"Musicalmente, la canción está al margen del resto, por la carga de electricidad desbocada y de inspirada pirotecnia rítmica que sirve de fondo a tan dislocada realidad. El ya clásico riff de guitarra inicial fue aportación de Greg Lake. Sobre él, Fripp añadiría sus rápidas líneas de guitarra. Ian McDonald dio la idea de hacerlo en Fa sostenido. Se abre así una composición que mezcla a la perfección cierta estética heavy con el jazz.
| Fripp firmando una reproducción |
Es un tema que se halla enmarcado entre dos tipos de ruido diferentes (el preludio con ese mellotrón disonante y el final con esa andanada de ruido, esta vez feroz, dividida en dos secciones). Michael Giles sugirió la idea de que la banda tocase junta y a la vez los fragmentos entre esos pequeños silencios en el medio de la canción, algo que siempre les ganó mucho aplauso en vivo. Ian McDonald aportó un solo que no bebe únicamente del be-bop, sino también del free jazz de finales de los años 60. Según él mismo, para que ese solo tuviera un aire tan angustiado decidió tocar el saxo retorcido en el suelo y en posturas imposibles para sentirse a disgusto."
(King Crimson: Crónica de un malestar. Alejandro Díaz Varón)
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