue un mazazo, pero Lynne tenía claras sus convicciones y a pesar de su ausencia y la de 2 miembros más que arrastró Wood en su partida, decidió seguir adelante fichando nuevos componentes para la creación y grabación de ELO II.

La otra portada

Después de haber realizado unas cuantas actuaciones en directo, el quebradero de cabeza más importante para la banda eran los problemas con los instrumentos de cuerda utilizados (violín, cello,….). No podían escucharse más que escasamente entre la algarabía del ruido existente en un concierto. Pero raudos se preocuparon en buscar la solución. Pusieron en los instrumentos unos elementos llamados “pick ups” que no eran otra cosa que unos micrófonos o pastillas, utilizadas en guitarras eléctricas y otros, que amplifican el sonido adecuadamente. Esto resolvió la cuestión y el sonido ambiente por fin pudo comportarse como en estudio.

Llegó la grabación de sus segundo LP, en el que Wood aún dejó huella en alguno de los temas. Tras marcharse formaría rápidamente otra banda,Wizzard con dos ex-ELO. Originalmente el disco se iba a llamar The lost planet, pero acabó simplificándose, como todos sabemos. Para completar los integrantes, entrarán Colin Walker y Mike Edwards para cubrir las bajas, y Richard Tandy debutará ocupándose de los teclados, quien incorporó el harmonium, un curioso instrumento con teclado, pero que es de viento, con un sonido muy parecido al del acordeón. Las portadas Americana y Británica disienten, en la europea en el título dice ELO, en la de EEUU, con otra portada inferior, en mi opinión, ELECTRIC LIGHT ORCHESTRA. Se registró en vivo en el estudio sin apenas pistas grabadas, y su difusión en las emisores de Estados Unidos fue muy amplia, de hecho, siempre han tenido más seguidores en ese continente.

Se trata de un trabajo nada comercial, nada que ver con lo que vendrá dentro de unos años, escuchándolo podemos darnos cuenta retrospectivamente de que el sonido clásico de la banda se está gestando, las texturas de los instrumentos clásicos, sobre todo del cello, van a ser marca de la casa, Lynne tiene claro que ese es el camino. Un álbum que contiene tan solo 5 cortes nos da una idea de la extensión de ellos, y por tanto de que por el trayecto nos encontraremos pasajes de diversa índole y con más jams instrumentales que voces.

Con la primera pieza, In old england town, nos quedamos mudos y fuera de juego con una entrada realmente arisca de los cellos en secuencias obsesivas, el sonido duro y oscuro nos acompaña durante el tiempo que dura y que no ceja en desasosiego ni siquiera cuando canta Lynne o entra su guitarra. Se crean expectativas en cuanto a que nos vamos a encontrar más adelante. No obstante el sonido ELO se está forjando con esos arreglos de cuerda. La sonoridad de la voz, es extraña, se produce una especie de eco similar al de alguien cantando en una habitación vacía. Otra de esas pinceladas que quedarán como sello personal.

Se abren un poco los nubarrones con Mama, que aunque tiene el álbum una oscuridad que se extiende a lo largo de todos los surcos de ambas caras, si que es más acogedora, con un Lynne más lírico y unos arreglos orquestales creando fondo más apacibles, a su vez los cellos construyen un vaivén, a modo de ida y vuelta que parece que mecen la melodía y que se repiten hasta el final. Con su 3º tema triunfarían en las radio fórmulas americanas. Una mezcla entre la 5º sinfonía de Beethoven y un clásico de Chuck Berry, Roll over Beethoven, un mix inesperado de gran contraste, supondría un chute de popularidad, rock and roll al más puro estilo con arreglos de cello y violín dando cobertura a la guitarra rockera de Lynne que canta en sintonía a la pieza. Los teclados de Tandy también aportan a la causa con un desarrollo a lo Jerry Lee Lewis. La dinámica del track y su producción es espléndida y el final es digno de Ludwig.

El otro lado del acetato está ocupado tan solo por dos títulos que retornan a la posición inicial, el dramatismo y el ambiente algo cargado se afincan de nuevo para no marcharse. From the sun to the world, extensa suite que transmite rápidamente clasicismo con la épica intro, se trata de la melodía principal que se irá repitiendo seccionada por el piano de un brillante e inspirado Tandy y por los cellos y violín, este imprime especialmente paisajes desquiciantes. A mitad de composición se abre un pequeño y precioso paréntesis, un remanso de paz lleno de romanticismo y nostalgia, para desembocar nuevamente en la épica cada vez más acelerada y estridente, terminando con un final algo precipitado, un punto a mejorar.

