Eric
Clapton..........................Voz, guitarras
Bobby
Whitlock....................Órgano y piano, guitarra acústica y voz.
Carl Radle.............................Bajo,
percusión
Jim Gordon...........................Batería,
percusión y piano
Duane Allman.......................Guitarra
eléctrica y slide (invitado)
1ª cara:
- I looked away
- Bell bottom blues
- Keep on growing
- Nobody knows you
when you're down and out
2ª cara:
- I'm yours
- Anyday
- Key to the highway
3ª cara:
- Tell the thruth
- Why does love got to
be so sad?
- Have you ever loved
a woman
4ª cara:
- Little wing
- It's too late
- Layla
- Thorn tree in the
garden
Seguimos de cerca nuevamente los
pasos de uno de mis guitarristas favoritos del rock, y es que todo lo que
tocaba Clapton lo convertía en oro. Tras acabar su fugaz estancia en BLIND FAITH se enrolaría con una serie
de músicos de solido bagaje bluesero para modelar un nuevo proyecto de rock and
blues. Puro feeling y una inyección contundente de blues, rock y me atrevería a
decir de rythm'n' blues.
Doble álbum cargado de versiones
de bluesmen venerados por el prodigio Clapton por un lado y por otro piezas
escritas por él mayormente, con la colaboración de todos los demás, en especial
de Whitlock. Un segundo trabajo se quedó en puertas sin llegar a grabarse en
estudio, solo un directo, magistral por cierto. Y es que las tensiones internas
de la banda que no terminaba de encontrar la armonía y la guerra de egos que
manaba de su núcleo, hicieron que saltase por los aires. Las formaciones por
las que Eric Clapton ha transitado
fueron tan espectaculares como corta su existencia, rodeado siempre de músicos
de gran calidad, pero las ansias por ir más allá del genio eran tales que
enseguida se sentía estancado. Aquí tendrá el placer de tener en la
colaboración a otro de los grandes de la guitarra, Duane Allman, que aparcará por una temporada a sus brothers.
El resultado es un buen puñado
de canciones, todas ellas de nivel alto en la disciplina del blues y el ritm'n'
blues. Melodías con un torrente de sentimientos que hacen que nos impliquemos
en muchas ocasiones, momento mágicos en los que Clapton acaricia la guitarra
para luego tornarse más salvaje, electrificada, sobre todo cuando Allman entra
en acción, construyendo pasajes que sobreviven a la memoria y nos retrotraen
riffs que de pronto reconocemos, ocultos en algún rincón perdido de nuestra cabeza.
Algunas composiciones están muy
impregnadas del rock sureño, disciplina que practicaba el bueno de Duane
Allman, y más todavía cuando se pone con la guitarra "slide". Las marañas guitarreras que se tejen entre Clapton y
Allman terminan resultando difíciles de seguir en una serie de diálogos
fabulosos, ofreciendo instantes de alto octanaje, todo bien engrasado, unas
veces por el órgano y otras por el piano de Bobby que hace una labor eficaz sin
lucimiento personal, que no es sencillo de valorar y apreciar.
La ordenación de los temas hace
que se intercalen los escritos por ellos con las adaptaciones de otros, que
suelen ser las que incorporan lo más cercano al rythm'n'blues en la mayoría de
los casos con unos tempos muy marcados y alineados a los patrones más puristas.
Esos tracks se extienden en duración y si no estás muy habituado al Rythm'n'
blues como yo, terminan haciéndose tediosos.
Y cuando parece que todo se
acaba, surge como un relámpago "Layla", que parecía ya
olvidada, tema estrella por meritos propios, incluye uno de los riffs de
guitarra más famosos del rock de todos los tiempos, intuitivo y reconocible a
la primera. Composición que se distingue por tener 2 partes muy notoriamente
definidas, la primera que no ceja en repetir una y otra vez el susodicho riff
con una guitarra encendida, hasta llegar a un punto de cambio de aires donde la
guitarra se vuelve lánguida y es el piano el que toma las riendas, construyendo
el fragmento más sensible de Layla.
La despedida, un broche, balada
delicada y sencilla de Whitlock donde Clapton le pasa el testigo. Será Bobby
quién punteará suavemente una acústica que nos acompaña a la puerta de salida
con una sensibilidad y sentimiento exquisitos.
Lección de guitarra que no
debemos perdernos.
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