viernes, 21 de marzo de 2025

New York is a Wonderful town



 "Mientras me afanaba entre bastidores con un soldador eléctrico y cola, restaurando mis maltrechas Fender Stratocasters, la base de fans neoyorquinas de los Who iba fermentando con un afecto y una dedicación jamás igualados en ninguna otra parte del mundo. Si hoy me instalara en un colchón en la Quinta Avenida, podría vivir el resto de mi vida de la generosidad y lealtad de nuestros fans de Nueva York.

 

De entre aquellos chicos del teatro RKO sigo conociendo a una veintena por su nombre. Puedo identificar al menos un centenar de caras. Sé los nombres de algunos de sus padres. Varios chicos han trabajado conmigo en diversas ocasiones a lo largo de los años, y algunos han escrito libros o realizado filmaciones sobre nosotros. Otros se limitaron simplemente a observar, crecieron e hicieron lo que fuera que se hubieran propuesto con la misma dedicada, compulsiva demencia que vieron en nuestras actuaciones.

 


Habíamos anticipado un nuevo concepto. la destrucción es arte si se sintoniza con música. Marcamos una pauta: caemos y nos volvemos a levantar. Los neoyorquinos adoraban aquello, y los fans de Nueva York portaron aquel estandarte junto a nosotros durante muchos años, hasta que nosotros mismos dejamos de estar a la altura."

                                                               (Who I am : Pete Townshend) 













domingo, 16 de marzo de 2025

IT’S A BEAUTIFUL DAY – It’s a beautiful day (1969)

 


Hal Wagenet……………...….Guitarra

Linda Laflamme……………..Organo, piano, piano eléctrico, celeste, harpsichord

David Laflamme……………..Violín, flauta, voz principal

Mitchell Holman………...….Bajo, coros

Patti Santos…………...……..Pandereta, campanas, percusiones, coros

Val Fuentes………………….….Batería, coros


1ª Cara:

- White bird
- A hot summer day
- Wasted union blues
-
Girl with no eyes

2ª Cara:

- Bombay calling

- Bulgaria

- Time is


Sin hacer mucho ruido pasaron fugazmente por el panorama musical de la época y con el transcurso del tiempo han ido surgiendo críticas favorables a su trabajo reconociendo su valía y su innovación dentro del estilo. Ya sabemos muchos casos en que se producen estas situaciones en que no tienen fruto los resultado en el momento de su existencia, y después cuando se observa la escena desde el futuro, entonces, es cuando realmente se es consciente de la maravilla que encierra.

Esta vieja banda de San Francisco nace en 1967 y por supuesto no logran el éxito de otros coetáneos del panorama de la Costa Oeste, como eran GRATEFUL DEAD, JEFFERSON AIRPLANE, THE MAMAS & THE PAPAS...etc, zona en plena efervescencia y más presente dentro del mundo del rock Estadounidense en aquel instante. Mucha culpa de su falta de éxito seguramente la tiene su primer mánager, Matthew Katz, un tipo algo “trapalas”, y es que cuando se empieza mal luego no es fácil enderezar el rumbo. Katz los convenció para que no actuasen en San Francisco, decía que no estaban preparados. Con la excusa se los lleva a Seattle donde vivieron durante unos meses componiendo en un ático que pertenecía a Katz, y también actuarían en un club de la ciudad que casualmente, mira por donde, también era propiedad del amigo Katz.


Tras la tomadura de pelo, cuando ya fueron conscientes, se vuelven a San Francisco frustrados por el engaño y sin nada de dinero en los bolsillos. Sin objetivo ni mira alguna, deciden ponerse a tocar en algunos clubes, ferias y salas de fiestas, consiguiendo cierta publicidad y nombre además de algo de dinero, y todo ello a espaldas de su avaro mánager. Llegaron incluso a “abrir” para CREAM, es a partir de aquí cuando encuentran la confianza en sí mismos y el valor para enfrentarse a Katz y desembarazarse de él. Resultaron tener un sonido muy original y vanguardista que les diferenciaba del grueso de bandas, una amalgama de estilos, rock, folk, clásica, jazz, psicodelia, prog….. cuya personalidad residía en el violín de David, las percusiones de Patti y los teclados de Linda. Pero sus temas ambientados con el movimiento hippy tenían un alma muy influenciada por los súbditos del verano del amor.

