Kalus
Werthmann.................Voz principal
Deff Ballin.........................Teclados
y percusiones
Dieter
Kumpakischkis............Teclados
Fred
Teske.........................Batería
Karl Heinz
Hamann...............Bajo, percusiones
Jürgen
Grutzsch..................Guitarra y percusión
1ª cara:
- Fight back
- City by the sea
- White ships and
icebergs
- Seaside evening
2ª cara:
- Take what's yours
- Eagles
- No more time
Tras un periodo de dispersión de
la banda, con intentos abandonados por parte de su fundador de adentrarse en
derroteros musicales muy alternativos, terminarían centrándose y grabando en
una serie de 3 sesiones en 3 años, del 76 al 78, su único y homónimo álbum,
todo un parto doloroso, que no serviría de mucho. 1979 es uno de los peores
años para publicar sinfónico dentro de la vorágine que está surgiendo en la
cultura rock, y además un sinfónico anclado en estructuras ya desfasadas que
habían sido creadas años atrás. La poca acogida que tuvo fue suficiente para
que el grupo no quisiera seguir adelante, una auténtica pena porque el disco
contiene bastante calidad.
Se puede decir que son primos
hermanos de ELOY, con una
personalidad que se corresponde con todas aquellas aventuras que realizó una
buena hornada de formaciones alemanas con la etiqueta de "Krautrock",
pero con aspiraciones sinfónicas. Y es que además de compatriotas, el estilo de
TIBET es calcado al de Bornemann y
sus chicos, aunque menos espacial y olvidando el aspecto psicodélico.
Su inclinación es nítida,
dominio absoluto de los teclados con variedad de instrumentos en acción que los
acerca a paisajes de electrónica progresiva, de hecho son 2 los miembros que se
ocupan. Superposición de capas que crean una amplia y densa textura rica e
interesante donde el mellotrón tiene su espacio, un sonido directo, muy lineal,
nada de complejidad, excesos o recargado y unas melodías muy reconocibles.
Largos desarrollos que labran los temas conformando la sustancia del cuerpo
principal, acordes prolongados en compases claros y limpios.
Música sin recovecos ni intentos
de viajes a lugares poco explorados en busca de un sonido único e irrepetible,
que les confiera una identidad específica. Armonías sencillas sin acordes
extraños, tensos o atonales, donde la guitarra se ocupará más de participar en
patrones de fondo que de un cierto protagonismo, funcionando muy sinfónica en
concordancia con los teclados. El pulso y el tempo de las composiciones está
guiado por un bajo que actúa con una similitud tremenda a lo escuchado en ELOY, marcado, en tensión y contundente,
convertido en punto cardinal de origen.
En definitiva, un todo que nos ofrece dinamismo,
efectos, vertiginosidad, atmósferas expansivas y momentos sublimes donde, yo
creo, que destaca por encima de todas, "Eagles"
que condensa todo lo dicho anteriormente.
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