"El 26 de diciembre del año 1964, a la salida de los camerinos del viejo cine Odeon, en Hammersmith (Londres), Paul McCartney se tropezó con Eric Clapton, el guitarrista de los Yardbirds. Los Beatles actuaban en el Odeon durante todos aquellos días de Navidad. Empezaron sus conciertos la misma tarde de la Nochebuena y acabaron justo en Nochevieja. En aquellos años no se paralizaba Inglaterra como ocurre en estos días. Aunque los Beatles eran dioses y los Yardbirds acababan de empezar, el atrevido Eric Clapton, que solo tenía diecinueve años, se acercó a pedirle a Paul que le presentara al resto de los Beatles, John le saludó despectivamente. Ringo ni miró a Eric. El único que le hizo caso fue George Harrison.
Congeniaron a la primera. Hasta el punto de que George le enseñó su colección de guitarras Gretsch, que eran las que más utilizaba. Clapton incluso se permitió insinuarle que gastara unas cuerdas más finas que se compraban en una tienda llamada Clifford Essex."
Hombre que ha paseado a lo largo
y ancho del planeta su nombre abanderando la música electrónica, defendiendo
los colores de su bandera, la griega.Todavía en activo tiene un extenso currículum en su haber, bastante
desconocido para la mayoría de la gente, que lo recuerda sobre todo por poner
banda sonora a muchas películas que han sido de dominio público. El séptimo
arte le ha dado muchas alegrías, apasionantes films han sido elevados a
peldaños superiores dentro de la industria, gracias a su espléndida dotación
para crear las ambientaciones precisas que visten imágenes, de tal forma que
quedan en la memoria de los espectadores esos momentos culminantes en las que
se produce una comunión perfecta entre sonido e imagen. Su popularidad llegó a
lo más alto en los primeros años ochenta, cuando se encargó de engalanar obras
del calibre de "Carros de fuego" y "Blade Runner"
ganando premios de la academia de los Oscar por su magnífica labor.
No es la
primera vez que su nombre aparece aquí, ya surgió al hablar del grupo APHRODITE'S CHILD, donde despuntó ya
junto a otro grande de las tierras helenas y también conocido como DEMI ROUSSOS. Demostró que su talento
con la composición y su aptitud con las teclas era importante, y si seguía
adelante podía realizar una brillante carrera, y así fue. Después de abandonar
la banda que le vio nacer, continuó su carrera en solitario encargándose de
todo el trabajo de los instrumentos, inclinándose por la música ambiental y
electrónica llevada a cabo con sus teclados. En mi opinión es uno de los
músicos que mejor ha sabido trasladar a las partituras su vida interior, sus
pensamientos, sus preferencias y algo muy valorado, sus raíces. Se trata de una
persona muy unida a su tierra, amante de su país, su clima,sus valores, algo que va a plasmar de alguna
manera en sus composiciones, obras preferentemente volcadas hacia la
electrónica pero siempre con un toque cercano, humano y con detalles de
elementos de la vida que él conoce o ha conocido, nunca olvida su raigambre
dejándolo patente en innumerables ocasiones. Incluso cuando aborda trabajos
inspirados en otras culturas, intenta impregnar su música de forma que las
tradiciones, las costumbres de aquellos lugares queden reconocidas, una forma
de mostrar su respeto ante otros universos.
Los primeros
años y trabajos bajo su apodo son realizados sobre esa perspectiva, una mezcla
de sonido popular y electrónico, pero llega el día en que deja su querida
tierra mediterránea y se embarca para desplazarse al centro neurálgico del rock
en Europa por aquel entonces, Londres. Allí conocerá a gran cantidad de gente
de todo tipo, pero en más propensión del mundo de la industria musical, eso
supondrá influencias y aprendizajes para el bonachón de Vangelis. De hecho
comienza una nueva etapa, ya que su siguiente long play "Heaven and hell"
aunque sigue manteniendo ese aire campero, se vuelve más técnico y en
consecuencia más frío, una tendencia que sigue acrecentándose con "Albedo
0.39" donde su disposición a nuevos teclados y sintetizadores y su
interés por las nuevas tecnologías al alcance es ya un hecho. La electrónica
está entrando en su cabeza y en su corazón.