Lograda la libertad, David Laflamme, reputado violinista que ya había tocado con personajes como Jerry García y Janis Joplin se erige en productor del grupo y con los ahorros conseguidos consiguen publicar su álbum homónimo de debut en Los Angeles a través de Columbia Records. A partir de ahí, la banda paso por una sucesión de entradas y salidas de miembros en la formación. La primera en abandonar fue la esposa de David, Linda Laflamme, en 1970, prácticamente después del debut, uno de los pilares fundamentales. Las causas mayoritarias fueron el divorcio de David y su separación de los escenarios debido a haber recibido un botellazo en la cabeza durante una actuación. Y al tiempo también David que era el nexo de unión del proyecto, en 1972 agotado con la gestión y la dirección, decide dejarlo. A ello hay que sumar también las desavenencias internas que hacia tiempo resquebrajaban la cohesión de la agrupación. De hecho su último álbum fue grabado ese año, pero no se publicaría hasta el siguiente, después de una gira, que resultaría de despedida, la banda quedó huérfana de sus fundadores, aunque siguió adelante no por mucho tiempo.


Cuando ponemos el plato a funcionar, la primera en aparecer es White bird, su pieza más codiciada y con la que llegaron más lejos en las listas. La inspiración para escribirla les vino de su estancia en aquel ático de Seattle del que no se podían mover porque no tenía dinero ni para autobús. El tiempo tampoco les acompañaba y llovía día si día también. La sensación de estar encerrados como un pájaro en una jaula les abocó a componerla. Es una composición muy bella y sólida de la que se desprende una clara atmósfera Costa oeste, y con una rítmica que transmite paz y buena energía. Las voces de David y Patti suenan a la par, percusiones inconfundibles de la caja de Patti y un teclado construyendo linealmente el fondo. También se reconocen unos punteos de guitarra española haciendo un solo, que no se van a prodigar en el resto del álbum, y por supuesto el omnipresente violín de David transportando la estructura a sus puntos álgidos.

Nuevamente el histriónico violín nos introduce en otra pieza cálida, A hot summer day, cantado por David y Patti, que hace su eco en el estribillo. La lírica de las voces destaca sobre todo lo demás, el teclado de Linda se escucha al fondo linealmente y el violín se desarrolla junto a la armónica tejiendo un entramado con matices folk que acaban poniendo el final. Con Wasted Unión blues, nos despertamos del sueño hippy arrancado por la guitarra psicodélica de Hal que ataca con dureza luchando en agudos con el violín de David, el corte más pesado del disco que impone una rítmica muy sesentera en conjunción con el piano y teclados que también entran en las disonancias de un carrusel de histeria salvaje que para en seco. En contraposición a la violencia de la composición anterior surge para terminar un lado, Girl with no eyes, una bella y suave canción donde las voces de David y Patti (la cual tiene una voz cálida y clara) juegan acompañados de una guitarra minimalista, el violín y el Harspsicord que contagian de clasicismo todo el ambiente a través de sus giros escalados, convirtiéndose en un pequeño oasis de intimismo.


Al otro lado del vinilo el inicio nos llama poderosamente la atención con los primeros compases de Bombay calling, que reconocemos rápidamente y asociamos con DEEP PURPLE, y su conocido tema Child in time. Pero no, no se trata de una versión, de hecho es original de la banda, y fueron los ingleses los que se apropiaron de esos compases descaradamente y poder así modelarlo a su gusto. Al matrimonio Laflamme no le hizo ninguna gracia, pero no estaban las cosas como para meterse en más follones, así que su venganza fue crear un tema llamado Don & Dewey, que es idéntica a Wring that neck de los Purple y que se publicaría en un álbum posterior. Aquí paz y después gloria, todo saldado. Al margen de la anécdota la pieza viaja con ritmo animado que nos mantiene en alerta a través de una atractiva percusión de la mano de Val Fuentes y con un excelente trabajo de violín y guitarra enfrentados uno al otro entre ambiente de aires arabescos.

David Laflamme

Entramos en un ambiente pantanoso, brumoso y hechizado con el corte Bulgaria, donde la voz de Dave es clara, calmada y acompañada por supuesto de Patti y el grupo haciendo coros. La sensación es de mucha lentitud. Lo más importante es la melodía vocal de tintes muy líricos. Dando paso a la instrumentación con el violín y los agudos de Patti poco a poco va acelerándose, pero sin apenas percusión hasta un órgano incisivo que empalma con el último tema, y el más largo de todos, Time is, la composición más experimental y larga de todas sin duda, donde hay mucho de la improvisación en los entresijos de la parte instrumental. Compases muy obsesivos que surgen tras un estribillo en el que Dave nos explica cuantas cosas son el tiempo. Melodías disonantes donde cada miembro va introduciendo los elementos que cree apropiados. Val dispone de un espacio para explayarse con su batería, el órgano de Linda se muestra salvaje, extraño y experimental y nuevamente con tintes arabescos, todo ello en una espiral viajando a la deriva sin objetivo ni concierto, como producto de una amarga ensoñación que termina con un final seco y apropiado al espíritu reinante.

