sábado, 6 de septiembre de 2025

Mark - Almond - Rising (1972)

 

Jon Mark…………………...….Voz principal, guitarra de 12 cuerdas, acústica, eléctrica, percusión, arreglos

Johnny Almond…………...…Saxofón, percusión, flauta, bajo y coros

Dannie Richmond…………...Batería, percusiones, coros

Geoff Condon………………...Metales, flauta, percusiones, coros

Ken Craddock…………………..Piano, piano eléctrico, guitarra acústica, guitarra eléctrica, percusiones, coros

Colin Gibson…………………….Bajo, percusión, coros


1ª Cara:

- Monday bluesong

- Song for a sad musician

- Organ grinder

- I’ll be leaving soon

- What am I living for

2ª Cara:

- Riding free

- The little prince

- The phoenix


La fusión de dos de sus miembros daría lugar al nombre que terminó adquiriendo esta alianza, John Mark y Johnny Almond, músicos que comenzaron su vida en ambientes diferentes pero que por casualidad acabarían conociéndose en 1969 cuando trabajaron en la grabación de 2 álbumes del inagotable John Mayall, una vez terminada la época de los Bluesbreakers. Es allí donde John y Johnny se dieron cuenta de la buena conexión que había entre ellos, no tardaron en decidir que debían unir fuerzas y dar forma a una criatura que se llamaría Mark Almond, no fueron muy originales.


Retrocediendo algo en el tiempo puedo decir que los primeros escarceos de John Mark arrancan en 1963 grabando un disco con otro miembro que luego pertenecería a la banda de Cat Stevens. También acompañó a Marianne Faithfull en sus grabaciones y conciertos ya en 1965, con ella escribió y realizó arreglos en varias de sus canciones. Tres años después fundó una agrupación y llegó a registrar con ellos una única grabación, sin embargo el sello discográfico por razones desconocidas nunca lo distribuyó ni tampoco hubo ninguna gira de promoción, dando al traste tan rápido como se había creado.

En cuanto al otro miembro clave de Mark Almond, Johnny Almond se inició tocando en pequeñas bandas con las que llegó a grabar alguna que otra cosa pero sin trascendencia, proyectos que no terminaban de consolidar, y así anduvo hasta que en 1969 poco antes de conocer a John Mark, decide fundar su propio grupo al que denominó Johnny Almond Music Machine grabando hasta 2 álbumes. Lo que vino después ya lo sabemos todos.

Las buenas vibraciones que surgen entre Mark y Almond van a dar rápidamente su fruto. Fichan por un pequeño sello llamado Blue Thumb Records con quien publican dos álbumes, el segundo muy difundido por las radio fórmulas, sobre todo en EEUU. Su buen hacer les conduce a grabar con un sello más importante, Columbia Records con gran peso en tierras americanas. Allí es donde registrarían Rising en 1972 y un Directo al año siguiente. La banda entonces estaba compuesta de 7 miembros. Fue en 1972 cuando John Mark sufrió un accidente importante en Hawai, estuvo convaleciente bastante tiempo, y entre una cosa y otra decidieron no continuar con la sociedad.

Tiempo después, en 1975, volvieron a reunirse con intención de ensayar nuevo material. To the heart (1976) fue el resultado de esa conciliación, poco tiempo después en 1978 volvieron a registrar una nueva obra, Other peoples rooms, que aunque no carecía de calidad no se vendió bien, como les sucedió a muchos otros en estos años en que la mayoría de público demandaba la nueva ola de reciente nacimiento. En los años 80 volvían a disolverse definitivamente. Tras esta errática carrera es meritorio que su música adquiriese un gran nivel compositivo y no haya apenas puntos negros en su discografía.

A lo largo de mi vida he coleccionado muchos vinilos y siempre me han gustado especialmente aquellos que me transmiten……..que una vez que los oigo y consigo asimilarlos me producen algún tipo de reacción. No lo consigo con todos los que me gustan, pero si que todos los que me transmiten me gustan. Puede ser que me evoquen, sentimientos, imágenes, sensaciones, épocas, ideas, ….incluso una amalgama de varios elementos….bien, pues esto que no es fácil, es lo que me sucede escuchando Rising. Su constitución desde el principio es como una sacudida mental, cada tema que se sucede me inspira diversos estados de ánimo fluyendo con una facilidad pasmosa, y ya os digo que no me resulta sencillo con normalidad, sino con casos extraordinarios y este es uno de ellos. Como poder explicar lo que me recorre por la mente…….no hay palabras….no hay traducción posible…..es un torrente de energía que se convierte en impulsos que me transportan a rincones que tal vez no sabía que existían, una auténtica montaña rusa de sentimientos….. Basta de filosofar….. escuchadlo y si podéis, de verdad……..disfrutar lo que nos ofrecen.