Y la pieza más amplia de todo el disco queda para terminar, Kuiama, con casi 12 minutos de duración pasando por diferentes estados, se puede decir que es la más progresiva, la guitarra no se había manifestado nunca tan dura como aquí, mostrando las armas de la banda, texturas orquestales magníficas, cambios de ritmo y atmósfera diversas. Pero eso sí, sigue oscura y nostálgica como la anterior, con un violín de aires románticos que nos toca la fibra. Poco a poco se encamina hacia el final subiendo en una serie de escalas hasta desembocar con fatalismo en un cierre extraño y a la vez futurista, que es algo ajeno y discordante con el clasismo que encierra este tema. Nuevamente el final no termina de ser acertado.

Disco con el que se deleitarán los amantes del progresivo más clásico o del sinfónico purista. Es una ocasión para conocer las raíces de esta banda que trascendió y que dejaría huella para siempre, porque los éxitos que llegaron a finales de los 70 e inicios de los 80, no son sino el resultado de un buen trabajo realizado en las primeras etapas con introversión e inocencia. Mucho más auténticas, nada que ver con la comercialidad que les lanzó al estrellato.








domingo, 26 de enero de 2025

SAD CAFÉ – Sad café (1980)

 


Paul Young…………..…….Voz, percusiones

Ashley Mulford……...….Guitarra principal, coros

Ian Wilson….……………...Guitarra eléctrica y acústica, coros, percusiones

John Stimpson……….……Bajo, coros

Vic Emerson………………..Piano, sintetizador

Dave Irving………………….Batería, coros, percusion

Lenni Zaksen……………...Saxofón, coros


1ª Cara:

- La-Di-Da
- Digital Daydream Blues
- What Am I Gonna do
- Keep it from the troops

2ª Cara:

- Love today

- Losin’ you

- Dreamin

- No favours no way

- I’m in love again


Surgiendo de las cenizas de 2 bandas, una MANDALABAND, conocida en los círculos del estilo sinfónico y progresivo donde tuvo su fieles seguidores, y de otra GYRO, poco, muy poco conocida...de hecho es difícil encontrar información, al menos buceando a poca profundidad, tal vez más abajo… y perdiendo tiempo se pueda dar con algún dato referente, porque desconozco hasta el estilo de su música. Por parte de Mandalaband se incorporaron los miembros Ashley Mulford, John Stimpson y Vic Emerson. De parte de Gyro serían Paul Young e Ian Wilson.


Nacida en Manchester en 1976 tomó su nombre de una novela corta del escritor Carson McCullers llamada Ballad of the Sad Café, ese mismo año lanzarían su debut tras conseguir un contrato con Chrysalis, pero extrañamente fue grabado pero nunca vería la luz porque fue archivado. Después de tal fiasco, no dudaron en mudarse a otra discográfica, RCA y en su nuevo debut no dudaron en incluir composiciones de su trabajo archivado. Ya con su 3º álbum se interesó por ellos Eric Stewart un personaje importante miembro de 10 CC, que produjo el disco y también el 4º es decir, el que tenemos entre manos y cuyo título es raramente a estas alturas el homónimo.


Paul Young que tenía mucho arte y carisma sobre el escenario consiguió una buena legión de fieles seguidores atraídos por sus actuaciones en directo de manera que a finales de la década de los 70 adquirieron cierto reconocimiento con una audiencia que seguía sus pasos. Respecto a su homónimo, parte de la prensa especializada manifestó que era “más de lo mismo”, pero claro, decir esto de una agrupación como está, donde convivían un compendio de 7 músicos de profesionalidad contrastada que se había reunido para hacer lo que más les gustaba, es mucho decir…. Se puede considerar hasta un piropo, dado el nivel de este trabajo que analizamos. Lanzaron los sencillos “La-Di-Da” y “I’m in love again”, primer y último cortes del acetato como cebo. El primero con un estribillo muy pegadizo y una melodía sencilla y fácil de seguir que enseguida atrapa al oyente y que llama a bailar en la pista, pero siempre con distinción compositiva. La segunda igualmente atrapa alimentando el sentimiento expresando sensualidad con una instrumentación superior trabajando una atmósfera romántica. Pero no os engañéis, esta carta de presentación mejora con lo que viene después.

