viernes, 19 de diciembre de 2025

WEED – Weed…! (1971)

 


Werner Monka…………….Guitarra

Rayner Schnelle………..Teclados

Bernd Hohmann….……..Flauta

Pete Becker…………......Batería

Reinhold Spiegelfeld…..Bajo


1ª Cara:

- Sweet morning light

- Lonely ship

- My dream


2ª Cara:

- Slowin’ down

- Before I die

- Weed


No es fácil pensar que tras esa portada en la que una señora nos invita a una ganchada de “no se sabe qué” producto del huerto y con una sonrisa de anuncio de pasta de dientes, se esconde un álbum especial considerado como una pieza de museo, dadas las circunstancias en que llegó a grabarse (Se desconoce la autoría de la fotografía). Lo cierto es que la información en el interior es parca, y eso que la reedición trae una hoja en su interior con más de lo que podía esperar. La banda alemana que llevo a cabo este trabajo, en aquel momento, pasó sin pena ni gloria a forma parte de la historia del Rock y en concreto del Krautrock. Pero con la entrada de la era de internet, como ha ocurrido en más ocasiones ha sido rescatada, apareciendo en el presente e incluso ha llegado a reeditarse en disco de vinilo, que ya es mucho.


Más de la mitad de la fugaz formación provenía de una desbandada de VIRUS, otra agrupación alemana que ya había editado plásticos. El batería Pete Becker, venía de tocar con GERMAND BONDS AND THE RATTLES de estilo garaje. Y la producción correría a cargo de Rainer Goltermann, técnico que ya tenía cierta experiencia, siendo FRUMPY como ejemplo, uno de los proyectos donde contribuyó. Lo más interesante es que en esa formación incluirán como artista invitado a Ken Hensley (URIAH HEEP) que había aceptado a causa, seguramente, de la necesidad de conseguir dinero rápido. Todo se hizo según lo pensado, y el resultado fue positivo, pero no lo fue tanto la promoción de su participación, eso supuso que el anonimato de la banda continuase siendo igual de escaso. Hensley que ya había hecho algo parecido con el grupo THE HEAD MACHINE en 1969, tras terminar se desvinculó y volvió a filas en Uriah Heep, después del breve descanso.

Ken Hensley es un músico que ha obtenido gran reconocimiento dentro del Rock, como protagonista en mayor grado de su labor en el seno de Uriah Heep y en los teclados concretamente. Tiene una forma característica de entender el instrumento que le ha proporcionado un sello único y singular. Eso es algo que está presente en los temas de WEED donde asume el liderazgo, de manera que quién conozca a los Heep, escuchando este disco rápidamente va a reconocer el estilo inconfundible de los ingleses. De hecho cuando compré este vinilo, desconocía cualquier dato del grupo, y menos todavía pensaba que el británico Hensley pudiera tomar parte en esta aventura teutona. Pero después de la primera audición me quedó muy claro, que esta banda estaba influenciada por los Heep sin duda alguna, algunos de sus temas se podían considerar material perteneciente a “Look at yourself”, el sonido es absolutamente fiel. Me quedé pasmado cuando descubrí que el mismísimo Hensley había participado en aquél insólito plan.

Analizando el contenido lo primero que se puede decir es que siendo el primer trabajo de unos músicos con un mismo origen y que por tanto se conocían, es más bien de índole heterogénea, con una similitud a otros debuts en cuanto a dispersión en los estilos de las composiciones, pero no en cuanto a compenetración y coordinación que si se percibe más profunda que en otras bandas que empiezan. Las canciones tienen denominador común la mayoría, pero es indudable que ofrecen un compendio variado en su creación. Todas ellas transitan entre el hard y el rock y no solo la influencia de Uriah Heep es monopolio, se descubren otras referencias de hard como ya mencionaré en su momento.

El inicio es pandemónico, con una suma de instrumentos sonando a la vez que realmente simula más bien el final de un tema, pero aquí es al revés. Se abre paso el Hammond grave y pesado de Hensley en Sweet morning light acompañado de una corrosiva guitarra, la cual va a ser la tónica a lo largo del disco. No solo ofrece el órgano Ken, sino que también canta. El órgano vibrante trabaja a contratiempo en rachas psicodélicas, frases que repite una y otra vez con incursiones de una guitarra cada vez más ácida y un bajo que pulsa retumbando hacia el final. Aquí nos muestra la calidad de la vibración de sus cuerdas vocales.