Ya desde el primer surco nos sumergen en melancolía, un disco delicado y gestado por ángeles, nos muestra atmósferas tenues y relajantes dentro de lo que catalogan como Jazz Rock, tal vez, pero no le veo una definición propia, es un conglomerado folk, mezclado con rock y sonidos abiertos. Monday bluesong, como ya indica su título es una pieza con sentimiento, con el volumen bajo nos presenta una paleta triste que remarcará poco después la trompeta de Condon acompañada del contrabajo, acordes menores y olas de melancolía, para escuchar como muchos otros aquí, un día de lluvia a través de los cristales. Una pieza corta que se enlaza con la siguiente, Song for a sad musician, curioso corte con una guitarra que persigue sus pulsaciones tras las palabras de Mark en busca de imitación del tono, nuevamente en ambientes de ensoñación en los que el tiempo parece transcurrir más despacio y todo es frágil, muy similares en su creación a otras atmósferas de bandas como JADE WARRIOR, pero sin llegar a ser ácidas.

Organ grinder nos traslada a otras épocas, con una composición como si de un cuento se tratase y que nos hace recordar la infancia, esta dotada de una ingenua frescura difícil de obtener, cargada de buenas intenciones, pero nuevamente arrastrando melancolía y nostalgia de tiempos pretéritos en un halo de pureza. Los sonidos acústicos se suceden y nos movemos en unos márgenes que poco a poco nos calan y la introversión se sucede ayudado por esos sonidos sencillos, suaves y frágiles. En I’ll be leaving soon volvemos a encontrarnos con historias tristes y estructuras delicadas en los que la guitarra y el saxo conducen toda la breve pieza. No será hasta What am I living for que podremos ver a todo el equipo trabajando y sonando a la vez en uno de los cortes más elaborados. Nuevamente surgen los sentimientos del protagonista de la letra y la retrospectiva se apodera una vez más. La introducción acústica da paso a un desarrollo instrumental del grupo al completo dejándose escuchar por fin al órgano, la guitarra eléctrica y la batería, en una pieza con un delicioso estribillo de coda repitiendo el título. Los sentimientos afloran en el oyente con una felicidad apagada.

Damos la vuelta al plástico y entramos en una segunda cara con piezas más extensas y trabajadas en lo que a instrumentación se refiere. De hecho solo encontraremos tres. Riding free es una pieza en la que encontramos un ritmo más vivo, como queriendo infundirnos de esa libertad que sugiere el nombre de la canción. Se produce una potente base rítmica a modo de galope con un trabajo virtuoso de la batería que se quedará a solas, durante una fase central. Hay explosión de metales haciendo arreglos y las percusiones son muchas y variadas. La guitarra ejerce movimientos violentos y distorsionados, y se respira un ambiente criollo en algunos trances. Tras esta convulsión regresamos a la serena paz de The little prince, otra especie de cuento que nos habla de la infancia de un príncipe en una atmósfera frágil y delicada, algo que se les da de maravilla inundando de luz tenue, sentimiento y melancolía, aunque por momentos surge la posibilidad de tenebrismo e incertidumbre, un cúmulo de sensaciones a través de un minimalismo sonoro.

Para el final se guardan la que tal vez para mi gusto sea la mejor piedra preciosa del conglomerado, The phoenix. En ella es el piano quien lleva el hilo conductor y el que se encarga de hacernos percibir los sentimientos de la letra triste y en parte atormentada que va recorriendo los diversos estados. Una profunda revelación que termina por romper en la orquestación con el estribillo suplicante coreado por todos, en estructuración de la canción similar a What am I living for.

No me cansaré de decirlo, todo ternura, elegancia, pulcritud, exquisitez y sutileza. Un gran descubrimiento.





sábado, 12 de julio de 2025

La experimentación como inspiración


 "Los teclados (sintetizadores) fueron la base del rock alemán, y hay que citar al pionero Karlheinz Stockhausen en ese sentido, por ser el primero que forjó la unión música - máquina.

 

Holger Czukay

Stockhausen fue le padre de dodecafonismo, los sonidos repetitivos o aleatorios. Influido por Pierre Boulez, inició sus experimentos sónicos en los años cincuenta. Algunos de sus discípulos formaron varias bandas del nuevo rock, como hizo Holger Czukay con Can. Stockhausen dejó más de 300 obras compuestas."