La segunda mitad de los 70 fue un periodo agitado, se avecinaban vientos de cambio en lo musical, las tensiones provocadas por el crecimiento exacerbado de las ganancias en las discográficas, el derroche, y la inestabilidad social, generó situaciones inciertas que poco a poco causaron indignación en la gente joven y por ende en los nuevos valores musicales. La agonía de los dinosaurios y el renacimiento de la pureza del rock a través del punk pusieron patas arriba el panorama de la industria, de forma que lo que valía hoy, mañana estaba obsoleto, el punto de mira cambió de dirección buscando el color verde de los billetes, una vez más.

En esta situación muchos grupos terminaron por desaparecer, no consiguieron adaptarse. Era reinventarse o morir. Había que replantearse el trabajo futuro, y eso llevó al final a unos y con ello a la nueva creación de otras bandas. Esos músicos sin proyectos y sin tener una idea clara de que camino tomar, fundaban nuevos combos. Atrapados por la incertidumbre intentan integrarse siguiendo las tendencias y así surgen formaciones como Sad Café, donde encontramos una miscelánea, un crisol de estilos. Todavía se detectan ecos del pasado que no acaban de sacudirse, pero que transforman inteligentemente a través de la magnífica instrumentación conduciéndolos hacia lo que pide el público, además los instrumentos se modernizan tomando material de nueva generación, la vanguardia poco a poco se va imponiendo.

Definir su estilo no es fácil pero lo que más se le acerca tal vez es el llamado “Soft Rock” que abanderaron también otros en esa época. Pero no se les puede encorsetar fácilmente. Ya que escuchando el disco se descubren dosis de varios estilos: Disco, pop, prog, soul incluso me atrevería a decir hard. De lo que no cabe duda es la valía de estos compositores con mayúsculas, la creación de su melodías complejas en su textura y sin embargo fáciles de asimilar con gusto comercial y una brillantez y precisión difíciles de superar. Son capaces de dejarnos perplejos con las combinaciones de diversidad instrumental plagadas de arreglos infinitos y ninguno igual que viajan constantemente por dentro de los temas. Las melodías surgen ricas en matices que sumadas a las voces de Paul en solitario y el resto a través de coros parecen actuar como un instrumento más. Todos saben cantar en mayor o menor medida y dotan de frescura y sensibilidad la mayoría de piezas. La diversidad de instrumentos que participan en la elaboración de las creaciones es enorme, una explosión para los sentidos.

Dreamin” es un corte que podría pertenecer sin complejos al 90125 de YES , con unos juegos de voces que recuerdan tremendamente a aquellas, y una guitarra hermana de la de Trevor Rabin, pero para eso faltaban unos pocos años. Keep it from the troops, es una pieza muy elaborada con grandes cambios de ritmo y tal vez con el sonido más duro de todas, reflejándose destellos de prog en ella. Las guitarras que aparecen en Losin’ you, parecen estar influenciadas por bandas coetáneas como BOSTON, imprimendo una cierta dureza a la melodía.

Otros cortes a tener muy en cuenta son What Am I Gonna do y No favours no way, donde se aprecian bastantes inclusiones de instrumentos de viento en los arreglos y voces de soul.

El grueso de la obra tiene una temática única, las relaciones amorosas con todas sus situaciones y sus entresijos: Desavenencias, sinsabores, sueños, pesadillas, incompatibilidades, el micromundo que se genera entre dos personas que nadie es capaz de conocer hasta el fondo. Parece ser una materia que les daba juego y que consideraban importante y todo ello visto desde diferentes perspectivas.

Para disfrutar de él, dejarse llevar y que el sentimiento vuele….., no lo analicéis….simplemente escuchad…







sábado, 9 de diciembre de 2023

KLAATU - Hope (1977)

 


John Woloschuck..........Voz, guitarra, teclados, bajo

Dee Long......................Guitarra

Terry Draper.................Batería, voz


1ª cara:

- We're off you know

- Madman

- Around the universe in 80 days

- Long live Politzania

2ª cara:

- The loneliest of creatures

- Prelude

- So said the lighthouse keeper

- Hope


Si este trabajo hubiera sido firmado por una banda de las grandes del rock sinfónico seguramente habría escalado peldaños muy altos en el escalafón de la disciplina rockera. Es toda una construcción clásica siguiendo los cánones del patrón para realizar una obra emblemática: Álbum conceptual, grabación realizada con toda una orquesta sinfónica de cámara, y no precisamente cualquiera, se trata nada menos que de la London Symphony Orchestra, inclusión también de algunos toques progresivos que le otorgan aspectos novedosos, producción de gran calidad, y buenas voces que consiguen armonías interesantes; una serie de ingredientes que sumados son garantía de éxito en la comunidad sinfónica.


