"En enero de 2011, en el marco de la Winter NAMM, una feria de exposiciones del sector musical que se celebra cada año en el Centro de Convenciones de Anaheim, California, tres músicos debían ofrecer un show: Greg Howe, Brian Beller y Marco Minnemann. A ultimísima hora a Howe le fue imposible acudir, siendo reemplazado por otro virtuoso de las seis cuerdas, Guthrie Govan. Y tan entusiasta fue la reacción del público como la de los tres músicos al descubrir la increíble química que había surgido entre ellos, que decidieron que había que darle continuidad al tema".
Dave
Greenslade…………….Piano, clavinet, sintetizadores, Fender
Rhodes, Hammond, Mellotron, voz, co-productor.
Tony
Reeves………………..….Bajo
Simon
Phillips…………….…..Batería y percusiones
Mick
Grabham……………....Guitarra
Colaboraciones:
Steve Gould, Lissa Gray, Bill Jackman, Dave Markee, John Perry,
Martin Ford y Simon Jeffes
1ª
Cara:
-
Pedro`s party
-
Gettysberg
-
Swings and roundabouts - Time takes my time
-
Forever and ever
2ª
Cara:
-
Cactus choir:
a)
The rider
b)
Greeley and the rest
c)
March at sunset
-
Country dance
-
Finale
Podríamos
estar hablando de un Lp más de la banda GREENSLADE, mismo sonido y
mismo estilo de la carpeta que lo guarda, a cargo de Roger
Dean……..pero no es así exactamente. Dave Greenslade
que fue fundador de aquella banda, y que dejó su apellido en ella,
comenzó tras su finalización una carrera en solitario y este fue su
primer álbum, tal vez el más afortunado de ellos, los que vendrían
después son mediocres y no alcanzarán ni de lejos la calidad de sus
trabajos dentro de otras formaciones a las que perteneció.
Hijo
de Jack Greenslade, pianista semiprofesional que dirigió
bandas de baile en los años 30. Sus padres le animaron desde pequeño
a tocar el piano y a los 13 años entró en el club juvenil de una
iglesia local donde tocando conoció a Jon Hiseman y su viejo
amigo Tony Reeves (ambos en Colosseum) . Sus comienzos fueron
en CHRIS FARLOWE’S THUNDERBIRDS, influenciado por el
pianista Bill Evans, entre otros. Allí su recorrido no dejaría
huella, empezando a escribir su pasado en grandes empresas como
COLOSSEUM donde más destacó, realizando mucho trabajo desde
el aspecto jazzístico. También pasaría fugazmente por otro
monstruo de nombre breve, IF, también orientado al jazz. Pero
será más recordado por su fundación junto a Tony Reeves,
magnifico bajista, por GREENSLADE donde crearon
4 álbumes de gran factura integrados en el rock progresivo
instrumental, puesto que apenas hubo letra. Es aquí donde su nombre
empieza a pertenecer a los grandes teclistas de los años 70.
Como
les sucedió a muchos grupos de aquella época, cuando firmaron el
contrato con la discográfica, o sus managers no leyeron bien la
letra pequeña, o les jugaron una mala pasada. El caso es que llegó
un momento en que si querían dejar la compañía tenían que hacer
un desembolso de dinero brutal, tanto que era imposible conseguir esa
cantidad. Al final Dave que era la cabeza visible se vio abocado a
deshacer el grupo, rompiendo acuerdos y comenzando de nuevo. Su
periplo en solitario se iniciaba aquí.
Aprovechando
material que no había llegado a ser distribuido con Greenslade y
también echando mano de composiciones que habían sido desechadas
para los álbumes que se grabaron, Dave publicó al año siguiente de
su separación, Cactus Choir, con
una renovación en filas donde no podía faltar su estimado compañero
de fatigas, Tony Reeves. Otros miembros importantes que integraron el
combo fueron Simon Phillips
reputado batería, auténtico mercenario y Mick
Grabham
ex-guitarrista de PROCOL HARUM.
Este
álbum ofrece desde valses hasta música clásica y blues, incluye
progresiones fascinantes y ritmos complejos, algo que Dave valora
mucho a la hora de componer, por eso para su base rítmica se ha
provisto de dos músicos excepcionales Reeves y Phillips, para estar
a la áltura del binomio Tony
Reeves – Andrew McCulloch de
los anteriores Greenslade. Aquí deja apartados el órgano y el piano
eléctrico sustituidos por una amplia gama de sintetizadores creando
sonidos intensamente surrealistas.
No
hace más que sonar Pedro’s party
, para saber que estamos en el “universo Greenslade” y como reza
su título el ambiente es fiestero, épico y con una melodía que
bien podría pertenecer a algún tema del Jean Michel Jarre de los 90
con ese aire sencillo y desenvuelto en el teclado, una pieza corta
que no va más allá. Y es que el nivel que ofrece no cumple con
nuestras expectativas. Casi lo mismo se puede decir de Gettysburg,
otra pieza cantada, también de corte épico pero que no llega a
cumplir con la importancia de su trama, dejando el listón aún bajo.
Tanto en ésta como en Pedro’s
Party,
se encuentra una sencillez que desemboca en un aire comercial, tal
vez para enganchar.
