sábado, 1 de noviembre de 2025

Recluso nº 22


"Al recluso número 22 lo obligaban a levantarse todos los días a las seis de la mañana. Le hacían barrer su propia celda y desayunaba una sopa de cebolla, nada más. A continuación, veinte minutos de ejercicios físicos obligatorios con el resto de los presidiarios. Para el almuerzo les daban un poco de pan con jamón.


Por la tarde, todos los días, volvía a ser interrogado por los oficiales de narcóticos. A las ocho de la noche se cerraban todas la puertas  y apagaban la luz. Paul confesó que la cama era blanda pero que apenas pudo dormir. era un mundo de pesadillas para él. Dice que llegó a llorar. Se sentía como un personaje de la película de David Lean El puente sobre el río Kwai. Aunque por las mañanas se quería convertir en Steve McQueen en La gran evasión. Paul McCartney tenía treinta y siete años."

                                  (El Sargento Pepper nunca estuvo allí. Julián Ruiz) 

                                                        



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