Lo malo de todo esto es que el disco salió a la calle en 1977, año criminal, el punk estalló definitivamente para barrer con todos los patrones, cánones y directivas habidas como si de una apisonadora se tratara. Si a eso le sumamos que la banda era una recién nacida como quién dice, viniendo de las frías tierras de ese enorme y no tan desconocido país que era Canadá (recordemos que las olimpiadas de 1976 fueron en Montreal), podemos entender mejor que fuese obviada por la prensa mediática. El "establishment" de la música se tambaleaba y los cimientos cedían ante la horda de punks con hambre de romper con todas las imposiciones, alimentando la anarquía y la "sin ley" como reacción a todo el abuso y despliegue desmedido de los endiosados grupos de Rock.


El álbum en cuestión, algo apocalíptico, versa sobre la supervivencia del único ser de una arrogante raza de seres que advierte a los viajeros de peligros en los últimos días de su vida. Se trata de su obra más progresiva, ya que debutarían con otro cuyo sonido estaba más orientado a un pop-rock con un cariz, que durante mucho tiempo hizo pensar al público y a los medios que estaban ante una creación anónima de los ¡mismísimos BEATLES!. Tras una larga temporada en esta tesitura todo quedó desmentido y el triplete se dio a conocer. El nombre lo tomaron de un personaje de la película "Ultimatum a la tierra", que acompañaba al icónico robot destructor.


El sonido de KLAATU se podría definir como una combinación de otras formaciones muy conocidas y encumbradas en el universo del rock sinfónico y progresivo, RENAISSANCE, THE ENID, PROCOL HARUM, por la dimensión de la producción orquestal y las armonías, a revueltas con otras como GROBSCHNITT o NEKTAR de la parcela más progresiva.

La ejecución es brillante, interpretada con sincronizada perfección, la coordinación de la instrumentación rock con la orquesta parece ser llevada a cabo por una banda madura y no por nóveles. Compleja labor que destaca por la originalidad de la composición, con especial relevancia de la sección de viento en ciertas piezas. Como es lógico en este arte, encierra momentos épicos erigidos sobre la vasta multitud orquestal, instantes de altos vuelos que nos transportan a estadios superiores, pasajes líricos que describen bellos paisajes a pesar del carácter pesimista del mensaje.

No obstante no se puede negar que el tema "We're off you know" con el que arranca, no tenga ese aire pop beatle que durante un largo periodo hizo creer que se trataba de ellos, y es que la guitarra es ejecutada de un modo que nadie diría que no es George Harrison en persona. Corte simpático, fresco, con ritmo y con armonías vocales recordando a los Beatles de "Sergeant....". Sin embargo después se sumergen en contrastes con matices progresivos "Madman", mezcla de suave melodía bañada en órgano que choca con una guitarra dura, relevándose uno y otro hasta el final en un extraño tema. "Around the universe in 80 days", nuevamente con profundos contrastes, cambios de ritmo y producción elaborada vuelve a poseer esa atmósfera extraña, quedando patente la compenetración grupo-orquesta. En la segunda cara , la sinfonía crece y se desata ofreciendo fases de verdadero trabajo de cámara, edificio sinfónico-progresivo sólido levantado con un gran despliegue al que tuvieron que optar muy lejos de su país. Hope, que da nombre al esfuerzo pone fin haciendo regresar nuevamente el fantasma de los "Fab four".


Curiosa banda con mucha clase y con una capacidad que sorprende, más de lo podamos imaginar en principio. A tener en cuenta.





sábado, 10 de diciembre de 2022

BEGGAR'S OPERA - Pathfinder (1972)

 


Martín Griffiths.............Voz principal

Ricky Gardiner...............Guitarra y voz

Alan Park.......................Teclados

Ray Wilson.....................Batería

Gordon Sellar.................Bajo, guitarra acústica y voz


1ª cara:

- Hobo

- MacArthur Park

- The witch

2ª cara:

- Pathfinder

- From shark to Haggis

- Stretcher

- Madame Doubtfire


Dentro de la larga fila de formaciones progresivas de origen británico en los años 70 que pasaron algo inadvertidas, hubo muchas otras bandas como esta que menciono hoy, injustamente poco reconocida y con larga experiencia, puesto que hoy en día todavía siguen sobreviviendo a pesar de la miseria de la industria discográfica. Procedente de las "highlands" escocesas, podían haberse codeado perfectamente con las grandes, debido a su alta calidad en las composiciones, como al saber hacer de los músicos que lo integran. Pero muchas veces la razón no es lo que acaba triunfando, y sin motivos aparentes suceden cosas que se escapan a nuestro entendimiento.



