Pepe Robles………………….…….….Voz principal, guitarra, bongos, oboe
Tomás Bohorquez……………………...Hammond, piano eléctrico, moog, mellotrón
Jose Luís Campuzano “Sherpa”……….Bajo
Chupi de la Fuente……………..……...Batería
1ª Cara:
- Hello
- Cuando el tren se detuvo en la estación
- 2000 años tristes
- Pájaro amigo
2ª Cara:
- Otoño en cualquier lugar
- Beatles
- Cristo
La formación nace en 1969, uno de sus fundadores Pepe Robles, pendiente de los que sucedía allende nuestras fronteras, decide alejarse de las corrientes musicales más presentes en España por entonces y ensambla el proyecto MODULOS.
Lo tomarían muy en serio, sus ensayos se alargaban hasta las 8 horas cada día, según aseguran sus miembros. Las influencias de Robles son guitarristas de vanguardia de primera categoría como Robert Fripp y Steve Howe, como ejemplo. En los primeros trabajos se esforzaban más por obtener reconocimiento que por crear realmente lo que más hubieran preferido. De esa forma temas de corto minutaje hacen que tengan un solido enganche en la sociedad española, que era a todo lo que podían aspirar. El gusto de la banda iba por derroteros de conjuntos como BEATLES, YOUNG RASCALS y los psicodélicos VANILLA FUDGE.
En 1973 Robles sufre un tremendo accidente de coche en el cual podía haber llegado a morir. Eso supone que causaría baja por mucho tiempo, pero el grupo seguirá adelante, llegando a grabarse un álbum sin su presencia, un disco que supondría un punto de inflexión en la carrera de Módulos. Tras él algunos de los miembros abandonan el barco por diferencias de criterio respecto al camino musical a seguir y también se rompe con Hispavox, el sello discográfico.
El futuro que tenían por delante con el desmembramiento planeaba complicado. Quedaron solos Robles y Bohorquez, el núcleo duro, y la forma de sobrevivir fue con la edición de recopilatorios, salvando los muebles lo suficiente para que en 1978, tras rehacerse con nuevos miembros al bajo y a la batería comenzasen a grabar este homónimo con nueva temática en las letras, y con una mayor experimentación al contar con más libertad compositiva que antes.
Pasaría sin pena ni gloria, con una repercusión mediática deficiente, las letras utópicas y plagadas de elementos mágicos y naturaleza tendrían que dejar paso a la cotidianidad, la realidad terrenal y el descaro que emergía con las nuevas corrientes del rock.
Centrándonos en el álbum hay que decir que muestran piezas más largas de lo solían hacer a revueltas con otras más efímeras, el sonido progresivo a lo largo de todo el disco es de tintes sencillos, no contiene pesos pesados, todo se construye sobre guitarras cristalinas, acústicas y de arpegios limpios y rasgeos inteligibles, cuidando mucho los coros de voces incluyendo unos arreglos sutiles y efectivos, mostrando todavía una tibieza que tal vez arrastran de su pasado más pop.
Buscando siempre la melodía y lirismo en la voz, muy característica y fácil de reconocer, se suceden texturas ricas en tonalidades con un deje de melancolía que impregna toda la obra, como si de alguna manera nos quisieran transmitir la sensación de un final definitivo, que no lo fue, pero que a efectos prácticos se puede considerar que sí.
En la primera cara el piano y la guitarra tienen protagonismo en los momentos instrumentales, sin olvidar los coros de voces. “Hello” es un corte remilgado que conforme avanza va tomando forma de estructura que se quiere alejar de convencionalismos, y “Cuando el tren se detuvo en la estación” ya enseña los dientes con una instrumentación levantada sobre estructuras más del estilo progresivo, con una coda que se repite mientras la guitarra eléctrica nos conduce al final. Sin duda la balada triste del disco sea “2000 años tristes”, como bien dice el título, donde la voz estira la vocal de la última sílaba del verso, formando una cadencia tonal preciosa y contando una historia en la que la guitarra hace suaves arpegios y el piano se lleva la mayor parte de los arreglos. Este lado acaba con “pájaro amigo” , un tema muy parecido al anterior en el que domina un fraseo de guitarra, coros y en el que nuevamente el piano hace trabajo de arreglos y melodía, aunque en esta pieza la guitarra de Robles marca un bonito solo de guitarra solista para terminar.
El lado B comienza con “Otoño en cualquier lugar” con un inicio de órgano que nos avisa de que vamos a apreciar más trabajo que en la cara A. Un comienzo fulgurante que nos trae a la memoria similitudes con “Premiata Forneria Marconi” en su famoso Photos of ghosts. La estructura nuevamente se aproxima mucho más a los estándares de un corte progresivo, alejándose de la fórmula comercial. Una pieza que va enriqueciendo la labor conforme avanza en el tiempo, produciendo contraste de cambio de ritmo, endurecido en la guitarra rítmica, con afloración de juegos de sonidos extraños y final algo abrupto. “Beatles” es un homenaje a los cuatro de Liverpool, con unos bonitos arreglos que recuerdan a la ELO y la letra que versa sobre ellos, un referente para la banda como lo fue para tantos en aquellos años. Acaba el disco con otro corte más complejo y encaminado hacia bases progresivas, “Cristo” que posiblemente sea el mejor y más completo desde el punto de vista compositivo. Un gran trabajo de Hammond y guitarra donde más enérgicos y contundentes se muestran.
Un disco donde se echa de menos una mayor producción y unos temas que en varios casos se muestran escasos y desearíamos unos desarrollos más extensos. Una obra que sabe a poco pero que deja patente el maravilloso sonido de la guitarra de Robles, una delicia. Tal vez si hubieran continuado en la misma senda habríamos contado con alguna joya más refinada, pero el tiempo no era el correcto. Había que terminar.
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