Cameron Hawkins…………………………………..….Voz principal, piano, sintetizadores y bajo
Martin Deller……………………………………..……...Batería, percusión, sintetizadores
Nash the slash (Jeff Plewman)…………..……..Violín y mandolina eléctricos, voz, efectos y glockenspiel
1ª Cara:
- Phasors on the stun
- One o’clock tomorrow
- Hours
- Journey
- Dialing for Dharma
2ª Cara:
- Slaughter in robot village
- Aldebarán
- Black noise
Pequeña criatura de tres patas que surge en Toronto en 1976, en principio eran solo dos miembros, pero poco después y a regañadientes por parte de Nash the slash (apodo por el que se le conocerá ya de aquí en adelante durante toda su vida), se les unió el batería Martin Deller. No era el mejor momento para el bautizo de una banda de rock progresivo, pero bueno, era peor en el viejo continente, tal vez no se puede decir lo mismo al otro lado del mundo en el continente americano, y menos en Canadá. No confundir con la banda británica de mismo nombre que realiza hard rock.
Su rock progresivo siempre ha sido incluido dentro de la parcela del space rock y además sus letras están dominadas por la temática de la ciencia ficción, nada que objetar. La música muestra una abundancia absoluta de sintetizadores de nueva generación, pero no encontraremos ninguna guitarra, lo más parecido será el bajo. Después de escucharlo un par de veces me convenzo de que hay que catalogarlo dentro ya de la segunda generación del progresivo, lo que se dio en llamar neoprogresivo donde sus cabezas visibles siempre han sido sociedades como Marillion ó IQ. La manera de trabajar los teclados y estos mismos en sí son pertenecientes ya a esa era, el hammond queda ya como representación del genuino movimiento en su nacimiento, y aquí en Black noise eso ha desaparecido por completo, con incorporación de nuevos sonidos.
La primera aparición de FM fue en la TV de Ontario que grabó una actuación en estudio para el programa Night Musical Concert, media hora sin cortes donde presentaron 3 temas que más adelante estarían incluidos en este álbum. En la emisión también hubo espacio para incluir una biografía del grupo aunque no tuvo mucho sentido esa aportación. Su verdadera presentación pública tuvo lugar en 1976 en la galería de arte A Space (como anillo al dedo) de Toronto, poco después de la emisión televisiva. Al año siguiente se incorpora el batería y se cierra el círculo. Al poco tiempo contactan con CBC para poder registrar su primer trabajo. Lo llevan a cabo, pero cual es la sorpresa, que CBC decide vender el álbum solo por correo, nada de tiendas, anunciando su disponibilidad durante varios programas de radio. Solo se imprimirían 500 copias, que fueron suficientes. La portada no corresponde con la incluida aquí, ya que esta no es la original, se trata de una que se utilizó para siguientes reediciones una vez salieron del sello CBC.
Nash the Slash que ya le había costado admitir la inclusión de batería en la música, no soportó de nuevo otro revés con la distribución de Black Noise, y decidió marcharse en busca de su espacio, era un tipo que abogaba más por la vanguardia, y no era suficiente para él. Su puesto sería cubierto por Ben Mink, FM seguía adelante, los álbumes fueron apareciendo tras obtener un buen contrato con Visa Records (EEUU) y Passport records (Canadá). Llegado 1983 Ben abandonó y lo que son ironías de la vida, Nash the Slash propuso una gira con FM uniéndose a la banda nuevamente y llegando a publicar en 1985 nuevo disco. Ya en el siglo XXI, concretamente en 2015 publicarán con el nombre de FM nuevo trabajo, 28 años después, donde solo queda Cameron Hawkins de la formación primigenia.
El disco es una obra bastante solida, con un sonido original que me recuerda enormemente a bandas que surgen a finales de los ochenta y principios de los noventa en la disciplina del neo-progresivo. Si a esto le sumamos temas en los que se incluye la voz, con ese timbre, no puedo más que pensar en una agrupación belga del cual tengo un CD, puesto que entonces era imposible conseguirlo en vinilo, no fabricaban, y cuya duración fue muy corta tal vez 4 ó 5 años, se llamaban NOW y con una calidad excelsa. El álbum se titula Spheres.
