"Iban a ser uno de los grupos hippies más prototípicos, habían contratado para su segundo trabajo a una tal Grace Slick, vocalista que marcaría su imagen para la historia y acabaría siendo el perfecto icono de la mujer artista en los sesenta, para lo bueno y lo malo. Slick provenía de The Great Society (también escrita The Great! Society!, según el grado de entusiasmo), uno de tantos grupos ignotos que pululaban en ese caldo de cultivo que estaba emulsionando al rock ácido.
En Surrealistic Pillow, el álbum que lanzaron en febrero, aportó su voz de contralto a los dos temas más icónicos del Aeroplano: White rabbit, su particular aproximación del mundo de Lewis Carroll al de los hongos psicotrópicos, y Somebody to love."
"El núcleo del movimiento beat de Liverpool, integrado por conjuntos, fans y simpatizantes, es cifrado por los autores de Beat in Liverpoolen unos diez mil a veinte mil jóvenes.
La mayoría de estos adolescentes procede de familias de la baja clase media. El equipo de un conjunto beat, para el que los padres han de ofrecer generalmente una fianza, cuesta de 2000 a 3000 euros. Casi todos los conjuntos trabajan de forma semi -profesional. El grupo the Hideaways, por ejemplo estaba formado por cinco miembros de 17 a 18 años de edad, tres de los cuales estaban sujetos a un contrato de trabajo formal. Debían actuar cinco veces por semana, por lo cual cobraban alrededor de 60 euros. Con este sueldo tenían que pagar a su empresario, el transporte, los instrumentos, el conductor, etc."
Jimmy Page.................Guitarra
eléctrica John Paul Jones...........Bajo
John Bonham..............Batería
y percusiones
Robert
Plant................Armónica y voz
1ª cara:
- Achilles last stand
- For your life
- Royal Orleans
2ª cara:
- Nobody's fault but mine
- Candy store rock
- Hots on for nowhere
- Tea for one
Poco nuevo se puede decir de
este pedazo de banda que ha dado tanto que hablar durante y después de su
existencia. Intentaré dar una visión personal y diferente de un álbum que
supuso un punto de inflexión en la carrera de este magistral cuarteto. No es el
mejor que tienen, la mayoría están en un estadio superior, sin embargo no
podemos dejarlo arrinconado porque sería injusto.
Siempre se le ha considerado
residual en su discografía, salió a la calle cuando la banda cruzaba por una
situación delicada. Venían cansados de una larga gira, su último trabajo,
"Physical Graffiti" ,había levantado ampollas y expectación
simultáneamente. La crítica no lo recibió con el entusiasmo que se esperaba,
muchos cambios respecto a sus reliquias anteriores, mal encajados por sus acérrimos.
A esto hay que sumarle que la formación estaba en crisis, Plant y Page tienen
sus diferencias que cada vez se hacen más profundas y encima los excesos en la vida
del grupo son más intensos de forma que la cohesión se resquebraja y el éxito
se les apodera.
Y en medio de todo esto surge un
nuevo disco de los "Zeppelin", llamado "Presence", con una
portada que no inspira ninguna confianza en el contenido, y teniendo en cuenta
que hay cierto resquemor en lo que puedan ofrecer, la prensa vuelve a la carga
convirtiéndolo en resultado de "falta de concentración y entusiasmo de la
banda".
Sin embargo, a mi desde luego me
sorprendió gratamente, la música alberga aspectos interesantes y destacables,
pero por encima de todo está la batería de Bonham, que es indicado para todos
los que disfruten de ese instrumento, sin duda magistral.
Un disco con el que intentan
retornar a sus raíces, tal vez como respuesta a los malos resultados obtenidos
recientemente. Construido sobre Guitarra-bajo-batería-voz, no vamos a encontrar
nada más, sin adornos, sin experimentos, directo. Una lista de temas de rock
visceral, riffs de guitarra agresivos y pegadizos con los que Page teje un
paisaje sólido que confiere dinamismo a la dureza y contundencia de los
cortes.Robert Plant se mantiene en
forma y cumple con creces, incluso retoma la armónica. Pero por encima de todo
la batería es espléndida, enriquecedora, brutal, tremenda la contundencia con
la que construye ritmos y las embestidas que lleva a cabo. La variedad de
percusiones que introduce, con afluencia de silencios y ritmos entrecortados
hace que las composiciones ganen atractivo.
En conjunto un álbum que resulta
apetecible, que nos recuerda a sus primeros Lp's (adjunta hasta un blues de
factura "made in Zeppelin"), con luces y sombras y que nos pone las
pilas. Pero no todo es positivo, sino no hubiera sido tan devaluado. La
duración de muchos de los temas es excesiva. Hay fragmentos que se repiten una
y otra vez produciendo cansancio y desidia alargándolos más allá de los 10
minutos. Falta concreción, no son temas redondos. También se echa de menos más ímpetu
en la guitarra de Page que carece de compromiso en muchas ocasiones, como si
fuera bastante con cumplir el expediente.
Estos señores a pesar de todo
son unos maestros y con pulcritud, veteranía e inteligencia son capaces de
salir adelante y sorprendernos con un álbum de transición.
"Lo influyente y duradero de Pet Sounds es que supuso la apertura de puertas a la investigación de estudio por parte de las bandas consagradas. Sin ir más lejos, el famoso Sgt. Pepper (1967) de los Beatles, con el cual se disputa el puesto en los sondeos al mejor disco de la historia (sobre todo los americanos), fue ideado como un intento desesperado de igualarlo o, a lo peor, superarlo, si hacemos caso a su manager y quinto integrante George Martin.
Porque los Beatles quedaron maravillados al oírlo. Sir Paul McCartney lo declara su disco favoríto, y a su melódica gema coral "God only knows" su canción predilecta de todas las que ha escuchado y, lo que es más, compuesto. Asegura que, tras su salida, ya "nadie está educado musicalmente si no ha escuchado eses álbum" y, previsor, compró copias en su momento para sus dos hijos."