domingo, 28 de mayo de 2023

CRESSIDA - Cressida (1970)

 


Angus Cullen................Voz

John Heyworth............Guitarra eléctrica y acústica, voz

Iain Clark......................Batería

Kevin McCarthy............Bajo

Peter Jennings.............Órgano, mellotrón, piano


1ª cara:

- To play your little game

- Winter is coming again

- Time for bed

- Cressida

- Home and where I long to be

- Depression

2ª cara:

- One of a group

- Lights in my mind

- The only earthman in town

- Spring' 69

- Down down

- Tomorrow is a whole new day




Esta es una de esas bandas a las que se les reconoce bastante bien su origen, su personalidad, sus raíces en el rock sinfónico primigenio, con un estilo de proto-prog, que comulga perfectamente con el realizado por otras formaciones coetáneas como CARAVAN, que además se convertiría en uno de los baluartes de un movimiento que surgió a finales de los 60 y principios de la década de los 70, acuñado con el nombre de Sonido Canterbury, y que a nadie que esté interesado por estas músicas se le escapa ya. Pero hubo más jóvenes que enarbolaron la experiencia, llevándola unos u otros hacia diferentes facetas musicales. SOFT MACHINE, MATCHING MOLE, NATIONAL HEALTH, etc, encauzados por sendas más experimentales e imprevisibles, auténticos monstruos del virtuosismo. Luego, combos como SPRING, CARAVAN, FANTASY y los mismos CRESSIDA se inclinaron por otros derroteros en pos de un sonido más melódico y menos exigente en cuanto a innovación, pero también muy elaborado, dejando la fantasía en mayor medida al Hammond utilizado por su teclista.


Nuestros amigos de CRESSIDA se constituyen oficialmente en marzo de 1968, en plena época hippie, y es que algo de ella se desprende en su forma de interpretar la nueva ola que proviene de la zona de Canterbury. Inicialmente se les denominó CHARGE, incluyendo en su repertorio covers de THE DOORS, DRIFTERS y SPIRIT junto a otras composiciones originales. Tras una serie de conciertos y sesiones conseguirán un contrato de grabación con el sello Vertigo, volcados en conocer bandas innovadoras y afines a sonidos experimentales a las se les intuya un potencial por explotar. En ese instante es cuando deciden cambiar su nombre a CRESSIDA, tras sustraerlo de una obra de William Shakespeare, coincidiendo con el abandono de su teclista original que decide no continuar al frente.

Los primeros conciertos con su nuevo alias fueron en Alemania, tierra afín a las nuevas fórmulas de rock, acompañando a gente que empezaba a hacerse un hueco en el espectáculo como COLOSSEUM, EAST OF EDEN, durante el otoño de 1969. Pero donde más se prodigó fue en los circuitos universitarios, así como en los clubes de Londres, escenarios de aforo más bien limitado, donde emergían, y bullían las nuevas experiencias. Dentro ya de su casa discográfica Vertigo atravesaron un mal momento cuando a principios de 1970 se ve obligado a marchar su primer guitarra John Heyworth, dejando algo tocado al grupo, después de firmar el debut discográfico con gran profesionalidad, debido a asuntos personales. Si a esto le sumamos que Vertigo no va a continuar respaldando al proyecto incomprensiblemente, sin razón clara, la situación se hace precaria, un profundo bache que no van a poder sortear, de manera que a pesar de su buen hacer, todo se va al carajo y se produce la disolución irreversible. Su segundo álbum de estudio se lanzaría ya en septiembre de 1970 tras la desaparición. Inesperadamente 40 años después de esta despedida se ha publicado un álbum conteniendo material de su primer trabajo y algunos cortes no incluidos, singles, etc. y parece que promete ser interesante.



Su homónimo disco inicial es una obra que respira ilusión y una cierta inocencia musical en la que triunfa sin duda alguna la aparición de un órgano Hammond omnipresente y absorbente encargado de dominar la escena de las composiciones con mayor protagonismo, se embarca en un torrente de notas aceleradas en ascensos y descensos sin un esquema claro, producto de la improvisación y cierto aire experimental de jazz. Esto supone todo un regalo para los sentidos. En otras fases el órgano dará paso al mellotrón, otro instrumento que estaban descubriendo y del que van a sacar partido.


Le acompaña fielmente una base rítmica enérgica de ritmos vivos, frescos y vertiginosos, con rápidos giros sin aliento muchas veces, cambiando constantemente el tempo. La guitarra eléctrica es suave pero aguerrida con un trasfondo psicodélico que arrastran del hippismo sin haberse despojado definitivamente de sus vestiduras. En cuanto a la acústica, está muy activa y la encontramos en muchas ocasiones interpretándose con suavidad y punteos que suponen delicados instantes. No es para menos la voz, que aporta también calidez y melodiosidad al entorno con una entonación clásica del Canterbury, haciendo que funcione frecuentemente como un instrumento más, en lugar de hacer de conductor de la trama o nexo de unión.