Ya
será en Swings and roundabouts – Takes
my time,
donde
empezamos a reconocer las aptitudes de Dave cuando se pone en serio;
más complejidad en un extenso corte donde adivinamos muchas fases
diferentes con mucha alternancia y momentos experimentales y casi
improvisatorios. La bifurcación del título es palpable en la
composición donde se produce un silencio, algo raro en este músico,
que apenas deja espacio para ellos, rellenando siempre con arreglos y
melodías recurrentes. Pero ya en la orilla de Takes
my time
hay un hondo cambio drástico comenzando con un ritmo tranquilo y una
voz reforzada por un maravilloso coro femenino a cargo de Lissa
Gray con
registros imposibles. Música que se torna sugerente, melódica y
lírica, donde el mayor protagonismo es para la voz y la guitarra de
Mick.
En
mi opinión la mejor obra de todo el disco es Forever
and ever,
algo
corta, cerrando la primera cara. La pieza más completa, progresiva y
sólida. Épica de gran calado que va ganando enteros conforme se va
desarrollando y añadiendo capas de sintetizadores dentro de una
melodía acertada y con unos arreglos magníficos, muy inspirada y
que mejora a cada escucha, digna de sus mejores contribuciones.
Dave Greenslade y Dave Thomas
Al
otro lado surge el corte homónimo dividido en 3 partes difíciles de
discernir, extraño teniendo en cuenta que dura apenas 6 minutos.
Escuchamos desde el principio los indiscutibles solos caracoleados de
Dave tan característicos en su forma de atacar los teclados. Se
descubre orquestación en el fondo y la participación de un solemne
piano. Nuevamente hay letra y la unión de voz e instrumentos me
quiere recordar en su estructuración al grupo RARE BIRD, nada
descabellado teniendo en cuenta que canta Steve
Gould,
vocalista de aquellos. Una composición que para ser la que da título
al álbum no me parece estar a la altura, con una sección final que
se queda coja (March and sunset)
Country
dance,
es otro de esos temas clásicos que podrían pertenecer a su antigua
banda, muy agitado con los solos caracoleantes de un teclado
imprevisible. Saltos en la rítmica y en la melodía con un destacado
trabajo de Reeves
al bajo, que en un momento dado se pone en primera fila como hizo
algunas veces en Greenslade, y lo mismo podemos decir de Phillips,
demostrando la vieja complicidad existente entre los tres músicos.
Otra de sus mejores del disco.
Se
cierra el vinilo en paz a través de la obvia Finale,
un
viaje sonoro o al menos eso es lo que me transmite. Sorprende al
escuchar flauta, la de Martin
Ford, que
no se había manifestado hasta ahora, otro de los múltiples
colaboradores que abre paso y enmudece con la entrada del mellotrón
de Dave. Posiblemente la composición que encierra la faceta más
jazzy de todas. Otra gran melodía a cargo de los teclados y que se
subdivide entrando en un pasaje oscuro en una segunda parte ocupado
por violines y cellos que nos trasladan a otro sonido, a una
atmósfera inconfundible para la ELO.
Buen
disco, para todos los que amen sus trabajos anteriores, no van a
quedar defraudados, pero ojo, no vayáis mucho más allá buscando su
sello. Como decía el doctor
Zaius
en la película de 1968 “El planeta de los simios”: tal
vez no le guste lo que vaya a encontrar más allá…..
"Jimmy Page: Bueno, siempre he tratado en lo posible de añadir algo fresco a los elementos en los que me inspiro. Siempre intento hacer alguna variación. De hecho creo que en la mayoría de los casos nunca sabes cuál es realmente la fuente original. Quizá no en todos los casos, pero sí en la mayoría. Las comparaciones suelen venir por las letras. Se supone que Robert tenía que cambiarlas, pero no siempre lo hacía, y eso provocó casi todos los problemas. No podían atraparnos con las partes de guitarra en la música, pero lo hacían con las letras. Bueno, aunque tengo que decir que algunas libertades si nos tomamos."
"Mientras en Reino Unido aparecen los primeros signos de una Contracultura. El 11 de junio se produce la famosa lectura poética de Ginsberg, Corso y Lawrence Ferlinghetti en el Royal Albert Hall. Concita a 7000 espectadores y, entre los comparecientes, además de los Beat, hay figuras de la intelligentsia local como el antipsiquiatraR.D. Laing.
Ronald Laing
Londres asiste a la aparición de librerías underground, como la Better Books de Barry Miles; tiendas de ropa como Granny Takes a Trip, en King's Road....Los psicoactivos tienen un rol desde hace años antes, en su época de confinamiento bajo el paradigma institucional, pero ahora la Psicodelia química asaltará al Reino Unido. Elites del pop, como Donovan o los Beatles, acceden a su consumo, tanto en su país como en las sedes americanas de la subcultura.
Tanto es así que a finales de año Michael Hollingshead, uno de los mayores apóstoles psicodélicos, abre en Londres su World Psychedelic Centre, inspirado por los escritos y métodos de Timothy Leary. La irradiación desde la capital hacia las provincias es cuestión de tiempo. La doble nacionalidad del foco contracultural, también."