Lonely Ship nada tiene que ver con el brutal comienzo, presentan más sensibilidad con una pieza compuesta de guitarra acústica y voz, breve en su tiempo y con una estructura sencilla, un recurso que Hensley conoce bien, y que más adelante en su principal agrupación, los Heep se utiliza con mucho tino, realizando unas composiciones magníficas. Es todo un contraste y demostración de la heterogeneidad que respira este único valor de Weed.

El tiempo total del álbum es más corto de lo común y con My dream, cierran rápidamente la cara A, dejándonos con ganas de más. Extraño tema que comienza con el sonido de un piano como si fuera tocado en la otra punta de la habitación (¿improvisación tal vez?…..). Un sonido débil pero envolvente, como un run-run que va desgranando notas siempre con oscuridad en su estructura, con la mano del bajo constante, disertación algo extensa que llega a conectar finalmente con el ritmo de la melodía que entra abruptamente por fin a primer plano. Otro artificio de nuestro amigo Hensley dominando con el Hammond pesado funcionando en bucle con un sonido cada vez más vibrante y acompañado nuevamente de la guitarra ácida de Monka.



Se abre la otra cara con Slowin’ down, pieza de sonido rock absolutamente clásico, blues de toda la vida donde la intervención de Hensley aquí es testimonial. Los 4 tiempos de puro blues rock que podrían ser encontrados en álbumes de Fleetwood Mac, Allman Brothers, Ten years after o Yardbirds, por decir alguien. Pasamos a Before I Die y volvemos al progresivo con un trabajo que es posiblemente el más rico en instrumentación y melodía y con una nueva demostración de lo que supone Hensley, su voz y su contribución. Las texturas son muy propias de los Heep arreciando con el órgano y se puede decir que es una pieza emotiva y volcada hacia la melancolía. Goza de una segunda fase donde el ritmo cambia por completo y el hammond carga con nuevos bríos ácidos en un solo no muy extenso que pone fin.

Se guardan para el final la joya de la creación, la homónima Weed, una pieza de larga duración y fuerza donde el rock es arisco, duro, sin paliativos ni elementos que limen la aspereza del sonido. La guitarra se aclara las cuerdas durante la primera escena para sumirnos en unos riffs contundentes de la guitarra rítmica de clara influencia Zeppeliana. El corte es instrumental, por tanto la voz no contribuirá a aportar algo de armonía. Otra idea de Hensley con un ritmo machacante y embadurnado de ácido. El espíritu de Whole lotta love sobrevuela la escena y se mantiene presente, pieza que un año antes había impresionado al mundo del rock por la garra de unos aún novatos Zeppelin. Tras un descanso instrumental donde parece paralizarse todo ,vuelve la guitarra con el pedal a tope y enfurecida cargando y haciendo un solo tremendo en espiral que se acelera para acabar en un agudo paroxismo. Una muestra más de la fuerza bruta que encierra Weed.





domingo, 14 de diciembre de 2025

Fantasías de ayer y de hoy

 


"Richard te contaré mi fantasía, me dijo Jimmy, Me gustaría tener a Joni Mitchell sentada a los pies de mi cama, tocando la guitarra y cantándome. No siguió describiéndome sus fantasías, pero supongo que querría otras cosas de Joni, además de que le tocase la guitarra"

(Led Zeppelin. Jon Bream) 






Novia y martir: Chrissie Shritmpton

"Llegó diciembre. Exactamente, el 15 de diciembre, Chrissie, con tan solo veintiún años, recibió la noticia de que, a pesar de las promesas, Mick había decidido suspender las vacaciones que pretendían pasar juntos en el Caribe. Tan suspendidas que los billetes de avión habían sido devueltos. 