El primitivismo de rock sinfónico existente se demuestra en una producción sencilla, sin apenas arreglos dignos de mención, sin efectos, muy purista en su concepción de sonido limpio, todo un producto natural directo al cerebro. También refuerza este concepto su sonido carente de variedad, todos sus temas se mueven en un fondo creativo muy similar, partiendo del órgano y dejando que se desarrollen con cierta experimentación la performance de los tracks, sin esquema claramente establecido, sin fases claramente determinadas, no hay estratos que nos embarquen en otras dimensiones. Es el triunfo de la improvisación por encima de un trabajo madurado. Melodías desenfadadas, nada pretenciosas donde la percusión y la guitarra se ocupan de establecer diferencias para hacer la travesía menos monótona, tratando de compensar el excesivo peso de las teclas.


Caterva de buenos músicos a los que les falta un grado de maduración, compensado con el buen conocimiento de que tienen de sus respectivos instrumentos y la frescura que imprimen los inicios de la creatividad. Piezas compuestas en compases clásicos de 4/4 donde las piezas, más que piezas parecen extractos, sin un principio y un fin claros, donde se echa de menos algún elemento que aporte un desequilibrio, ideas no llevadas a toda su plenitud. A veces el órgano se queda solo componiendo un monólogo sobre el silencio que hay bajo su presencia. El disco termina con un tema en el que el mellotrón y las voces generan posiblemente el único episodio épico de todo el viaje.





domingo, 21 de mayo de 2023

PARECIDOS RAZONABLES: John Hiatt - Jim Carrey

 


JOHN HIATT


Guitarrista, cantante y compositor estadounidense
New Wave, blues y country 






JIM CARREY

Actor canadiense-estadounidense, fundamentalmente de comedia. Su mayor galardón han sido dos globos de oro



El club de los 27


 "Cinco días  después, el 10 de julio, Brian fue enterrado a casi cuatro metros de profundidad en el cementerio de Cheltenham para impedir el asalto de posibles ladrones de cadáveres. Fue sepultado en un ataúd de bronce y plata, recién llegado de Estados Unidos y pagado por Bob Dylan.

 

Pero al entierro solo acudieron Charlie Watts y Bill Wyman. Keith Richards se negó, mientras que Mick Jagger y Marianne Faithfull estaban volando hacia Australia, donde Mick Jagger filmaría la película Ned Kelly; mientras Marianne Faithfull sería ingresada en un hospital de Sídney, victima de un shock por culpa de la heroína. 

 

Es curioso que los más sentidos y dolidos pésames fueran los de Jimi Hendrix y Jim Morrison, que no tardarían en morir, formando el club de los veintisiete años. Todos murieron a esa edad, como Janis Joplin y Amy Winehouse. Los Doors incluso escribieron Tightrope ride en su honor. Mick Jagger se acordó de Brian en Shine a light, la canción de Exile on main street que sirvió para el título del documental dirigido por Martin Scorsese."

                                                                (Julián Ruiz: El sargento Pepper nunca estuvo allí)





 

viernes, 12 de mayo de 2023

CIRKUS - One (1973)

 


Paul Robson................Voz

Dog..............................Guitarra eléctrica y acústica

Stu McDade.................Batería

John Taylor..................Bajo

Derek G. Miller............Teclados, mellotrón, piano


1ª cara:

- You are

- Seasons

- April '73

- Song for Tavish

- A prayer

2ª cara:

- Brotherly Love

- Those were the days

- Jenny

- Title Track:

a) Breach

b) Ad infinitum


Este es uno de esos discos, que pocos segundos después ponerlo, sabes no muy bien porqué, pero te va a entrar a la primera y de tirón. Es una sensación de seguridad profunda de la cual desconocemos su origen, pero está ahí, es instintiva y nunca se equivoca, posiblemente producto de años escuchando música del género. Y no es que One contenga música fácil de digerir, comercial, ni nada parecido, pero tiene "algo" que nos permite identificar que va a ser un gran descubrimiento.