En Black noise vamos a encontrar composiciones cantadas y otras simplemente son instrumentales, pero la verdad es que todas mantienen un buen nivel musical. Obviamente los sintetizadores se apoderan de ellos, con gran ejecución y mucha versatilidad a la hora de incluir efectos y nuevos sonidos. Muy variado para nada cansa, y además apuestan por otros instrumentos menos escuchados como violín eléctrico y una mandolina eléctrica también. Cierto es que en alguna ocasión echaremos de menos el uso de guitarra, pero se las componen para imitarla de alguna manera. Y por otro lado también se echa de menos algo más de producción, aunque para nada desmerece siendo el debut y sobretodo contundencia en el sonido, un poco más de cuerpo en la atmósfera espacial que se crea y en la contribución de instrumentos como el bajo. Martin a la batería hace más que un correcto trabajo, es sobresaliente y ganan mucho las canciones con sus aportaciones.
Empieza con Phasors on stun, arranque relámpago que nos engancha a la primera, es la pieza perfecta para colocar en las emisoras de radio, tiene un estribillo con el que te quedas en la cabeza y además hasta tiene un ritmo que se puede llevar con los pies. Un cristalino sintetizador muy espacial da pie a un producto muy comercial que hará las delicias de los amantes del softrock con introducción de teclados muy armónicos. Tras el accesible inicio, continua con one o’clock tomorrow donde un teclado vibrante nos introduce en una obra más trabajada y con más dinamismo, más prog que space donde un teclado hace la función de guitarra en una primera fase hasta adentrarse en el grueso donde canta Hawkins y conduce hasta unos maravillosos coros que ponen punto y final.
Con Hours comienzan los instrumentales, éste en concreto está protagonizado sobre todo por Nash the Slash y su violín eléctrico, acompañado por el piano y el moog de Hawkins que crean una melodía resolutiva con un sonido y una estructura que bien podría ser propiedad de los chicos de Kansas.
Sin respiro se pone en marcha Journey, que irrumpe con una entrada digna de los Deep Purple durante unos segundo para deshacerse en un corte accesible donde queda patente que Hawkins tiene limitaciones con la voz. No obstante el hombre trabaja y deja el pabellón cubierto. Se mueve en un rango de registros en los cuales cuando se acerca a la frontera de graves o agudos que tolera, sufre para mantenerse firme. Este es uno de esos momentos que recuerdan a NOW. El ritmo es rápido y nos regalan un vertiginoso solo de moog a mitad de camino, retorna a la melodía principal con la voz y termina de manera tajante.
Dialing for Dharma es otra pieza instrumental, aunque más elaborada que Hours, donde nuevamente el violín eléctrico genera la melodía principal y el sinte acompaña. Ambos parecen trabajar sobre una base pregrabada y con un cierto aire más que space diría…...arabesco.
Al otro lado del acetato nos recibe lo que parece un desfile de robots con Slaughter in robot village en su arranque, y la verdad que el ambiente no resulta atractivo. Da paso a un desarrollo instrumental intenso donde la batería marca el cambio y el violín tiene protagonismo en la primera parte, después el ARP entra en juego haciendo su parte para recuperar de nuevo el terreno Nash the Slash. Es aquí finalizando donde por fin podemos apreciar el bajo en todo su esplendor.
Y para el final en mi opinión dejan los dos mejores cortes de todo el disco. Primero Aldebarán (Aldeberán error de impresión en la funda) una obra ambiciosa y más dimensionada con una melodía atractiva inicial cantada con las limitaciones de Hawkins, pero las melodías diversas van surgiendo una detrás de otra con la aparición de un nuevo teclado y los paisajes se suceden uno tras otro retornando a la melodía inicial. La atmósfera que flota esta cargada de nostalgia.
La última composición es la homónima Black Noise y además es la más extensas de todas, ocupando 10 minutos. Unos tambores tribales nos ponen en guardia y nos van sumergiendo en una atmósfera extraña y cósmica hacia lo desconocido. Es solo un espejismo, puesto que enseguida retornamos a patrones intensos de rock. Hawkins canta y aplica efectos de eco, de nuevo estamos ante otro tema ambicioso. Un sinte hace un extenso solo agudo y el sonido se endurece. Cambiamos de escenario y la tranquilidad llega de la mano del violín que suena lejano manejado bajo una tenue atmósfera espacial. En la 3ª y última fase entramos en otro movimiento, el teclado suena solo con rápidas percusiones elevándonos en las escalas hasta alcanzar la lanzadera en la que el bajo domina en una melodía épica, es hora de partir…..climax.
Lograrían el disco de oro según la categoría canadiense y en 1987 llegaron a obtener platino.