Michael
Lapp.....................Teclados, guitarra acústica y eléctrica, mandolina
Amadeus
Reineck...............Guitarra, sitar y mandolina
Colaboraciones:
Caroline McCombs..............Voz
Dieter Bauer.......................Bajo
1ª cara:
- Introduction (just a
try)
- Wreck on the wire
- Roswithas' baby
- Immovableness
2ª cara:
- B. Baggins
- Last feather
- Anna's dream
- Monte Christo
- With a little help
from Zacharias
- Move
- Just another try
Mala, muy mala suerte la de estos chicos, en un principio intentaron crear un grupo de folk-rock que no dio lugar a nada, pasando totalmente desapercibidos terminaron con la misma pasividad con la que habían surgido. Entonces decidieron probar suerte, pero introduciendo elementos más pesados del Krautrock, puesto que son alemanes. La idea es fortalecer las creaciones acústicas con sonidos generados por la electrónica inspirándose en toda la corriente que se había creado en los 70 y continuaba muy estable de cara a los 80.
La influencia de la escuela de Berlín es más que notable, como iremos descubriendo conforme escuchemos el disco. También se introducirá la guitarra eléctrica que tiene sus instantes de protagonismo, usada a modo de teclado en sus formas muy similares a las utilizadas por Edgar Froese. La percusión no existe, y cuando aparece es pregrabada, y el bajo hace su aparición en ciertos momentos, pero tampoco es un instrumento clave. La palma se la llevan las cuerdas, que a través de las guitarras acústicas, el sitar y las mandolinas construyen el sólido esqueleto de la mayoría de las composiciones, aunque también hay que hacer una mención especial al piano de Lapp, aportando un delicioso material.
El disco es una maravilla de principio a fin. No tiene desecho, llevándonos de un paisaje fantástico a otro no menos increíble. La mezcla entre sonidos electrónicos y clásicos es una comunión perfecta. Los teclados crean atmósferas lineales y envolventes que hacen de biombo entre tema y tema. En otros casos terminan de una forma cortante y parece entrar el siguiente un poco con calzador, como si fueran fragmentos que cada miembro ha ido urdiendo y después los insertan tal como vienen.
Es un trabajo completamente
instrumental, solo hay una inclusión de coros a cargo de Caroline McCombs,
destaca la pureza y autenticidad del sonido de las guitarras acústicas, que en
algunas ocasiones no van acompañadas de nada más, pero de verdad que no lo
necesitan. Sus acordes son armoniosos, pura poesía integrada en notas,
cadencias melancólicas y optimistas en completa complicidad e igualmente cuando
conectan con el piano y los teclados. Minucioso y concienzudo, sin dejar nada
atado. Según los pasajes que escucho me recuerdan en su estructura a otros como
EMTIDI,
ASHRA, TANGERINE DREAM o M. OLDFIELD.
Música que se puede considerar introspectiva, cargada de lirismo, cuyas atmósferas son de carácter onírico, incluso contemplativo. Melodías acertadas y evocadoras nos trasladan en su inicio desde la costa, hasta la ruidosa ciudad y luego a la campiña, donde parecen querernos decir que es donde desean quedarse. Una obra de gran factura en la que no se echa de menos nada. Un aluvión de sensaciones dirigido a sacudir nuestros sentidos, cuyo poder balsámico es enorme.
Pero una vez más nuestros amigos tras crear esta joya van a pasar inadvertidos dejando un tesoro oculto, en una época en que todo esto estaba de capa caída. Triunfa el techno, el pop, la nueva ola, y para unos recién nacidos, sin un bagaje potente detrás, la repercusión que podían causar era nula. Las radio fórmulas y la Televisión estaban centradas en los nuevos estilos, que estaban surgiendo de las cenizas producidas por la derrota de bandas más próximas a TRY. Solo un disco así habría obtenido su fruto si proviniese de grupos muy consolidados como MICK OLDFIELD o VANGELIS con cierto reconocimiento comercial.
Como reza su portada "Just a try", (sólo un intento). No hubo más, pero fue impactante.