Formación desconocida, de la cual prácticamente solo existe este registro, tras este álbum no vería nada más la luz hasta 1994, donde surgieron de pronto nuevamente, con casi todos los miembros no originales (solo se mantuvo Miller), para volver a desaparecer otras dos décadas. Procedían del Reino Unido (Sutherland) y de su proyecto debut solo llegarían a imprimirse en aquel momento 1000 copias, cifra ridícula que aseguraba su anonimato, más todavía en un momento en que el rock progresivo estaba en pleno clímax, abarrotado de bandas. Para acabar de empeorar las cosas se embarcaron en circuitos maltrechos y eventos estrafalarios de manera que apenas fueron presentados a prensa ni medios populares. Después llegaron los años 80 y con los drásticos giros de las corrientes musicales el Circo dio por terminada la función.



No supieron abrirse camino, algo que es difícil de entender escuchando su obra inicial, músicos que muestran un saber estar y una veteranía a pesar de su juventud, fuera de dudas. A eso hay que sumarle que contaron con una producción de lujo, que vamos a poder apreciar a lo largo de toda la escucha. En el apartado de ingeniero de sonido encontramos a John Etchells, un experto en su terreno que trabajó con David Gilmour, Dire Straits ó Spandau Ballet, entre otros. Junto a él colaboró Ron Richards, personaje de gran experiencia que produjo para estrellas como Beatles, Gerry and the Pacemakers, descubridor de The Hollies. Y para completar el triplete, Tony Hymass a cargo de la conducción de los arreglos, una maravilla, que tocó con músicos del calibre de Jack Bruce y Jeff Beck.



Su sonido es profusamente épico con un tratamiento de teclados muy puro, ocupados en llevar el peso de las composiciones, convirtiéndose en los protagonistas de la gran dimensión que alcanzan los temas con el mellotrón como instrumento estelar, causante de la grandilocuencia que adquieren muchos instantes. Otro punto importantísimo son los arreglos de cuerda a cargo de orquesta mayoritariamente de violín, perfectos, cuidados, exquisitos, que te retrotraen a los realizados por Alan Parsons en su "Project" y que a veces se reenganchan a la línea instrumental principal. Sus influencias no son claras, pero encuentro semejanzas con MANFRED MANN EARTH BAND en la guitarra de Dog y su interrelación con los teclados de Miller, unas veces siguiéndole la frase del órgano, otras construyendo sus propios desarrollos. En la construcción instrumental con el mellotrón encuentro algunos coletazos de unos KING CRIMSON de inicios, y en algunos temas la guitarra acústica ataca el tema dentro de una performance en la línea de unos WHO de su disco Tommy o en unión con Miller rescatan un sonido de guitarra "Steve Hackett" propio de Nursery Crime.



La mayoría de los temas no son extensión estándar del progresivo, no se producen grandes desarrollos instrumentales cargados de virtuosismo, pero tienen un equilibrio conjunto que no dejan dudas sobre su brillantez. Su trayectoria es ir de menos a más, concluyendo en importantes finales épicos y explosivos elevados por la carga instrumental a apoteósicos, de tal forma que nos queda la sensación de brevedad, de que deberían haber seguido sacando más partido a la magnífica melodía con la que han terminado la pieza.

Estilo progresivo-sinfónico dentro de los cánones establecidos, siguiendo la pauta escrita por los grandes, podría parecer que sería suficiente para triunfar, tenían todos los ingredientes para lograrlo. Delicadeza y potencia en una combinación difícil de llevar a cabo donde es fundamental la profesionalidad y la compenetración de todo el equipo.

Una sección rítmica competitiva y solvente, su batería será quién se ocupe de escribir las canciones mayormente con un tempo clásico de los grandes progresivos. La guitarra de Dog se transforma viajando por la psicodelia, entrando al espacio hard en Brotherly love con unas guitarras en paralelo, surcando emociones con la acústica en Jenny y flirteando detalles de Jazz y blues en diversos momentos del disco, trabajando bendings y delays. Los teclados de Miller son firmes, envolventes, inquietantes, usando capas lineales crea ambientes abiertos, oxigenados llegando a ser pomposos y épicos por el mellotrón, sobre los que se enroscan espirales de arreglos de violín hasta el punto de producirse un sellado que los hace indistinguibles unos de otros.

La voz estaba a cargo de Paul Robson, solo se tenía que ocupar de eso, y lo hacía con pericia cumpliendo con una gama de registros suficientes como para superar la prueba con garantías, sin aspavientos, con la expresividad suficiente , efectiva y con ayuda de algún falsete para los agudos.

Como anécdota, Title track, su pieza más extensa tiene una irrupción que me recuerda tremendamente al inicio de Dark Side of the moon, con ese avión que sobrevuela por encima de nuestras cabezas para estrellarse finalmente, solo que aquí es versión reducida.

Parecían tener el horizonte muy claro, el estilo definido y un potencial creativo y una proyección, que nunca sabremos hasta donde podía haber llegado, si estos chicos hubiesen continuado al frente. Una lástima.






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