Herb Schildt.........................Sintetizadores,
órgano, piano
Terry Luttrell........................Voz
Matthew Stewart.................Guitarra
y coros
Stephen
Tassler....................Batería, percusión y coros
Stephen Hagler.....................Guitarra,
coros
Gary
Strater..........................Bajo, coros y pedales moog
1ª cara:
- Lady of the lake
- Elliptical seasons
- Forces
2ª cara:
- Stargate
- Sunfield
- To the fire wind
- Nova
A lo largo de la historia en todos los ámbitos de la vida, unas personas han plagiado a otras o se han sentido influenciadas tremendamente, eso ha quedado patente en muchas ocasiones. En el rock, no podía ser menos, también ha sucedido, y si acotamos un poco más y nos referimos al progresivo en concreto, se han dado casos, unos más descarados que otros. Hoy hablo de uno de los más flagrantes que se han dado. Cuando escuché por primera vez este disco, sin conocer a sus autores, me quedé atónito; no podía creer que aquello no perteneciera a la banda progresiva por antonomasia, es decir YES.
Cuesta creer como esta nueva banda que surge en un momento en que se están dando los últimos coletazos, por parte de las grandes bandas de progresivo, ante la inminente fractura que se va a producir con la explosión punk, ofrece un estilo ya manido y no solo eso sino que además fotocopia sin vergüenza a los reyes del prog. Con esta panorámica lo normal es que la aventura no termine bien, pero no fue todo lo mal que podía pensarse. Tanto en su país, EEUU (se forman en Illinois) y en Canadá, tubo muy buena acogida, sin embargo en Europa las cifras de ventas fueron bajas, la revolución punk y el agotamiento del progresivo en el viejo continente hicieron mucho daño.
La manera de tratar la guitarra principal, con la agudeza y los malabarismos propios de Steve Howe, el trabajo rítmico del bajo, fundamental e inquieto, clave en las composiciones a la manera de Chris Squire, los teclados imbuidos del espíritu de Rick Wakeman y la voz contagiada del timbre y de los recursos del bueno de Jon Anderson. Es increíble como Terry es capaz de simular a Anderson hasta el punto de que la personalidad del británico flota en el ambiente cuando escuchamos su voz, entonando y estirando las notas como solo él haría. Tenemos un espejo ante nosotros en los que vemos reflejados a todos ellos, pudiendo llegar a afirmar que el vinilo fuera obra de su propiedad.
Sin duda a lo que más importancia se le concede es a las armonías vocales que construyen a lo largo de todo el repertorio, muy prolíficas, apareciendo en cada uno de sus temas, bien desarrolladas y cuidadas con mimo al igual que las melodías, acertadas e interesantes, de gran dinamismo, de forma que la música fluye fresca creando paisajes fascinantes, y con arreglos trabajados con pulcritud y perfeccionismo.
En cuanto al aspecto estrictamente instrumental, a pesar del robo de identidad, cumpliendo con los cánones del progresivo, los temas están bien construidos, vitales, enérgicos y dotados de contrastes que le confieren diversidad. Los desarrollos de las canciones rayan a gran altura, sonando a los YES de los mejores tiempos (Close to the edge/ Topographic oceans), pero en el año 76 como debut, cuando los ingleses estaban en la cúspide y habían dado lo mejor de sí mismos.
Después, ya con su segundo LP, la magia decayó y todo ese desparrame de imaginación y creatividad quedaría minado, la música pierde calidad y su sonido se vuelve menos original, tornándose más apático y acercándose a territorios del AOR. Mucho ruido y pocas nueces, las melodías giran hacia el gris y no consiguen obtener el gran resultado de su primer trabajo.