"A fines del 68 fue cuando me eligieron Face to 68 (cara del año). Por supuesto que no podías hacer ascos a ningún galardón, del tipo que fuera, que representara publicidad y aumentara tu cotización. Pero éste era el más estúpido que en ese momento podían haberme dado. Me estaban llamando Guapo cuando me creía músico. Nadie decía que fuera un gran músico, solo salían con lo de que tenía buen aspecto. Me convencieron de que el pop estaba montado en base a una proporción bastante desproporcionada de imagen y calidad, y que yo ya tenía la imagen, que era tanto como decir un 60 ó un 70 por ciento. Yo pensaba que era un buen músico y estaba dispuesto a demostrarlo, así que cerré la etapa Herd y pensé en serio en el futuro."
"Una buena parte de los músicos que forjaban el género en la oscuridad, durante el periodo 1965-66, saltan ahora a la primera línea del mercado. Entre esos pioneros, uno de los casos más súbitos es el de Jefferson Airplane, con un segundo álbum, Surrealistic pillow ( RCA VICTOR, 1967), convertido en inesperado éxito de ventas y codeándose en listas con los de Beatles o Byrds, algo sencillamente impensable para cualquier grupo de Haight-Ashbury solo unos meses atrás. La producción de Rick Jarrard encapsula su sonido y lo acerca al estándar más comercial, lo que nunca satisfizo a la banda, que se sentía constreñida en pieza de 3 o 4 minutos. Jefferson Airplane nunca pensaron en cambiar de enfoque. En directo, siguen practicando la improvisación colectiva, en el espíritu comunitario y contracultural de la Psicodelia de Frisco, los solistas sucediéndose sin un orden predeterminado con abundantes desdoblamientos y superposiciones, al estilo del free jazz.
Es algo que van a recuperar con el inmediato After bathing at Baxter's, donde la estructura clásica de la canción (introducción, estrofa, estribillo, middle-eight...) apenas es una referencia elástica, cuando no desaparece por completo(como en A small package of value vill come to you, shortly). No es inercia, sino fidelidad a los presupuestos esenciales de su escena. La adscripción contracultural se mantiene en casi todos los grupos de Haight-Ashbury, por más que los vértices del triángulo músico-oyente-mercado vayan cambiando sus estrategias. Al igual que Grateful Dead (que también se sacudirán el sello comercial de su debut con un segundo elepé, Anthem of the sun, que recoge su espíritu improvisador), Jefferson Airplane siguen viviendo en régimen semi-comunal, en el barrio, participando en be-ins, actos políticos contra Vietnam, etc. Con todo,el vértice del mercado irá ganando peso, a la vez que el ambiente social de Haight-Ashbury, enrarecido por la masificación y el hostigamiento policial, acabará expulsando a ambos grupos de su escena originaria."
Este
es uno de tantos casos de bandas que en los 70 dieron forma a grandes
temas o grandes álbumes que luego no tuvieron ninguna repercusión o
muy poca. Como en muchas ocasiones el problema radicó en la falta de
una identidad marcada, un elemento especial en el que destacaran,
algo que les hiciera sobresalir, sacar la cabeza por encima de los
demás. STRIDER, era una banda tipo de hard rock con fuerte
orientación al blues rock, voz potente y personal, una guitarra
dominante y profesional y una base rítmica contundente…..una serie
de características que aparecían por aquél entonces como setas en
ese círculo estilístico. Razón por la cual no era posible que
todos obtuvieran las mieles del éxito rotundo, siempre ha habido
descartes en situaciones similares.
Ya
sabemos los que nos hemos instruido en la materia que como en la vida
no basta solo ser buenos músicos y realizar composiciones
excelentes. Es cierto que ayuda mucho, pero no lo es todo. También
entran en juego otros elementos…….la situación económica, el
mánager, el productor, la relación entre los miembros de la banda,
la discográfica, la buena o mala suerte......etc. Etc. Bien, STRIDER
fue una de esas bandas que prometían buenos augurios…...pero eran
demasiado del montón. A pesar de la calidad de sus composiciones no
hubo una respuesta esperada, la falta de un hit que les hiciera subir
a la cresta de la ola y lanzarlos no se produciría. A pesar de
realizar extensas giras abriendo conciertos para gente como STATUS
QUO, HUMBLE PIE (con quién guardan similitudes ) y nada menos que
DEEP PURPLE, fue una promoción fallida, su Rock carecía de una
sella de identidad que los singularizase de alguna forma.
La
serie de despropósitos debió de ser abundante, el proyecto empezó
en 1972 y en 1974 moría con apenas 2 años de funcionamiento. Tras
Exposed, hubo una importante fractura en el seno del
equipo, abandonando algunos miembros, entre ellos el vocalista, una
pieza fundamental del engranaje que aunque fue sustituido junto con
el batería, solo sirvió para alargar un poco más lo que parecía
mascarse ya en el ambiente. Aún tuvieron el tiempo suficiente para
publicar lo que sería su obra póstuma, titulada Misunderstood
(incomprendido),
¿Tal vez paradigma de como se habían sentido siempre?
Lo
mejor de todo es que sus miembros serían más adelante conocidos, no
por su trabajo en equipo, sino por las labores que acabaron
realizando por separado acompañando a grandes figuras del
Rock…….cosas de la vida.
