"Nos contrataron para telonear a los Rolling en Putney para finales de diciembre de 1963. Yo estaba predispuesto a mostrarme cínico, sin siquiera haberlos escuchado tocar: había resuelto que su reputación se debía a sus cortes de pelo.
Pero la actuación arrasó conmigo. Nuestro productor, Glyn Johns, me presentó a Brian Jones y a Mick Jagger, que se mostraron educados, encantadores. Desde un lado del escenario los estuve observando y me convertí en un fan instantáneo y de por vida. Mick era misteriosamente atractivo y sexualmente provocador, quizá el primer gran icono de este estilo desde Elvis. Mientras Keith Richards esperaba a que se abriera el telón, iba precalentando agitando los brazos como las aspas de un molino.
Unas semanas después, los teloneamos de nuevo en el Glenlyn Ballrooom,y vi que Keith ya no recurría a la maniobra de las aspas, de modo que decidí aceptarla."
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