"La grabación de discos en vivo trajo consigo el inicio de un fenómeno hasta entonces desconocido en el rock: la piratería. No solo podían venderse ilegalmente las grabaciones legales si un empleado hacía una copia. Cualquier persona podía hacer lo mismo con la irrupción de las casetes y las grabadoras portátiles.
A partir de 1971 en los grandes mercados ilegales o los mercadillos callejeros podían verse puestos en los que se ofrecían grabaciones de conciertos en vivo, algunas de pésima calidad, pero capaces de despertar el interés de los aficionados más fanáticos. La piratería pronto fue una industria, discos con portadas espectaculares, novedades, incluso edición de discos antes de su salida oficial. Todo a precios más reducidos. Para cuando la industria se dio cuenta, ya era tarde. La piratería había llegado para quedarse.
La piratería cambió el negocio de la música. Se prohibió la entrada de cámaras o equipos de grabación en los conciertos. Pero el daño ya estaba hecho. La fiebre de los fans y el coleccionismo la convirtieron en un añadido del rock, algo que acabaría por hundir la industria discográfica desde finales de los años noventa, con la aparición del CD."
(Historia del Rock. Jordi Sierra i Fabra)
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