Mirando la portada nos podemos despistar, no parece reflejar el contenido, creo que eso es algo que nos ha pasado a muchos, una portada que ha sido muy reconocida y valorada entre todas las portadas de Rock. Se trata de una pintura de 1912 realizada por Charles Courtney Curren titulada Mujer en la cima de una montaña. No pudo ser más explicito el hombre.






viernes, 7 de marzo de 2025

The Aristocrats


"En enero de 2011, en el marco de la Winter NAMM, una feria de exposiciones del sector musical que se celebra cada año en el Centro de Convenciones de Anaheim, California, tres músicos debían ofrecer un show: Greg Howe, Brian Beller y Marco Minnemann. A ultimísima hora a Howe le fue imposible acudir, siendo reemplazado por otro virtuoso de las seis cuerdas, Guthrie Govan. Y tan entusiasta fue la reacción del público como la de los tres músicos al descubrir la increíble química que había surgido entre ellos, que decidieron que había que darle continuidad al tema".

         (Rock progresivo: Eloy Pérez Ladaga)








domingo, 2 de marzo de 2025

DAVE GREENSLADE – Cactus choir (1976)

 


Dave Greenslade…………….Piano, clavinet, sintetizadores, Fender Rhodes, Hammond, Mellotron, voz, co-productor.

Tony Reeves………………..….Bajo

Simon Phillips…………….…..Batería y percusiones

Mick Grabham……………....Guitarra

Colaboraciones: Steve Gould, Lissa Gray, Bill Jackman, Dave Markee, John Perry, Martin Ford y Simon Jeffes


1ª Cara:

- Pedro`s party

- Gettysberg

- Swings and roundabouts - Time takes my time

- Forever and ever

2ª Cara:

- Cactus choir:

a) The rider

b) Greeley and the rest

c) March at sunset

- Country dance

- Finale


Podríamos estar hablando de un Lp más de la banda GREENSLADE, mismo sonido y mismo estilo de la carpeta que lo guarda, a cargo de Roger Dean……..pero no es así exactamente. Dave Greenslade que fue fundador de aquella banda, y que dejó su apellido en ella, comenzó tras su finalización una carrera en solitario y este fue su primer álbum, tal vez el más afortunado de ellos, los que vendrían después son mediocres y no alcanzarán ni de lejos la calidad de sus trabajos dentro de otras formaciones a las que perteneció.


Hijo de Jack Greenslade, pianista semiprofesional que dirigió bandas de baile en los años 30. Sus padres le animaron desde pequeño a tocar el piano y a los 13 años entró en el club juvenil de una iglesia local donde tocando conoció a Jon Hiseman y su viejo amigo Tony Reeves (ambos en Colosseum) . Sus comienzos fueron en CHRIS FARLOWE’S THUNDERBIRDS, influenciado por el pianista Bill Evans, entre otros. Allí su recorrido no dejaría huella, empezando a escribir su pasado en grandes empresas como COLOSSEUM donde más destacó, realizando mucho trabajo desde el aspecto jazzístico. También pasaría fugazmente por otro monstruo de nombre breve, IF, también orientado al jazz. Pero será más recordado por su fundación junto a Tony Reeves, magnifico bajista, por GREENSLADE donde crearon 4 álbumes de gran factura integrados en el rock progresivo instrumental, puesto que apenas hubo letra. Es aquí donde su nombre empieza a pertenecer a los grandes teclistas de los años 70.

Como les sucedió a muchos grupos de aquella época, cuando firmaron el contrato con la discográfica, o sus managers no leyeron bien la letra pequeña, o les jugaron una mala pasada. El caso es que llegó un momento en que si querían dejar la compañía tenían que hacer un desembolso de dinero brutal, tanto que era imposible conseguir esa cantidad. Al final Dave que era la cabeza visible se vio abocado a deshacer el grupo, rompiendo acuerdos y comenzando de nuevo. Su periplo en solitario se iniciaba aquí.


Aprovechando material que no había llegado a ser distribuido con Greenslade y también echando mano de composiciones que habían sido desechadas para los álbumes que se grabaron, Dave publicó al año siguiente de su separación, Cactus Choir, con una renovación en filas donde no podía faltar su estimado compañero de fatigas, Tony Reeves. Otros miembros importantes que integraron el combo fueron Simon Phillips reputado batería, auténtico mercenario y Mick Grabham ex-guitarrista de PROCOL HARUM.