 


Sola, aquella noche lluviosa y fría de diciembre, en aquella horrible mansión en Harley House, con su perro, sus seis gatos y tres canarios, atrapados en una jaula victoriana que Mick le había regalado sutilmente en su veintiún cumpleaños, Chrissie se metió todo un tarro de barbitúricos. Aunque no se sabe a ciencia cierta, parece ser que Mick Jagger fue el que la salvó al regresar a casa, pero ni aun hoy día Chrissie lo sabe con seguridad.

 

Chrissie recuperó el conocimiento en el Hospital St. George, en Hyde Park Corner. Ni siquiera las enfermeras sabían su nombre. Cuando estuvo un poco recuperada, fue trasladada a una clínica privada en Hampstead. Durante un par de semanas recibió una terapia especial. Mick Jagger nunca la visitó.Sus padres y su hermana se encargaron de ella.

 


Cuando salió de la clínica, los tabloides no hacían más que publicar fotos de Mick Jagger y su nueva novia. Marianne Faithfull. Ni una palabra  del intento de suicidio de Chrissie. La oficina de los Rolling Stones lo había tapado todo, absolutamente todo.

                                            (El Sargento Pepper nunca estuvo allí. Julián Ruiz) 







 

sábado, 6 de diciembre de 2025

LA MOSCA – Npk2 (1970)

 


Raymond Gómez…….……...Guitarra

Jean Pierre Gómez…………..Guitarra

Bob Thackaway……….……...Batería

Mathias Sanvellian…………….Piano, Hammond

Ignacio M. Sequeros..……….Bajo


1ª Cara:

- Free

- Chemin de fer

- Dreamy sleeper

- Yellow flying bird


2ª Cara:

- Once upon a time

- Mademoiselle

- Warning signals


Extraño experimento que resulto ser una pieza de colección con el tiempo, y que gracias a una reedición publicada no hace mucho ha servido para hacerme con ella en vinilo y por un precio asequible, como debería ser con las reediciones. En 1970 se produjo un conjuro para que coincidiese una serie de músicos excepcionales con idea de construir un proyecto serio que al final se quedó en eso, porque apenas sirvió para publicar este LP y nada más. Un ambicioso deseo de Raymond Gomez, ex-Pekenikes que enroló a su hermano Jean Pierre un ex-No, guitarrista también, a Mathias Sanvellian un fan del incipiente prog que estaba empezando a surgir por Europa, al ex-bajista de Pekenikes Ignacio Martín Sequero y a un Tal Bob Thackway que pasaba por allí, para tocar la batería. Bob había llegado a tierras hispanas con su banda mod, pero al no fructificar la incursión inglesa, los deja e ingresa en la formación de Miguel Rios en 1968. Un puñado de músicos con mucha calidad, sobrios y experimentados que van a realizar una obra que no debería pasar inadvertida para cualquier aficionado a la música Rock.

España en aquel momento no estaba preparada para asimilar un disco como éste, demasiado avanzado para la mayoría del público, y eso paso factura hasta el punto de que terminó con ello. No se conoce que hubiese ningún tipo de promoción, divulgación, distribución y menos todavía conciertos de estos excelentes músicos. El título del disco es una muestra de su clandestinidad en aquel momento, Npk2 (Leído suena En pecados), un término que no estaba bien visto en la España pudiente rancia y clerical. Su entrada en el mercado del Rock no llegó a dejar huella alguna, era como si no existieran y sin embargo con el tiempo se ha convertido en una joya aquí, y allende los mares, y sino pregunta en Japón por ellos.

Como era de esperar después del “triunfo” obtenido, vistas las perspectivas, deciden poner fin al asunto para no crear más dolor innecesario, Ray Gómez se añade a Pop Tops, Jean Pierre y Mathias se unen a Canarios y Bob continúa con su espíritu libre grabando para otros artistas más conocidos, Grecas, Miguel Rios, Solera y en los 80 hasta con los Ñu en su magnífico Fuego, disco que reivindico desde aquí si alguien no lo ha escuchado.

La producción más que correcta es llevada a cabo por los músicos integrantes, al igual que la composición y aunque en la contraportada aparezcan firmados los temas por Pekenikes – A. Sainz, no es cierto, el ex-pekenike Alfonso Sainz intentó llevar a cabo un chantaje para quedarse con los derechos de los temas escritos, pero lo único que sucedió es que el álbum se grabó en su estudio recién creado.