Y llegamos a
"Spiral",
el álbum clave de esta crónica que supondrá la obra más electrónica del autor
griego sin lugar a dudas, y que ya nunca repetirá con esa actitud, porque el buen
músico se caracteriza por su heterogeneidad, es decir, no suele repetirse en la
composición y su estilo, o al menos eso ha intentado siempre, aunque cada vez
lo tiene más difícil, logrando un extenso abanico multicolor a lo largo de su
trayectoria. Abraza definitivamente las nuevas posibilidades de elementos como
los secuenciadores, osciladores, sintetizadores digitales y más cachivaches,
con ellos va a labrar un disco que se acerca a la ciencia-ficción, con un uso
intensivo de electrónica. Me atrevo a decir que su concepción estuvo
influenciada por el trabajo de JEAN MICHEL JARRE en su ópera prima,
y en particular con el uso de los secuenciadores, pero eso es de mi cosecha,
opinión personal. Hasta el diseño de la portada está realizada por Vangelis,
que no puede ser más explícita en su idea cubriendo una obra conceptual
inspirada en el filósofo Tao,
explorando la naturaleza del universo en movimiento espiral.
Despega los
pies del suelo nada más iniciarse con el homónimo tema Spiral, construido sobre
un arpegio de 3 notas que se repite secuenciado durante gran parte de la
duración de la pieza con tonos épicos que le dotan de trascendencia con
cadencias ascendentes y descendentes haciendo efecto de espiral. La interacción
de gran cantidad de teclados secuenciador y osciladores que presenta, sorprende
al no ser usual ese sonido tan compacto y artificialen sus discos. El tema tiene peso, cuerpo,
ritmo y un desarrollo futurista que lo convierte en una pieza apreciable de
principio a fin. El ambiente calmado y recogedor regresa de la mano de Ballad,
pone de nuevo los pies en el suelo incorporando voces (las suyas) tratadas por
filtros con reverberación incluida, a modo de canto de ballena, algo que no
había sucedido hasta ahora, sin letra, simplemente una sucesión onomatopéyica
sin traducción posible. Vuelven las características atmósferas cristalinas,
delicadas, tenues, algodonosas, marca de la casa, que parece que se deshacen
como torbellinos de humo combinadas con interludios épicos, apabullantes
regidos por una armónica sintetizada. Nuevamente nos sobresaltamos con el
inicio de Dervish-D, no nos tiene acostumbrados este señor a la violencia
en el arranque, o al menos no tan pronto. Melodía de tintes orientales parecen
escucharse en profundo, cimentado sobre una base compositiva rock y un
secuenciador que nos acompaña prolongadamente. En una concepción muy similar a
Spiral, me recuerda en cierto sentido a "Choronzon"
del Lp Exit de TANGERINE DREAM,
con un sonido más inteligible alejado de la experimentación, que le confiere
rotundidad y compactación.
La cara B
está ocupada por dos temas solamente de cierta duración, el primero To
the unknown manes un corte
que recuerda mucho a su Lp antecesor
Albedo 0.39, donde podría encajar, una pieza sensible de atmósferas a las
que nos tiene acostumbrados, alfombradas por teclados suaves y lineales que
parecen desvanecerse, pero con una secuencia en primera línea grave y pulsante.
Nuevamente hace acto de presencia la esencia épica, trascendentalista,
acrecentada cuando entran las baterías de marcha militar en juego conduciéndonos
al nirvana, repitiendo la melodía hasta que se produce un giro de fase donde la
batería arranca y los tambores callan, con un estupendo final. El álbum se
cierra con 3 + 3 donde recurre de nuevo al secuenciador en un loop
vertiginoso que le adjudica un ánimo mecánico. Los teclados ambientales fluyen
en diversas capas arropando la melodía y en una segunda mitad se hace muy
sintetizada con especial protagonismo del yamaha que acompaña en toda la obra,
con ecos y reverberaciones como efectos destacados y aparecen también secciones
de metales y timbales que proporcionan una sensación épica categórica.
Sublime
trabajo que raya a un nivel que en mi opinión no volverá a obtener más que en
contadas ocasiones, con un carácter electrónico que no se repetirá ya hasta el
punto al que llegó aquí.
"Cuando en 1968 los miembros fundadores de Yardbirds, Keith Relf y Jim McCarty anunciaron que iban a abandonar la renqueante banda, Page y el bajista Dreja se quedaron con el nombre y una gira por Escandinavia ya contratada. Page intentó reclutar a Terry Reid, por aquel entonces uno de los más cotizados cantantes del mundillo del rock británico.
Terry Reid
Reid rehusó, pero recomendó al totalmente desconocido Robert Plant, Plant trajo con él al batería John Bonham. Cuando, a su vez, Dreja anunció que iba a dejar la música para concentrarse en la fotografía, Page convocó a su antiguo compañero en las grabaciones de estudio John Paul Jones."