Este álbum ofrece desde valses hasta música clásica y blues, incluye progresiones fascinantes y ritmos complejos, algo que Dave valora mucho a la hora de componer, por eso para su base rítmica se ha provisto de dos músicos excepcionales Reeves y Phillips, para estar a la áltura del binomio Tony Reeves – Andrew McCulloch de los anteriores Greenslade. Aquí deja apartados el órgano y el piano eléctrico sustituidos por una amplia gama de sintetizadores creando sonidos intensamente surrealistas.

No hace más que sonar Pedro’s party , para saber que estamos en el “universo Greenslade” y como reza su título el ambiente es fiestero, épico y con una melodía que bien podría pertenecer a algún tema del Jean Michel Jarre de los 90 con ese aire sencillo y desenvuelto en el teclado, una pieza corta que no va más allá. Y es que el nivel que ofrece no cumple con nuestras expectativas. Casi lo mismo se puede decir de Gettysburg, otra pieza cantada, también de corte épico pero que no llega a cumplir con la importancia de su trama, dejando el listón aún bajo. Tanto en ésta como en Pedro’s Party, se encuentra una sencillez que desemboca en un aire comercial, tal vez para enganchar.

Ya será en Swings and roundabouts – Takes my time, donde empezamos a reconocer las aptitudes de Dave cuando se pone en serio; más complejidad en un extenso corte donde adivinamos muchas fases diferentes con mucha alternancia y momentos experimentales y casi improvisatorios. La bifurcación del título es palpable en la composición donde se produce un silencio, algo raro en este músico, que apenas deja espacio para ellos, rellenando siempre con arreglos y melodías recurrentes. Pero ya en la orilla de Takes my time hay un hondo cambio drástico comenzando con un ritmo tranquilo y una voz reforzada por un maravilloso coro femenino a cargo de Lissa Gray con registros imposibles. Música que se torna sugerente, melódica y lírica, donde el mayor protagonismo es para la voz y la guitarra de Mick.

En mi opinión la mejor obra de todo el disco es Forever and ever, algo corta, cerrando la primera cara. La pieza más completa, progresiva y sólida. Épica de gran calado que va ganando enteros conforme se va desarrollando y añadiendo capas de sintetizadores dentro de una melodía acertada y con unos arreglos magníficos, muy inspirada y que mejora a cada escucha, digna de sus mejores contribuciones.

Dave Greenslade y Dave Thomas

Al otro lado surge el corte homónimo dividido en 3 partes difíciles de discernir, extraño teniendo en cuenta que dura apenas 6 minutos. Escuchamos desde el principio los indiscutibles solos caracoleados de Dave tan característicos en su forma de atacar los teclados. Se descubre orquestación en el fondo y la participación de un solemne piano. Nuevamente hay letra y la unión de voz e instrumentos me quiere recordar en su estructuración al grupo RARE BIRD, nada descabellado teniendo en cuenta que canta Steve Gould, vocalista de aquellos. Una composición que para ser la que da título al álbum no me parece estar a la altura, con una sección final que se queda coja (March and sunset)

Country dance, es otro de esos temas clásicos que podrían pertenecer a su antigua banda, muy agitado con los solos caracoleantes de un teclado imprevisible. Saltos en la rítmica y en la melodía con un destacado trabajo de Reeves al bajo, que en un momento dado se pone en primera fila como hizo algunas veces en Greenslade, y lo mismo podemos decir de Phillips, demostrando la vieja complicidad existente entre los tres músicos. Otra de sus mejores del disco.


Se cierra el vinilo en paz a través de la obvia Finale, un viaje sonoro o al menos eso es lo que me transmite. Sorprende al escuchar flauta, la de Martin Ford, que no se había manifestado hasta ahora, otro de los múltiples colaboradores que abre paso y enmudece con la entrada del mellotrón de Dave. Posiblemente la composición que encierra la faceta más jazzy de todas. Otra gran melodía a cargo de los teclados y que se subdivide entrando en un pasaje oscuro en una segunda parte ocupado por violines y cellos que nos trasladan a otro sonido, a una atmósfera inconfundible para la ELO.

Buen disco, para todos los que amen sus trabajos anteriores, no van a quedar defraudados, pero ojo, no vayáis mucho más allá buscando su sello. Como decía el doctor Zaius en la película de 1968 “El planeta de los simios”: tal vez no le guste lo que vaya a encontrar más allá…..






Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...