Cuando el Rock era doctrina:

"Algunos grupos dan actuaciones, nosotros hacemos una fiesta. Media hora de tensión loca, obsesiva, ensordecedora y excitante que nos divierte tanto como al público". Durante 20 años esta frase de Jones no perdería jamás significado en los Stones. Abre, además, el periodo tumultuoso más virulento de los Stones, que obliga a la policía a poner en marcha perros adiestrados, camiones blindados y contingentes masivos para frenar a los fans más violentos. En París, por ejemplo, hubo nada menos que 150 detenciones en una batalla campal entre fans y policía a la puerta de un Olympia destrozados por los fanáticos."

                                                                     ("1954-1984. 30 años de Rock") 

Un golpe duro de encajar.....

"Un problema mucho más difícil para David fue encontrar su sitio dentro del grupo. Oficialmente era el segundo guitarrista y el cantante adicional. Pero Syd veía a David como un intruso, mientras que el resto de la banda lo veíamos como el substituto potencial de Syd. Sin embargo, evitamos una vez más decirle esto a David, contentos de esconderle la dura verdad. Con estas indicaciones tan poco claras, David tuvo que dar lo mejor de sí en una situación embarazosa."

                                                                                          ("Dentro de Pink Floyd")

SEBASTIAN HARDIE - Windchase (1976)

Mario Millo..............Guitarra y voz

Toivo Milt.................Teclados, mellotrón

Alex Plavsic...............Batería

Peter Plavsic..............Bajo

1ª cara:

- Windchase

2ª cara:

- At the end

- Life, love and music

- Hello Phimistar

- Peaceful

Estos señores con unos nombres un tanto particulares nos llegan desde las antípodas nada más y nada menos. Australianos con influencias sinfónicas muy marcadas de las islas Británicas.

Capas y capas de teclados etéreos, ligeros instalados en el fondo y una guitarra muy sinfónica es la que realiza por encima la melodía en un estilo que podría entenderse como la mezcla de Andy Latimer y Steve Howe en YES pasado el meridiano de los 70.

Disco instrumental en el que apenas oiremos una letras nada más. La primera cara está ocupada por un único corte que es el que da título al álbum y cuyo contenido se resume a grandes rasgos en lo que digo en el párrafo anterior. Se trata de un sonido pulcro, aséptico, políticamente correcto. Sería el ejemplo perfecto de lo que se conoce como rock sinfónico. Muy agradable al oído pero falto de espíritu. No hay sorpresas , todo el tema se mueve en una concepción muy simétrica.

La segunda cara , ya es otra cosa. Cambia el discurso y parece que arriesgan más en la música y estructura de las canciones, pero tampoco es un gran avance. La guitarra se hace más aguerrida, sobre todo en los primeros temas, aunque al final vuelve a la tónica monótona. Los teclados bajan a la tierra y la batería se sale de su secuencia programada y nos ofrece modificaciones que hacen pensar que tiene vida y sentimientos. El bajo igualmente se hace con un hueco de  autoridad y tiene algo que decir.

Un disco que a pesar de mi crítica es agradable pero que una vez escuchados los primeros 10 minutos no esperes novedades. Técnicamente correcto pero sin alma.

PUNTUACION: (De 1 a 10): 6

El ingenio al poder........

"Es curioso destacar que la casi totalidad de los ex-miembros de Jethro Tull tuvieron poco éxito con los grupos que formaron tras su salida de la banda.       Por otra parte,  hay un dato muy anecdótico sobre Glenn Cornick y su gran afición por su instrumento. Cuando era joven y no tenía dinero para comprarse un bajo, decidió construirse uno él mismo, cosa que hizo, con una vieja raqueta de tenis, a la que tras quitarle el cordaje, improvisar un clavijero, ponerle las cuerdas y la pastilla eléctrica correspondiente, empezó a ensayar con este curioso bajo en el que sufrió más de uno y más de dos calambrazos mayúsculos, según sus propias declaraciones.

                                                                                 ("Jethro Tull". Javier de Juan)