domingo, 25 de febrero de 2024

BAHAMAS - Le voyageur immobile (1976)

 


Roger Rizzitelli...................Batería, voz

Dominique Perrier.............Piano, órgano, sintetizadores, fender y voz

Didier Batard......................Bajo y voz

Patrice Tyson.....................Guitarra acústica y eléctrica, voz


1ª cara:

- Jimmy

- Motel

- Norway samba

- Bahamas

2ª cara:

- Oscar Chesterfield

- Bizarre

- Il pleut des fleurs sur mon piano



Una vez más, me topo con otra de esas bandas que con esfuerzo consiguen publicar una obra de calidad, para volver a la oscuridad y desaparecer sin dejar rastro. Fruto de la mala suerte, de una errática trayectoria o por ninguna razón aparente, caen fulminados permaneciendo en el anonimato durante décadas. Pero los que solemos hurgar en las heridas e indagamos con constancia más allá (y en youtube hay mucho para eso), de vez en cuando tenemos la fortuna de tropezar con alguna piedra preciosa como ésta.

El exótico nombre no es precisamente un reclamo para los que disfrutamos del progresivo, podría pasar desapercibido, pero su portada nos llama poderosamente la atención, tantos años de ferias y desconocimiento, nos ha curtido la intuición para saber reconocer cuando estamos ante un producto prog. Tengo que decir que también me he llevado muchos batacazos, pero poco a poco se fue imponiendo la regularidad para acertar. Ahora, con internet, ya no existe ese problema que prevaleció durante unas décadas, la información es descomunal, apabullante, nos emborrachamos, aunque BAHAMAS, no es el caso, tampoco hay muchos datos en la red sobre ellos.


Hablamos de una formación francesa, concretamente procedentes de su capital, que cantan en su lengua materna y cuya duración en los circuitos de la industria discográfica fue muy breve, de 1974 a 1976, dando como fruto este interesante álbum, cuya portada es una trocito de arte surrealista delicioso a los ojos, una combinación bien repartida entre los estilos de René Magritte y Salvador Dalí, dos pintores soberbios en ese movimiento.

Los componentes de este cuarteto eran músicos que acompañaban a una estrella del momento, CHRISTOPHE. Gracias a él obtuvieron los favores de los directivos del sello Polydor allí en Francia, y así pudieron grabar su primer y último disco, bajo un sello menor que ese mismo año también empadronaría a un joven muchacho llamado JEAN MICHEL JARRE, que venía haciendo sus "pinitos" con la música electrónica. Él sería quién de alguna manera se convertiría en la causa de la desaparición de la banda BAHAMAS, Dominique Perrier sin aviso previo se marchará para participar en los Conciertos en China de Jarre, de hecho una vez rota la unidad, Roger Rizitelli se marcha también para unirse a Perrier y crear un combo orientado hacia la electrónica llamado Space art. La fuga de estos músicos, hizo saltar por los aires la remota posibilidad de seguir adelante con el proyecto, por lo que tras su evasión se dio por concluida la efímera existencia que acarrea un olvido progresivo.

Es un conjunto algo atípico para lo que se venía practicando en tierras galas, se aleja del concepto musical de ANGE, del Zeuhl practicado por los idolatrados MAGMA, y tampoco se aproximan a los ambientes oníricos y la fragilidad de unos PULSAR. Se presentan con un halo de oscurantismo más propio de compatriotas como ARACHNOID, otros huérfanos que tampoco pasaron a la posteridad, entre otras cosas porque su trabajo cayó en pleno terremoto New Wave a finales de los 70. Aunque no debería, sorprende la buena calidad de la grabación, las grabaciones del sello Dreyfuss, me parecen de lo mejorcito que se ha hecho, el Concierto en China recogido en directo tiene una calidad excepcional, pero no solo eso, todo el material de Jarre en estudio con este sello es impresionante.



El rock progresivo de BAHAMAS es heterogéneo, no son las estructuras clásicas del estilo, ni mucho menos las anglosajonas, tienen una fuerte tendencia a construir composiciones semejantes a las atmósferas generadas por grandes progresivos italianos como ALPHATAURUS y ACQUA FRAGILE, ejemplos de muchos otros transalpinos.



Igual que llama la atención la calidad de la grabación con ese sonido limpio, también lo hacen la cantidad de efectos que introducen, su variedad en los arreglos, así como los monumentos sonoros que levantan con todo el arsenal de sintetizadores, está claro que los músicos de estudio de Christophe dominan los instrumentos que ponen a su disposición. Se hace patente el interés de Perrier por los sonidos electrónicos que poco después le llevarán a trabajar por su cuenta, y es que los sintetizadores de nueva generación desplazan en el protagonismo al órgano.


El factor rítmico es clave, formándose un triunvirato vital y cohesionado entre la batería, el bajo demoledor y el piano. Este último a base de acordes sincronizados con el bajo, buscando más graves que agudos, convertido en el timón de la nave es conductor de la dirección compositiva. La guitarra se ocupará de poner la pincelada psicodélica con tonos ácidos, que en ocasiones parece sintetizada y efectista, produciendo un gran contraste con la sección rítmica. Eso cuando es eléctrica pero la acústica tiene mucha cabida en el disco, hay varios temas en los que un halo de melancolía flota es sostenido por la acústica (Norway samba) separándose de la dinámica de la música llena de efectos, y sintetizadores. A la guitarra solo se suman unos coros para arropar a la voz principal, es entonces cuando la performance se acerca más al rock sinfónico italiano, son temas más accesibles, aunque eso no quiere decir que estén exentos de calidad musical, pero son más melódicos, proximidad a las fronteras del pop con un férreo revestimiento de sintetizadores, efectos y atmósferas que le otorgan una ambientación space y electrónica.

Se podría decir que es un trabajo que busca el perfeccionismo, la producción no deja ningún cabo suelto, la instrumentación no introduce grandes cambios de ritmo pero existen , aunque tienden a seguir una línea sin sobresaltos en la que van sumando capas y capas engrosando una textura instrumental que conduce a unos magníficos pasajes sujetados en muros sólidos de sintetizadores, donde la heterogeneidad del sonido nos hace descubrir diferentes caminos, jazz (Bizarre), pop (Oscar Chesterfield), rock (Bahamas), prog (Il pleut des fleurs sur mon piano), éste último es el tema más complejo, el mejor construido con una idea progresiva más tenaz en su estructura, con un fuerte componente épico, junto con Jimmy. Una gozada del país vecino donde hay que hacer una parada si se puede.




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