Entrando
en el terreno musical de Exposed
, ya he dicho anteriormente que se trata de un disco potente, de gran
calidad, aunque
necesitado de solidez y compactación musical, donde
la guitarra es la protagonista que se encarga de elevar la
temperatura llevando las composiciones al lado hard. Seguramente si
no se tratase de su primer disco y teniendo en cuenta la mala
trayectoria, es muy posible que la producción habría sido mejor. En
cuanto a la grabación no se puede objetar mucho, es bastante
correcta. Pero si es cierto que escuchando algunos de los temas se
echa de menos algo más de arreglos y variedad, para rellenar
momentos desnudos donde la guitarra se muestra abrupta y
desgarradora. Un ejemplo de lo que acabo de mencionar se observa en
el corte que abre la primera cara, Flying
donde el piano, muy percusivo, se fuerza a darle armonía al sonido
duro, pero lo hace de manera muy seca, se queda algo corto, entre la
guitarra y la voz rota y resquebrajada de Ian
Kewley
el panorama es muy arisco, haciendo que la dureza se recrudezca.
Igual que aquí veremos que en otras composiciones los coros intentan
hacer de contrapeso.
De
nuevo en Ain’t got no love
el sonido vuelve a ser crudo, la voz desgañitada parece que va a
sucumbir, la melodía es muy cíclica, igual que los riffs. Aparece
un elemento nuevo, la armónica y el piano es eléctrico, dando más
volumen y melodía. El estribillo se repite asiduamente, el sonido en
general es sucio y el final digno de la ronquera que arrastran las
cuerdas. Es en Woman Blue
donde la melodía se relaja en dureza y
se pueden observar armonías ,
entregando mucho más protagonismo al piano eléctrico que nos ofrece
buenos momentos en pequeños pasajes acompañado de coros femeninos y
con la voz de Ian
más
relajada pudiendo coger aire. Incluso camino de la coda, los demás
componentes cantan también juntos, dejando la puntilla para el solo
de guitarra de Grainger.
Una revisión del tema Higher and higher,
rock and blues de Jackie
Wilson sirve
para cerrar la cara A, versión acelerada donde el riff de guitarra
arrecia fuerte tras un comienzo timorato del piano eléctrico con
contundencia.
La fuerza de la guitarra y la voz y la manera de atacar las cuerdas
recuerda a WHO
en muchos momentos. Es una pieza con mucho ritmo donde el coro repite
el estribillo hasta la saciedad.
Damos
la vuelta a la tortilla y nos encontramos con Esther’s
place,
una
composición con un ritmo divertido que de inicios trabaja con riffs
de guitarra acústica y un piano blues que tal vez en su lado más
suave podría haber servido de single en busca del hit ayudado por
ese palmeo utilizado para seguir el ritmo. Ya en el segundo round hay
un giro en la estructura, el piano abre la nueva fase y da paso al
solo de eléctrica. Tal vez Straddlesuponga
el punto débil de un disco muy completo. Es una melodía de relleno
comandada por la
slade guitar
sin saber hacia donde se dirige en ningún momento, no termina de
despegar, y no muestra nada interesante, muy insulsa. Hasta el final
es un reflejo de la vacuidad que contiene. Para concluir vuelven a
elegir hacer una adaptación de un temazo emblemático de la banda
RARE EARTH,
se trata nada menos quede
Get ready,
obra sublime que ocupa todo un lado en el disco de sus creadores,
aquí se reduce a algo más de 8 minutos. Por supuesto no supera a la
auténtica, ya que carece de muchos matices del original. La banda se
la lleva a su terreno que es el hard y construyen un respetable
retoño, y además lo hacen mostrando su mejor cara en lo que
respecta a creatividad y dinamismo dentro de un mismo track. La
guitarra es puro fuego e Ian se deja las cuerdas vocales de una forma
que hace daño. En general todos los miembros realizan un trabajo
sobresaliente, los arreglos son se hacen más visibles y podemos
escuchar un excelente groove por parte de la sección rítmica.
"Musicalmente, la canción está al margen del resto, por la carga de electricidad desbocada y de inspirada pirotecnia rítmica que sirve de fondo a tan dislocada realidad. El ya clásico riff de guitarra inicial fue aportación de Greg Lake. Sobre él, Fripp añadiría sus rápidas líneas de guitarra. Ian McDonald dio la idea de hacerlo en Fa sostenido. Se abre así una composición que mezcla a la perfección cierta estética heavy con el jazz.
Fripp firmando una reproducción
Es un tema que se halla enmarcado entre dos tipos de ruido diferentes (el preludio con ese mellotrón disonante y el final con esa andanada de ruido, esta vez feroz, dividida en dos secciones). Michael Giles sugirió la idea de que la banda tocase junta y a la vez los fragmentos entre esos pequeños silencios en el medio de la canción, algo que siempre les ganó mucho aplauso en vivo. Ian McDonald aportó un solo que no bebe únicamente del be-bop, sino también del free jazz de finales de los años 60. Según él mismo, para que ese solo tuviera un aire tan angustiado decidió tocar el saxo retorcido en el suelo y en posturas imposibles para sentirse a disgusto."
(King Crimson: Crónica de un malestar. Alejandro Díaz Varón)