Don Brewer..................Batería, voz
Mark Farmer................Guitarra, voz y armónica
Craig Frost...................Órgano, clavinete, sintetizador y piano, coros
Mel Schacher...............Bajo
1ª cara:
- We're an american band
- Stop lookin' back
- Creepin'
- Black licorice
2ª cara:
- The railroad
- Aint' got nobody
- Walk like a men
- Loneliest rider
Es increíble como pasaría desapercibida esta banda, a pesar de su extenso repertorio y su buen hacer, llegando a vender a lo largo de su trayectoria hasta 25 millones de discos, una cifra brutal para la repercusión mediática que obtuvieron, y eso que vendieron más discos que cualquier otro grupo americano. Fueron galardonados nada menos que 4 veces en 1970 por la R.I.A.A., pero parece ser que lo que mejor les funcionó durante su vida fue el boca a boca entre los aficionados.
Nacen en Michigan, EEUU, compuesta en un primer estadio como power trío en 1968, realizarían sus mejores álbumes como cuarteto. Su estilo inicial era un hard rock muy influido por el blues y el funk, con un purismo que poco a poco iría variando en el tiempo. Fueron estereotipados con los británicos CREAM, pero ellos van a crear su propio estilo y en concierto van a lograr un gran atractivo. Solo en 3 años serán capaces de realizar 8 trabajos de estudio, una auténtica salvajada, si lo comparamos con otros, y eso que tuvieron siempre en contra la crítica musical, y con ello una cobertura en radio ridícula. Para que os hagáis una idea de lo grandes que eran estos tipos, os diré que en un concierto de los ZEPPELIN fueron contratados como teloneros, y como eran tan buenos en el escenario, terreno donde se manejaban de maravilla, tuvo que salir el propio Peter Grant en medio de su actuación para terminar con aquello. Era tan espectacular su puesta en escena que podían eclipsar a los propios LED ZEPPELIN, y Grant que tenía un gran olfato para este negocio, vio que podía darse la posibilidad.
En 1976, con una decena de discos bajo el brazo, deciden que es suficiente y se desintegra la sociedad. Farmer comienza su carrera en solitario y el resto de componentes continuarán juntos pero ya no bajo el nombre de Grand Funk, sino que comienzan una andadura denominados FLINT, su ciudad originaria en Michigan. Al comienzo de la década de los 80, volverían a reunirse Grand Funk, y parecía prometer la nueva versión, sacando 2 discos con cierto éxito. Pero no fue suficiente para seguir adelante y por segunda vez el contrato finalizó. De aquí en adelante las reuniones y diferencias continuarían en el tiempo, hasta que en el 2000 vuelven a entrar en estudio, perdurando hasta el presente, realizando gran cantidad de conciertos y material nuevo.
Nosotros nos detenemos en 1973 para hablar del que fue su mayor éxito, el disco arriba mencionado ya, que venía a ser el 7º en su lista particular, todo unos veteranos en el mundillo de la industria. No significa que todo lo anterior no estuviera a gran nivel, ni mucho menos, pero la participación de TODD RUNDGREN en la producción fue esencial. La dimensión del sonido gana enteros y con la garantía de Todd, un hombre con un periplo inmenso a sus espaldas tanto de músico, como de productor, logran un Lp redondo impregnado de la sabiduría del excelente Rundgren.
Continuarán haciendo un hard rock cuyo estilo se va alejando cada vez más del blues rock más enraizado, sumergiéndose en un hard rock que va a adquirir elementos nuevos dotando a las composiciones de mayor variedad estilística, más cambios de ritmo y el acierto de sacarle partido al vozarrón de Don Brewer. Expresiva, clara, directa y contundente, cargada de fuerza suena descomunal, sin que nada ni nadie pueda hacerle sombra, se escucha por encima de todo. Pero ahí no queda todo, sino que va a saber obtener el máximo rendimiento de cada uno de los instrumentos exprimiendo su potencial y logrando un resultado brillante que no va a pasar desapercibido.
Por tanto el secreto de este triunfo no radicó en un apoyo de la crítica, sino que se lo ganaron a pulso, con sangre sudor y lágrimas, y con la inestimable ayuda de un productor experimentado. Una formación con buenos músicos individuales y en conjunto, como demostrarán en vivo, composiciones imaginativas y bien trabajadas donde la carga principalmente recae sobre la guitarra de Farmer, que adquiere una nueva magnitud con nuevos sonidos en sus cuerdas, y sobre el órgano de Frost, más o menos a partes iguales. Pero no hay que olvidarse de la sección rítmica , en muchas ocasiones es la pieza clave perfecta para conseguir un todo, más que brillante, luciéndose en unos cuantos torbellinos.
A estas alturas con los nuevos arreglos, los coros y otros elementos, el sonido de la banda se cubre de un revestimiento muy americano, metiéndose al público en el bolsillo poco a poco con una fórmula más cercana. Se gana en peso con composiciones más voluminosas y con un instrumental más enriquecido, pero a su vez flexible permitiendo muchos cambios de tempo, algo que Rundgren considera importante. Todo ello hace que su esencia se acerque al de otros monstruos americanos como KANSAS.
Momentos instrumentales de alto calibre, intensos diálogos guitarra - órgano incluyendo riffs sucios e incendiarios pero contenidos, gruesos tapices sonoros elaborados por el órgano para que la guitarra trabaje en pos de un lucimiento personal, una batería que trabaja con una intuición impresionante, son principios que conforman el alma de Grand Funk y que no difieren mucho de otras formaciones de la época. Aún así su sonido en este disco es especial y único, y debéis vivirlo en toda su intensidad.
Finaliza con unos segundos de percusión que todos vamos a reconocer como un ritmo personal de los indios americanos que habremos escuchado veces y veces en films del Oeste, una forma de decirnos adiós aludiendo al título del Lp. Algo que irónicamente podría significar su protesta o disconformidad con el sistema americano..........o no, eso ya es cosa de cada uno.