"Curiosamente, por mucha flexibilidad que tenga el sintetizador a la hora de crear o recrear sonidos, la paleta de la orquesta sinfónica sigue siendo mucho mayor. Los matices de los instrumentos acústicos tradicionales han supuesto un verdadero quebradero de cabeza para los músicos contemporáneos. Una flauta o un violín tienen miles de matices que no apreciamos si no es con una escucha atenta. La diferencia está en lo que se llama el "toque humano". Una flauta suena distinta dependiendo de quién sea el ejecutante. Un sintetizador suena igual independientemente del músico. La flauta traslada la emoción humana a través de las ondas. El sintetizador aún no es capaz de ello. No quiere esto decir que algún día no sea posible. De hecho, cada vez es más difícil distinguir la máquina del instrumento real, pero aún nadie ha sido capaz de crear un solo de violín a lo Paganini con una máquina"
(Historia del Neo Rock progresivo. Christian Aguilera)
"La grabación de estudio, liberada de representaciones posteriores, ya no tiene por qué reflejar la interpretación en directo, sino que se erige en obra de arte autónoma, con fin en sí misma. La Psicodelia anima la experimentación, busca el cambio de la realidad del oyente, al que se le exige un nuevo esfuerzo de escucha.
Esta autovaloración del músico pop y su obra (inseparable de la de su audiencia, en el fondo), prepara y adelanta la que impulsará el rock progresivo en años venideros.
Brian Wilson D.E.P.
No lo hace menos su inédita relación con la industria: si Beatles o Brian Wilson son capaces de definir los términos de su obra, protegiéndola y asegurando su independencia creativa, el camino está libre para otros. La siguiente hornada de la Psicodelia tomará nota. En apenas unos meses, Pink Floyd rebajará su porcentaje de royalties con EMI....a cambio de tiempo ilimitado de estudio."
Llevo
mucho tiempo con discos de esta banda en mi colección y ya es hora
de hablar de este baluarte del rock sureño americano, que podemos
incluir junto a otros grandes por méritos conseguidos en muy breve
espacio de tiempo (1973-1977).
Inusual
formación ésta, que se componía de 7 miembros sin que ningún
instrumento de viento se halle entre sus habilidades. Su singularidad
reside en la existencia de 3 guitarras nada menos, y cualquiera de
ellos podía ocupar la parte rítmica o realizar desarrollos únicos.
Alguno se preguntará como hacían para no superponerse o cruzarse
indebidamente entre las melodías…...pues no señor, no ocurría.
La coordinación, el silencio a su tiempo y el saber de sus autores
Collins, Rossington y King es muy
preciso, nos encontramos ante unos músicos con tablas, que van a
crear un entramado de guitarras original y que posiblemente suponga
la magia que tiene su música junto a su capacidad compositiva, para
generar un sonido inigualable que los distinguirá de muchas otras
bandas de esa estirpe y que más adelante tendrá mucha influencia.
No es justo decir que fueran el alma del septeto, pero si una parte
fundamental.
Su
simiente surgiría allá por el año 1964 en EEUU obviamente, pero
concretamente en Jacksonville, Florida. Fundadores se pueden
considerar a Van Zant, Rossington y Larry Junstrom, bajista
que apenas perteneció, uniendo fuerzas tras coincidir en un partido
de beisbol. Más tarde se les uniría Allen Collins, todos ellos aún
adolescentes ensayaban tras salir del colegio allí donde podían
encontrar un espacio útil. Realizaban versiones de los Rolling,
Yardbirds o Beatles,
que entonces eran las sagradas escrituras. Terminarán llamándose
The one percent. Los conciertos que realizaban eran
flojos y la audiencia no quedaba contenta, era necesario perfeccionar
la técnica. Van Zant decide ante la situación dejar los estudios
para centrarse en perfeccionar e intensificar los ensayos. Los demás,
tras la decisión de Van Zant le van a seguir e igualmente aparcan
los estudios con 16 años, se está forjando el núcleo de LYNYRD
SKYNYRD.
La
estrambótica denominación proviene de la deformación del nombre
Leonard Skinner, un profesor de gimnasia que tenían Collins y
Rossington y que los suspendía en su asignatura por el simple hecho
de llevar el pelo largo………. muy justo el hombre. Pero para
evitar posibles represalias por su parte cambiaron todas las vocales
por una “Y”, quedando un apelativo difícil de leer y pronunciar.
Metidos
de lleno en busca de su personalidad musical llegaron a ser teloneros
de Allman Joys, liderado como podéis suponer por los
hermanos Duane y Greg Allman, pero la experiencia no terminó muy
bien al no ocurrírseles otra cosa que tocar material de los Allman,
quienes acabarían enfadados, pidiendo con vehemencia que compusieran
material propio. Para poder avanzar así tenía que ser y a finales
de 1968 presentarán su primer single grabado con material inédito.
No hacen dinero, y las arcas no están boyantes, flojos de fondos en
1970 en una gira que vienen realizando como teloneros de Strawberry
alarm clock, están ansiosos por registrar material nuevo.
Tendrán que acudir a la familia para obtener algo de dinero que les
permita entrar en un estudio de Alabama. La situación es
ambigua y eso se traduce en salida de miembros que no ven horizonte y
la correspondiente entrada de nuevos valores.
