sábado, 1 de noviembre de 2025

El esquizofrénico hombre del siglo XXI


"Musicalmente, la canción está al margen del resto, por la carga de electricidad desbocada y de inspirada pirotecnia rítmica que sirve de fondo a tan dislocada realidad. El ya clásico riff de guitarra inicial fue aportación de Greg Lake. Sobre él, Fripp añadiría sus rápidas líneas de guitarra. Ian McDonald dio la idea de hacerlo en Fa sostenido. Se abre así una composición que mezcla a la perfección cierta estética heavy con el jazz.

 

Fripp firmando una reproducción

Es un tema que se halla enmarcado entre dos tipos de ruido diferentes (el preludio con ese mellotrón disonante y el final con esa andanada de ruido, esta vez feroz, dividida en dos secciones). Michael Giles sugirió la idea de que la banda tocase junta y a la vez los fragmentos entre esos pequeños silencios en el medio de la canción, algo que siempre les ganó mucho aplauso en vivo. Ian McDonald aportó un solo que no bebe únicamente del be-bop, sino también del free jazz de finales de los años 60. Según él mismo, para que ese solo tuviera un aire tan angustiado decidió tocar el saxo retorcido en el suelo y en posturas imposibles para sentirse a disgusto."

                                             (King Crimson: Crónica de un malestar. Alejandro Díaz Varón) 








Recluso nº 22


"Al recluso número 22 lo obligaban a levantarse todos los días a las seis de la mañana. Le hacían barrer su propia celda y desayunaba una sopa de cebolla, nada más. A continuación, veinte minutos de ejercicios físicos obligatorios con el resto de los presidiarios. Para el almuerzo les daban un poco de pan con jamón.


Por la tarde, todos los días, volvía a ser interrogado por los oficiales de narcóticos. A las ocho de la noche se cerraban todas la puertas  y apagaban la luz. Paul confesó que la cama era blanda pero que apenas pudo dormir. era un mundo de pesadillas para él. Dice que llegó a llorar. Se sentía como un personaje de la película de David Lean El puente sobre el río Kwai. Aunque por las mañanas se quería convertir en Steve McQueen en La gran evasión. Paul McCartney tenía treinta y siete años."

                                  (El Sargento Pepper nunca estuvo allí. Julián Ruiz) 

                                                        



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