                                  (Historia del Rock. Jordi Sierra i Fabra)


                                             





Pretenders


"Pretenders se apoyan única y exclusivamente en la voz sexy de su solista femenina Chrissie Hynde, una americana que tras probar con el periodismo se dedicó a componer canciones. Pasó unos años en Francia y a su vuelta a Londres formó un grupo con Martin Chambers, Peter Farndon y James Honeyman-Scott. Pretenders , en 1980, logran el número uno en Gran Bretaña con su primer LP, que incluye canciones  como Brass in Pocket  o Precious que también triunfan en las listas de sencillos.

Lamentablemente, dos años después, James y Peter morirían por causas poco claras y el grupo se vio inmerso en una situación depresiva que, por fortuna, terminó en 1984 con la salida de su tercer LP Learning to crawl. Anecdóticamente Chrissie logró lo que siempre había soñado: unirse sentimentalmente con Ray Davies, lider de los Kinks, con el que tuvo un hijo durante el período de descanso obligado para el grupo".

                              (30 años de Rock: 1954 - 1984) 






sábado, 5 de julio de 2025

DOG SOLDIER – Dog soldier (1975)

 


Mel Simpson…………………...….Voz y teclados

Keef Hartley…………………………Batería

Miller Anderson…………..……..Voz principal y guitarra

Derek Griffiths…………………...Voz y guitarra

Paul Bliss……………………………..Bajo y voz


1ª Cara:

- Pillar to Post

- Several people

- You are my Spark

- Long and lonely night

2ª Cara:

- Giving as good as you get

- Thieves and robbers

- Stranger in my own time

- Looks like rain


El alma mater de la agrupación Keef Hartley band echó la persiana en 1972 con el álbum Seventy-second brave, pero poco después volvieron a abrirla en 1974. Miller y Keef miembros de toda la vida, únicos en permanecer desde los inicios, pensaron que no se podía pasar página del todo y se reinventaron para dar vida a una nueva criatura indígena de América del Norte. Continuando con la temática de los indios americanos decidieron llamarse DOG SOLDIER, una denominación que se le daba históricamente a una sociedad militar de la tribu Cheyenne; desempeñó un papel dominante en la resistencia contra los colonos que llegaban del este en la zona que actualmente ocupa Kansas, Nebraska, Colorado y Wyoming. Su máxima era: “No es bueno envejecer; es mejor luchar con valentía en la batalla y morir joven”.De ahí la portada un tanto extraña del soldado Cheyenne cabalgando sentado sobre un caza supersónico.


A parte de ellos dos consiguieron sumar a sus filas a Derek Griffiths que ya tocó junto a Hartley y Anderson en ARTWOODS, una banda liderada por el hermano de Ronnie Wood antes de unirse a la Keef Hartley Band. También entraron Paul Bliss, músico curtido en bajo y teclados en muchos grupos, que grabó el único testimonio de esta formación y participó en la posterior gira. Y por último Mel Simpson, músico competente que más adelante se ocuparía de producciones además de grabar álbumes en solitario.

Al Teller, jefe de United Artist, interesado por el bagaje de Keef Hartley al que seguía de cerca en el mundo del rock viajó hasta Londres para saber que estaba tramando. Es así como escuchó el nuevo proyecto musical quedando muy impresionado. No tardó en ficharlos y así es como llegarían a grabar el solitario álbum. Eran una extensión de la Keef Hartley Band (KHB), pero no iban a sonar igual, puesto que sufrirían presiones por parte de la compañía para que abandonasen el Blues rock que venían realizando. Muy a pesar por parte de todos los componentes cederían al chantaje y eso queda reflejado en el vinilo.

Queda prácticamente descartado el sonido blues, así como los arreglos de viento que eran marca de la casa en la KHB y aquí brillan por su ausencia. Pasan a realizar un hard rock de tintes suaves difícil de encasillar, con muchas influencias, de hecho el disco es un conglomerado de canciones en las que han participado escribiendo todos los miembros en mas o menos cuantía, una mezcla ecléctica, con composiciones que incluyen elementos que tocan muchos estilos, cuya labor está construida sobre una atmósfera y un sonido que se podría atribuir a gente como la Grad Funk Railroad ó Journey setenteros. Aun así se puede decir que es un buen álbum, muy solido, que encierra grandes momentos y que merece la pena escuchar. La crítica musical en general ha cargado contra él, considerándolo un subproducto de baja calidad tal vez por comparación con el pasado……. y es que la sombra de la Keef Hartley band es alargada.