Las
discográficas y emisoras de radio siguen dándoles la espalda a
pesar de presentar maquetas de material original, pero no cejan en el
empeño y continúan haciendo actuaciones en vivo en diferentes
ciudades, hasta que en Atlanta Al Kooper músico y
productor los vio una noche y se interesó. Kooper se hace cargo de
ellos y comienza a tratar de darles forma, eso supuso que nuevamente
dentro del seno hubiera salidas y entradas de músicos, pero la
financiación está asegurada y por fin después de mejorar y pulir
estilo será en 1973 cuando definitivamente aparecerá su álbum
debut en el estado de Georgia.
Tras
el estreno y su siguiente Second Helping de 1974, grabarán el
que nos atañe, Nunthin’ Fancy. Será al año
siguiente; el tremendo éxito logrado con sweet home Alabama
de su anterior es tal que se enfrascan en una gira agotadora. La
discográfica quiere aprovechar el buen momento y les presiona para
que rápidamente entren a los estudios en busca de su tercer redondo.
Sin alternativa se ponen manos a la obra partiendo de que solo tienen
sólido el tema Saturday night special que no se ha incluido
en el álbum anterior. El resto de canciones se compondrán durante
el periodo de trabajo. Realmente están entonados y el material es
magnífico, llegarán por fin a entrar en el top 10 del Billboard
200, alcanzando la novena posición y lograrán disco de oro.
El
disco nos ofrece calidad y no se puede decir que haya tema malo,
aunque alguno baje algo el listón. Nada más empezar nos abruman con
la entrada de Saturday night special, un maremágnum de
guitarras que nos alerta de un maravilloso sunami. Todo un temazo
relleno de buenos riffs en la parte rítmica en concordancia con el
bajo que lo hace muy potente, un estribillo atractivo con una batería
acertada que le otorga marcialidad y unos solos estupendos que van
surgiendo en el entramado y que caracterizan en esta banda por su
expresividad y sus tiempos estirando las cuerdas. Y que decir de Van
Zant un tipo que no fue a Operación Triunfo pero que sabe adaptarse
en todo momento a las particularidades de la composición con una voz
que transmite sentimiento. Tras este directo al cerebro encontramos
algo de calma en Cheatin’ woman con mucho peso en el
teclado de Billy, que no me extrañaría que fuera su compositor. Los
fraseos del sintetizador y órgano recuerdan a pasajes de sus
excelentes paisanos Grand Funk Railroad, Van Zant con su capacidad
camaleónica se adapta perfectamente a la situación y finaliza con
un solo de guitarra cuya autoría desconozco.
El
aire sureño se renueva con Railroad song devolviéndonos
a tierras americanas con una pieza sencilla construida sobre un juego
de cuerdas en armonía, el espíritu vaquero se acrecienta con Van
Zant y su voz del ferrocarril, sonido alegre, simpático que no
parece terminar de arrancar cuando pone fin precisamente sobre los
viejos raíles. Para cerrar nos ofrecen I’m a country boy,
donde nuevamente un riff rítmico marca toda la composición con un
bonito groove a mitad de camino que sirve de descansillo volviendo al
riff inicial y con coros de los compañeros de Van Zant arropándole.
Damos
la vuelta al acetato y la sesión sigue con On the hunt, un
corte que para mí es de lo mejor en su elaboración, más trabajado,
muy similar al Saturday…..y que incluye ese elemento que lo
hace tan característico de esta formación, el piano incisivo y
martilleante que se deja escuchar. Además las guitarras están
especialmente inspiradas en sus solos y en sus entradas y salidas con
un muestrario muy dinámico. Su siguiente Am I losin’
es una canción que nuevamente nos insufla aires sureños, pieza que
se aleja de la electricidad y que Van Zant canta con cariño poniendo
mucho sentimiento en la expresión, balada preciosa que incluye coros
y juegos de guitarra exquisitos.
Nos
transportamos a la América profunda de los años 30 para escuchar
Made in the shade, una pieza auténtica casi cantada a
capela con instrumentos tradicionales como la mandolina, la armónica,
el cajón y la ¿tuba?…...un punto y aparte añejo que le otorga
autenticidad y significado a sus orígenes. Supongo que les
resultaría divertida su grabación. Para acabar definitivamente
escriben Whiskey Rock-a-roller, bastante accesible, muy
guitarrero, con la voz de Van Zant como principal componente y con
una estructura clásica dentro del rock, tal vez se trate de una
pieza para disfrutar en directo sin más ambición que la de ser
simpática y animada. Escuchamos el piano típico que termina………..
al fondo del bar.
Para
ser un disco que tuvieron que fabricar partiendo de cero realmente
esta integrado por muchas perlas, lo que nos da una idea del estado
magnífico en el que se encontraban….y de la gran banda que
eran…...y eso que lo llamaron Nuthin’ fancy, traducido….nada
lujoso….je, ya ves.
"Geiss llegó al estudio y mientras esperaba a que llegara Jarre hizo reproducir lo que llevaban hecho hasta ese momento, cuando de pronto la cinta empezó a trabarse y se enrolló al inicio de la grabación. La cara de Geiss fue un poema, pues en unos minutos Jarre estaría allí para continuar con el trabajo. Geiss sacó con mucho cuidado la cinta del reproductor y la enderezó con mucho mimo, y, voilá, no se notó absolutamente nada. De hecho, su jefe no se enteró de esta anécdota hasta cuarenta años después, cuando Geiss se lo comentó entre risas."