El significado de su nombre proviene de la "opera del vagabundo" (prólogo y 3 actos), obra que se estrenó en 1728 correspondiente al poeta John Gray. Surgirían en la conocida ciudad de Glasgow, en el año 1969. Sufrirían muchos altibajos en lo que a miembros dentro de la banda se refiere. De hecho este será el último álbum en el que colaborarán M. Griffiths y Ray Wilson, pero será una constante en el tiempo hasta el día de hoy. Su sonido se puede considerar progresivo pero con alusiones a la música clásica, sobretodo en sus inicios, que lo sitúan muchas veces dentro del sinfónico, haciendo tributo a Mozart y Bach. Exuberantes teclados y guitarras poderosas sobre largas jams en las que hay variedad de movimientos y cambios de ritmo, endureciendo el sonido de las guitarras en la obra a la que aludo, volviéndose hard donde antes había tenido más referencias psicodélicas. Todo que publicaron de aquí en adelante no alcanzaría el gran nivel obtenido en los primeros 3 álbumes. Y no solo eso, con la aparición del techno pop y punk rock a finales de década morirían fusilados. A mediados de los 90 volverían a la carga intentando recuperar los niveles de calidad, y continúan en activo con gran acierto pero sin cuota de mercado.

Los temas incluidos en Pathfinder son extensos, con una media de entre 5 y 6 minutos, o el maravilloso "MacArthur park" que llega a superar los 8 minutos y aún así se nos hace corto. Trepidante y a la vez nostálgico, compuesto en diversas secciones que incluyen cadencias ascendentes y descendentes. Tremendo, toda una delicia esta pieza escrita por Jimmy Web e interpretada por el actor Richard Harris, por la que ya solo merece tener este trabajo, de la que ellos van a sacar partido a su manera, incluyendo como teclado estrella el clave, algo que repetirán en otras ocasiones.



Las melodías nos atrapan con facilidad acentuadas por los coros de voces que emplean como un recurso melódico. Las guitarras en general más duras que en discos anteriores son muy variadas, usando en ocasiones el pedal, o con una performance y timbre que bien nos recuerda a la de Tony Duhig (JADE WARRIOR) en sus momentos más eléctricos en "Stretcher". Lo cierto es que la potencia le confiere cuerpo a las composiciones, que ya de por si se rodean de una gruesa textura de teclados, fluyen lineales creando un muro de fondo y por otro lado realizan cabalgatas que alimentan la columna vertebral con solos picados y rápidos generando un progresivo con grandes similitudes al de Vicent Crane (ATOMIC ROOSTER), pero sin llegar a ese grado de crudeza. Mientras, el piano apoya en todo momento en la conducción envolviendo las cascadas de teclados que retuercen las líneas del principales.



La base rítmica se encuentra en primer plano con una batería descomunal destacando especialmente el bombo que es trabajado en muchas ocasiones sin piedad y produciendo un sonido que resulta épico, con ritmos que llegan a ser marciales (the witch) a la vez que vertiginosos. Hobo, muestra su lado más accesible iniciando la escucha con un estribillo que engancha, Pathfinder podría ser un corte de progresivo italiano o germano, From shark to Haggis se inicia con una atmósfera entre blues y jazz derivando hacia la mitad en un sucedáneo del folk escocés para dejarnos claras sus raíces. Para ello se introduce un violín que toma la iniciativa en una frase que repite incesantemente, nos viste con falda a cuadros, e irradia un "buen rollo" que nos invita a saltar y mover los pies, dando gritos y onomatopeyas propias de la música tradicional de ese país.




El final del disco nos descubre el lado más salvaje del grupo. Gótica y oscura resulta Madame Doubtfire, episodio lleno de teatralidad, juegos de voces , macabras risas y un desarrollo instrumental que comienza épico y acaba poco a poco convirtiéndose en un pandemónium delirante en el que todos participan con aberraciones sonoras de sus instrumentos descendiendo a los infiernos, para rematarse como despedida con una campana sonando inquietante.



Un disco sin desperdicio. Los que ya lo conozcan lo saborearán en silencio y para los que sea su primera vez, descubrirán una gran banda.







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