El comienzo con la batería en solitario tal vez se pueda entender como un mensaje donde insinúen, quien continúa al frente por mucho que el nombre de la banda haya cambiado; Pillar de post es una pieza clásica que nos sumerge con un riff rítmico de férreo hard a cargo de las guitarras que luego aumenta su dureza y complejidad con el sólo wah wah de Anderson. Hartley nos bombardea con el bombo más de lo usual, creando entre todos una de las composiciones más pesadas del álbum, en la que sorprende la introducción de sonidos de sintetizador, algo que años atrás parecía inaudito, una presentación que podría indicar por donde va la senda de este homónimo trabajo……. pero no es así. Con un ritmo agitado pero suave arranca Several people, comercial en su estructura con un estribillo muy marcado, nos ofrece coros melódicos y una sección de corte jazzístico en el nudo de la canción con una veloz guitarra de Anderson creando un paisaje más abierto que finaliza conduciéndonos de vuelta al fraseo dominante.

De nuevo la guitarra rítmica nos ofrece unos riffs que se repetirán como parte principal de You are my spark, generando una composición sólida y atractiva a la vez que dinámica con varios giros donde observaremos juegos de guitarra cargados de efectos resolutivos de tendencia progresiva en las manos de Anderson, un solo duro donde hace vibrar las cuerdas. Nuevamente aparecerán coros melódicos arropando a su modulada voz, la cual trabaja y ofrece mucho brillo con gran profesionalidad durante todo el álbum. Long and lonely night es el corte tranquilo para cerrar el lado A, uno de los mejores trabajos vocales, muy melódico con los coros del resto. Accesible, tierno y cálido, nos ofrecen la cara más sensible de la banda. La guitarra se muestra efectista y acompañando al eterno Hammond volvemos a escuchar sintetizadores.

Dando la vuelta al vinilo quizá entramos en un fase más insustancial pero no exenta de calidad, algo más anodina, salvo al final…..pero con Giving as good as you get nos vuelven a mostrar su punto más comercial con una pieza accesible, sencilla y directa. Pegadiza desde el inicio, cumple con su función, nos enganchan con un armonioso y minimalista solo de sintetizador, la rareza de la composición junto a algún elemento delay de la guitarra.

Thieves and robbers con arranque de batería nuevamente, ofrece un esforzado trabajo vocal de Anderson en una seudo-continuación del anterior corte, donde la guitarra parece hablarnos a través del solo.

¿Restos de blues?…….Todavía arrastran su pasado blues. Es lo único que encontraremos en Strangers in my own time, diferente a todo lo que le acompaña en el álbum. La voz sin duda es lo más valioso, también los arreglos de piano que no se prodigan y menos aún los de metales que se observan aquí. Mejora en profundidad al avanzar y gana enteros en calidad.


Queda como colofón el track más extenso de todos, que con más de 11 minutos nos ofrecen para mi gusto la mejor composición, ya no por que sea la más completa sino por que es donde más arriesgan con su estructura. Looks like rain es la más progresiva sin duda con momentos espectaculares en los que parece que la creatividad de todos los miembros se deja llevar por la atmósfera que crean. Se divide en secciones que se dividen bruscamente, la guitarra rítmica nos sacude un grave riff que al oirlo no puedo pensar sino en el In-a-gadda-da-vida de los IRON BUTTERFLY y que aparcado por un rato aparecerá de nuevo al final. Entran en una 2º fase extraña con los instrumentos dormidos y que poco a poco se van activando en una atmósfera que no descifra los siguientes pasos a seguir. La experimentación y la innovación hacen acto de presencia, sorprendente, la instrumentación se enriquece, las guitarras y el bajo trabajan con posiciones obsesivas generando caos entre efectos, desembocando entre ecos y delays en la 3ª fase con el riff inicial de regreso. Este se repite en bucle varios minutos y deriva en la 4º y última fase, la más abierta, espacial y onírica que se encarga del cierre con una melodía que va surgiendo desde el fondo cada vez más compleja con teclado y guitarra en libertad, trasteando y creando mini-improvisaciones hasta alcanzar el climax con todos los instrumentos “a una” alineados con el susodicho riff. Fragmento que no tiene nada que ver con el resto de temas.

El ambiente que rodeó a la nueva banda a la que había marcado tanto el pasado, junto con las fuertes diferencias existentes con la discográfica no fueron el mejor caldo de cultivo para forjar un futuro estable. Tras una gira de presentación por EEUU, los integrantes principales pensaron que aquello no podía continuar, trabajar en contra de sus principios no era la mejor opción, por tanto se dio por terminado el experimento. Creo que puede que fuera lo mejor que podía suceder, el disco deja entrever que aunque reúne mucho talento, la senda a seguir no está clara, no hay un propósito definido, un estilo marcado. De haber continuado estirando el engendro intentando reflotar viejos laureles, es muy posible que hubiera enfangado el exitoso currículum de Keef Hartley y Miller Anderson. 






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