Álbum lleno de madurez compositiva donde se recogen y se ven reflejadas todas las tendencias y variedad de estilos que entonces estaban apareciendo en el exterior tras una década de los 60 dominada por la British invasión. Vamos a encontrar blues, proto-prog, psicodelia, algunas incursiones características del jazz, muestras de funky y pop del que no consiguen desligarse, pop que todavía estaba de actualidad en este país y que se deja entrever todavía en las composiciones a través de melodías contagiadas todavía de cierta ingenuidad y un espíritu festivo como pilares de ese pop suave e inocente que encontramos a finales de los 60 circulando mayoritariamente en nuestras emisoras. El prog inspirado en la distopía ó comprometido socialmente, revestido de desarrollos instrumentales extensos, pesados y recursos de virtuosismo que comienza a asomar internacionalmente todavía no ha calado.

Free, es una canción inmersa en un progresivo incipiente totalmente comandado por el Hammond de Mathias, de tempo intermedio, suave y de formas bien definidas que se asemeja en la estructura a piezas de los maravillosos PROCOL HARUM, que por entonces ya llevaban trabajo a sus espaldas. Por supuesto en todas dejará huellas de solo de guitarra el magnífico Ray, aunque ciertamente está muy comedido, pero eso es algo inherente a la manera en que conforman sus temas.

La guitarra de Ray se transforma en Chemin de fer y funciona en modo funky con compañía del hammond que se pone a su altura generándose un tejido difícil de separar. Un buen groove surge de la totalidad de los músicos, con instantes de frenesí y con una guitarra que cada vez toma el protagonismo hacia el final. Es con Dreamy Sleeper donde el blues nos deja su huella, incluso la armónica lidera por momentos esta sencilla suite de aires sueltos, la guitarra se mantiene en segundo plano y la melodía se reparte entre órgano y piano. Termina la cara A girando Yellow flying bird que muestra una guitarra algo distorsionada en una pieza muy psicodélica con cambios de ritmo rotundos adquiriendo espacios de saturación en el sonido a cargo del par Hammond-guitarra, donde el órgano se muestra especialmente vibrante.

La cara B recoge posiblemente mejor material, son solo 3 temas, pero excelentes. Se pone en marcha con el más completo y más conocido en el submundo Once upon a time, un corte brutal en la interpretación guitarrística de Ray, un trabajo que demuestra la calidad y virtud de este jovencísimo músico. Ya el inicio con un magno riff nos hace presagiar que vamos a disfrutar de material más que bueno. Una composición cuajada de una producción impresionante, con gran variedad instrumental, estilística y plagada de arreglos sobre todo de piano. Un conglomerado donde podemos llegar a discernir apartados de esencia jazzistica, variaciones de ritmo, grooves y coros, una melodía dinámica apabullante que despeja toda clase de dudas sobre la enorme categoría de estos hombres.




Sin descanso, como interludio Mademoiselle es otro temazo, eso sí, instrumental y de la mano de Mathias nuevamente, que nos traslada con su sonido de órgano a los primeros discos de Procol harum que tanto escucharía seguramente en algún rincón de su habitación asimilando sus formas. Y por último otra pieza estupenda, Warning signals con un riff constante de guitarra que marca un tempo rápido muy prog con riqueza instrumental a cargo de solos de Ray, armonías vocales, un hammond insistente y nervioso y una finalización psicodélica con el órgano derrochando ondas que van y vienen a través del estéreo para concluir en una saturación reverberante clásica de la época.

Es difícil obtener información de este oscuro trabajo, por un lado no hay mención sobre quién es el artífice vocal, ni tampoco quien esta a cargo del bajo, aunque creo saberlo. Parece ser que en la publicación original aparecía en el interior más comunicación. Lo que si aparece en el interior de la carpeta es un texto, no se quién es el autor de ello, pero se trata de una disertación absurda donde las moscas tienes su protagonismo….como dirían ahora “el que escribió eso estaba fumado”…….bueno, es muy posible.






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